La profesionalizaci¨®n de los ej¨¦rcitos tendr¨¢ un coste a?adido de 100.000 millones anuales

A partir del a?o 2002, el servicio militar dejar¨¢ de ser una obligaci¨®n para convertirse en un derecho. Defensa considera que el art¨ªculo 30 de la Constituci¨®n, que establece el "derecho y el deber de todos los espa?oles de defender a Espa?a", impide que se niegue la posibilidad de realizar la mili a todos aquellos, hombres y mujeres, que quieran hacerla. En consecuencia, el Ej¨¦rcito del siglo XXI estar¨¢ formado no s¨®lo por soldados profesionales, sino tambi¨¦n por voluntarios dispuestos a realizar un servicio de aproximadamente un a?o. La profesionalizaci¨®n costar¨¢ al menos 100.000 millones anuales m¨¢s.

El ministro de Defensa, Eduardo Serra, comparecer¨¢ el martes ante la Comisi¨®n Mixta Congreso-Senado para presentar el informe elaborado por su departamento sobre la profesionalizaci¨®n de las Fuerzas Armadas.La informaci¨®n que ofrecer¨¢ el ministro ser¨¢ forzosamente gen¨¦rica, ya que a¨²n no se sabe cu¨¢ntos militares tendr¨¢ Espa?a en el futuro, lo que deber¨¢ concretarse en el Objetivo de Fuerza Conjunto (OFC), cuya aprobaci¨®n est¨¢ prevista para 1998.

Por eso, los estudios de Defensa se basan en la profesionalizaci¨®n total de las Fuerzas Armadas seg¨²n el modelo vigente, que prev¨¦ contar con 180.000 militares en el a?o 2000. Esta previsi¨®n se considera, sin embargo, poco realista y el propio ministro se ha referido a un contingente total de unos 150.000 efectivos , lo que supone una reducci¨®n del 16,5%.

Profesionalizaci¨®n en seis a?os

Lo que est¨¢ claro es que la profesionalizaci¨®n debe estar concluida dentro de seis a?os, de forma que en el 2003 no haya ya ning¨²n recluta forzoso, y que se mantendr¨¢ tina mili voluntaria para quienes deseen incorporarse a filas por un periodo corto, de. aproximadamente un a?o.Para estimular esta voluntariedad, se ofrecer¨¢n algunos incentivos, como el subsidio de desempleo, una retribuci¨®n equivalente al salario m¨ªnimo y la valoraci¨®n de la mili como m¨¦rito para concursar a empleos en la Administraci¨®n P¨²blica.

Defensa no es demasiado optimista sobre el ¨¦xito de esta f¨®rmula y, en sus planes, s¨®lo prev¨¦ algo m¨¢s de 5.000 reclutas voluntarios al a?o, en torno al 5% de los entre 100.000 y 130.000 soldados que necesita, en funci¨®n de cu¨¢l sea la cifra definitiva.

La otra cara del art¨ªculo 30 de la Constituci¨®n, el "deber de defender a Espa?a", seguir¨¢ subsistiendo a trav¨¦s de la obligaci¨®n de todos los ciudadanos de colaborar a las tareas de la defensa en el caso de que una crisis grave o una agresi¨®n exterior obliguen a una movilizaci¨®n general.

El verdadero problema radica, no obstante, en c¨®mo conseguir que un alto porcentaje de j¨®venes elija la carrera de las armas, siquiera sea con car¨¢cter personal. En 1997 s¨®lo van a incorporarse 3.500 nuevos soldados profesionales, con lo que el n¨²mero total rondar¨¢ los 35.000.

Para contar con unas Fuerzas Armadas profesionales en el 2003 ser¨¢ preciso reclutar entre 10.000 y 15.000 nuevos soldados cada a?o a partir de 1998 y reponer alrededor de 20.000 bajas anuales una vez que el nuevo modelo est¨¦ implantado.

Respecto a los costes del nuevo modelo, las c¨¢lculos m¨¢s prudentes del Ministerio de Defensa lo cifran en 100.000 millones anuales m¨¢s de lo que se gasta ahora, sobre la base de que, aunque s¨®lo las retribuciones superan esta cifra, podr¨ªa ahorrarse en manutenci¨®n y uniformes.

Otras fuentes, sin embargo, doblan esta cifra, ya que estiman que los salarios que se est¨¢n manejando, menos de 1,5 millones anuales de media, no son competitivos, y tampoco puede pretenderse que los soldados profesionales duerman en el cuartel, como hacen los de reemplazo.

La profesionalizaci¨®n de las Fuerzas Armadas no s¨®lo supone aumentar los gastos de personal, sino tambi¨¦n modernizar el material y las ? instalaciones, por lo que el Ministerio de Defensa pretende incrementar su presupuesto desde el actual 1, 1 % hasta el 1,5% del Producto Interior Bruto (PIB), lo que equivale a m¨¢s de 300.000 millones anuales.

La gran baza, y el punto flaco, del nuevo modelo es ofrecer a los futuros soldados profesionales una alta probabilidad de encontra empleo al t¨¦rmino de su compromiso con las Fuerzas Armadas. Defensa pretende que los ex soldados profesionales tengan prioridad a lo hora de ocupar puestos en la Administraci¨®n central, as¨ª como en las auton¨®micas y locales, especialmente en los cuerpos policiales.

El problema est¨¢ en que ser¨ªa necesaria toda la oferta p¨²blica de empleo -que en 1992, cuando fue m¨¢s alta de toda la d¨¦cada, no lleg¨® a 20.000 puestos- para recolocar los excedentes de los ej¨¦rcitos. Defensa cuenta con que una parte de los soldados profesionales se quede definitivamente en el Ej¨¦rcito, no s¨®lo mediante la promoci¨®n interna a suboficiales, que ya existe ahora, sino tambi¨¦n con la creaci¨®n de una tropa permanente.

Estos soldados profesionales de por vida no podr¨ªan ocupar, l¨®gicamente, a partir de determinada edad, destinos que requirieran alto rendimiento f¨ªsico, por lo que tendr¨ªan que pasar a puestos auxiliares y burocr¨¢ticos.