H¨¦roes de barro
El 6 de noviembre, Nieves S¨¢nchez se quejaba en su diario de haber sido tratada "de manera tan fr¨ªa, tan inhumana". "Yo necesito un pel¨ªn m¨¢s de humanidad, de sensibilidad", insist¨ªa el d¨ªa 10. Pero tres d¨ªas despu¨¦s recibe la noticia del secuestro de Cosme Delclaux y anota: "El coraz¨®n se me alegra sincerarnente( ... ), esa noticia me llena de ilusi¨®n y se me remueven las tripas de gusto". Nieves S¨¢nchez, la militante de ETA detenida el 19 de noviembre en Burdeos, en compa?¨ªa de Juan Mar¨ªa Insausti, Karpov, encargado de la instrucci¨®n de los comandos. Karpov tambi¨¦n ten¨ªa quejas sindicales que presentar porque no le hab¨ªan permitido ver a su familia, y se hab¨ªa desahogado en una carta igualmente pat¨¦tica.Ambos documentos revelan la sordidez de unas relaciones personales marcadas por el autoritarismo, la desconfianza y la crueldad. Algo que contrasta vivamente con la idea que transmiten los propagandistas de ETA. Un te¨®rico del pueblo escrib¨ªa no hace tanto que "el prototipo del actor social de la violencia pol¨ªtica en el Pa¨ªs Vasco es, normalmente el habitante m¨¢s entregado y solidario de toda la comunidad". M¨¢s recientemente, un muy conocido parlamentario navarro de HB defin¨ªa a ETA como "grupo armado de personas altruistas que luchan por sus ideales".
Ese retrato del activista como alguien tal vez equivocado pero generoso en su entrega a una causa noble, forjado en los a?os en que ETA combat¨ªa al franquismo, encaja cada vez menos con la miserable realidad del grupo mafioso que hoy conocemos. En el pr¨®logo que escribi¨® para la primera edici¨®n del Retrato del aventurero, de Roger St¨¦phane, J. P. Sartre contrapone la figura del militante a la del aventurero heroico. Pero no hay h¨¦roe sin auditorio. Obsesionado por sus funerales, por la idea que quede de ¨¦l, el h¨¦roe necesita al militante como testigo y futura pla?idera.
La contraposici¨®n que establece Sartre es demasiado sumaria, porque hasta el m¨¢s modesto militante necesita reconocerse a s¨ª mismo como heroico para perseverar en su oscura entrega. Regis Debray, el intelectual franc¨¦s compa?ero del Che en Bolivia, se pregunta en su ¨²ltimo libro, el autobiogr¨¢fico Alabados sean nuestros se?ores, si no ser¨¢ un componente inevitable de la naturaleza humana esa "necesidad de imaginar grandes avenidas para arriesgarse a dar peque?os pasos". Los primeros pasos, especialmente.
Sartre dice preferir la expresi¨®n "hombre de acci¨®n" a la de "aventurero". Memorias de un hombre de acci¨®n es el t¨ªtulo bajo el que agrup¨® Baroja las 22 novelas cuyo protagonista es Eugenio de Aviraneta, el conspirador por antonomasia. El hombre de acci¨®n, sostiene Jon Juaristi en un pr¨®logo reciente a esa serie barojiana, se ajusta al modelo nietzscheano: "Obra de modo que tus actos concuerden y parezcan dimanar de la figura ideal que te has formado de ti mismo". El hombre de acci¨®n no act¨²a tanto por impulsos sociales como movido por su propia sed de inmortalidad. "Estos hombres de acci¨®n", dice Baroja a prop¨®sito de su personaje, "se forjan, sin saberlo, motivos que salen de ellos, y los toman como si vinieran del ambiente".
Para seguir en la brecha el activista de ETA necesita tachar todo signo de la realidad que contradiga la imagen que se ha forjado de s¨ª mismo. No s¨®lo los activistas. Bego?a Garmendia es aquella concejala donostiarra de HB que tras el asesinato de su compa?ero de corporaci¨®n Gregorio Ord¨®?ez expres¨® en voz alta sus dudas. Entrevistada el pasado verano, se quejaba de que su disidencia hab¨ªa sido "utilizada desde fuera para intentar debilitar a HB", y advert¨ªa que "me cuidar¨¦ muy mucho la pr¨®xima vez". Pero lo m¨¢s significativo es su disgusto ante la respuesta dada por los partidos democr¨¢ticos a la ¨²ltima oferta de negociaci¨®n de ETA: "Me resultaba un poco frustrante que se volviera a emplazar a la organizaci¨®n a dejar las armas", dice. Sin duda preferir¨ªa hablar de otras cosas que no enturbiaran la imagen tranquilizadora de ETA como grupo altruista movido por un ideal. Pero eso no hace que se desvanezca la s¨®rdida realidad de un grupo dedicado principalmente a secuestrar y asesinar.
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