20 helenistas rastrean en Atenas la radical conexi¨®n griega de la cultura espa?ola
Un congreso pide un departamento universitario de filolog¨ªa hisp¨¢nica en Grecia
Ulises, Edipo, Ayax, ?caro; Cronos, Polifemo... La cultura hisp¨¢nica toma los mitos ?le la Grecia cl¨¢sica y los seculariza, despojando de consuelo y trascendencia su lucha heroica. Una huella que une al lazarillo con Cervantes, G¨®ngora, Quevedo, Calder¨®n, Goya, Valle-Incl¨¢n o Unamuno. Veinte helenist¨¢s y profesores de literatura estudian en Atenas hasta ma?ana algunos matices de esa compleja influencia, en el congreso Grecia en Espa?a y Espa?a en Grecia, cuyo prop¨®sito es tambi¨¦n pedir que se abra en alguna universidad griega un departamento de filolog¨ªa hisp¨¢nica.
Uno de los principales animadores del encuentro es Antony Zahareas, hispanista de la Universidad de Minnesota -anteriormente de la de Nueva York-, cuyo inter¨¦s se ha unido en la organizaci¨®n al de la Universidad Panteion de Atenas y el Instituto Cervantes. Entre los asistentes figuran Edward Malefakis, Dimitris Papageorgiou, Charalambos Hatrilambis, Carlos Garc¨ªa Gual, Ram¨®n Irigoyen, Nikos Hatzinikolaou, Antonio Bravo, Jos¨¦ ?lvarez Lopera y Alicia Redondo. El encuentro se completa con una exposici¨®n dedicada a la amistad entre Lorca y Dal¨ª, que fue inaugurada el s¨¢bado por el alcalde de Atenas.Antony Zahareas explica que dentro de las ideolog¨ªas pol¨ªticas y religiosas espa?olas de los siglos XVI y XVII -incluso dentro del ambiente de la Contrarref¨®rma y los procesos inquisitoriales- "existe un tremendo proceso de secularizaci¨®n". Tanto en El lazarillo como en el Quijote cervantino, en La vida es sue?o de Calder¨®n o en el Polifemo de G¨®ngora se percibe esta tendencia en la cultura espa?ola: "La secularizaci¨®n sistem¨¢tica de todos los mitos que adaptan". "Es una contribuci¨®n extraordinaria en el pensamiento europeo", comenta Zahareas, "puesto que ayuda a elevar la claridad y la conciencia. El espa?ol es brutal en su claridad, y el lazarillo regresa a casa, como Ulises, para reconocer con extrema franqueza: 'Yo soy cornudo, mi mujer se entiende con mi protector' o, lo que es lo mismo: ?He sobrevivido!"
Ca¨ªda del imperio
Ulises regresa de unos viajes en los que las tormentas interiores y exteriores estaban determinadas por los dioses. Pero, ?qu¨¦ pasa si en la misma situaci¨®n ya no hay dioses, si ya no hay destino?, ?qu¨¦ pasa si el mito se politiza, se socializa, se seculariza, se convierte en parte de las condiciones hist¨®ricas? "Todos creen que en G¨®ngora lo que interesa es el estilo", se?ala Zahareas, "pero Polifemo destruye a Acis y no hay nada que trascienda esta tragedia: se ha secularizado, se ha brutalizado. Lo que subyace es la tarea del poeta: captar esa lucha tr¨¢gica sin consuelo, sin trascendencias, sin mistificaci¨®n. En 1612, en un ambiente de pura Contrarreforma, se cae el imperio, Espa?a se encoge y todo es desenga?o y p¨¦rdida de ilusiones. Y en esto viene G¨®ngora con ese poema cuya brillantez esconde una tragedia sin alivio, un nuevo caso de secularizaci¨®n del mito".Ayax, el h¨¦roe de Homero, fue castigado por los dioses debido a su jactancia. Literalmente cegado, ataca a unos reba?os de ovejas teni¨¦ndoles por h¨¦roes troyanos. En el Quijote, Cervantes introduce las bases sociales de la locura del protagonista, su funci¨®n hist¨®rica. "Yo, Quijote, veo la ilusi¨®n de una realidad",. explica Zahareas, "pero la novela, no el personaje, deja ver al lector en todos los pasos la realidad de las. ilusiones de Don Quijote. En Cervantes lo que vemos es c¨®mo se hacen los mitos".
Realidad y apariencia
De la misma manera podr¨ªan rastrearse en la literatura espa?ola otros casos en los que los mitos adquieren duplicidades radicales. "Esta literatura es la m¨¢s inclusiva del inundo", sostiene Zahareas. "En vez del s¨ª o no de Kierkegaard, propone el s¨ª y no". En el caso de Calder¨®n, tomado por un escritor de la ortodoxia- cat¨®lica, Zahareas advierte en La vida es sue?o un sorprendente "jesuitism¨® maquiav¨¦lico" con el hecho de que "el nuevo rey sabe mentir, y el auditorio sabe que ¨¦l sabe que no tuvo un sue?o. En pocas palabras, se plantea la discrepancia entre realidad y apariencia, un tema trillado, pero que adquiere rasgos originales en el tratamiento que le dan los espa?oles". En opini¨®n de este profesor, "Calder¨®n defiende el sistema, pero al defenderlo lo desmantela porque nos deja ver c¨®mo funciona en su interior: incluso el sue?o sirve al poder. El mismo Quevedo es contradictorio y al condenar muestra los mecanismos de la condena".La historia del ni?o perdido' (Edipo y Ciro, o Mois¨¦s, "o indirectamente Jesucristo, que desaparece cuando Herodes intenta eliminar a todos los niflos") se refleja en La vida es sue?o, lo mismo que ?caro sobrevuela La Celestina, con Calixto cayendo al vac¨ªo por haberse acercado demasiado al sol. Pero si en el mito hab¨ªa alguna posibilidad de consolaci¨®n, "no hay ninguna en Pleberio", expone Zahareas, "cuyo lamento es m¨¢s que anticristiano; es anticristiano".
En el encuentro ateniense se tratan hasta ma?ana otros aspectos de Wrelaci¨®n, Espa?a-Grecia: desde los paralelismos pol¨ªticos trazados por Edward Malefakis -siendo el principal la decadencia vertiginosa de dos grandes imperios que convirtieron a ambas naciones "en objeto de conflictos internos entre tradicionalistas y modernizadores durante los pasados dos siglos"- hasta las diversas interpretaciones que sobre El Greco se han escrito en Espa?a, reflejadas en la ponencia de Jos¨¦ Alvarez Lopera, profesor de Arte de la Complutense.
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