No hagan caso
Una comedia dram¨¢tica: hasta cierto punto, porque los muertos parecen estar satisfechos de su suerte. Virginia -la primera actriz, Ana Mar¨ªa Vidal- me parece que es lo que se suele llamar gafe, por la cantidad de cad¨¢veres que va acumulando en su vida: dos maridos, su padre, el joven novio de su hija; su ultimo novio, maduro (Mariano Vedoya) se le va para casarse con la hija que tuvo con su primer marido, lo cual parece un castigo por su tendencia a la promiscuidad sexual, de la que es algo obsesa (Nuria Gallardo).Quiz¨¢s mejor que casarse con la chica apetente que con Virginia, cuyo humor es absolutamente insoportable y tampoco cree mucho en la castidad. Es en realidad muy antip¨¢tica para con todos los personajes de la obra, con excepci¨®n de los muertos (incluso una bella escultura, original de Manolo Gonz¨¢lez), parece que sube tambi¨¦n al cielo: huir, huir de esa casa y de ¨¦sas dos mujeres tan insoportables y tan malas estudiantes.
No faltes esta noche
Autor: Santiago Mart¨ªn Berm¨²dez (premio Lope de Vega del a?o 1994). Int¨¦rpretes: Mariano Vedoya, Ana Mar¨ªa Vidal, Arturo L¨®pez, Nuria Gallardo, Santiago Mel¨¦ndes, Gabriel Moreno. Escenograf¨ªa: Ram¨®n S¨¢nchezPrats. Figurines: Jorge P¨¦rez.Escultura: Manolo Gonz¨¢lez. Director: Carlos Mart¨ªn. Estreno en el Teatro Espa?ol de Madrid, d¨ªa 19 de diciembre de 1996.
Duda teatral
La duda teatral que se mantiene es la de si esos fantasmas se aparecen realmente o si son una ficci¨®n de la rara mente de Virginia y su menopausia. Yo me atrevo a pensar que son, en efecto, nada m¨¢s que proyecciones de ella, a juzgar por la insulsez de su di¨¢logo: un muerto que vuelve del m¨¢s all¨¢ se presume que tener otro peso mental, aunque ya se advierte que no fueron brillantes en sus carreras, como tampoco lo ha sido Virginia.Pero la responsabilidad de todo el pensamiento y la fraseolog¨ªa de la obra hay que atribuirlo m¨¢s bien al autor de la obra, Santiago Mart¨ªn Berm¨²dez. Los movimientos de los muertos probablemente deben ser obra del, director, Carlos Mart¨ªn; o de la tradici¨®n esc¨¦nica espa?ola, porque en las much¨ªsimas obras de muertos que hay en la historia del teatro en Espa?a, desde la tradici¨®n de Tirso hasta nuestros d¨ªas, todos se mueven igual: despacito. Y est¨¢n empalidecidos, un poco p¨¦treos.Todo esto no alcanza a ninguna de las virtudes del arte del teatro, aparte de la correcci¨®n que se percibe en todo, y la moderaci¨®n. Lo que vemos en el escenario ni divierte, ni inquieta,- ni asusta, ni angustia. Aburre. La representaci¨®n del d¨ªa 20 reuni¨® a unos cuarenta espectadores y termin¨® con algunos menos: quiz¨¢ si se hiciera sin descanso. (el corte en la acci¨®n es innecesario) se retendr¨ªan m¨¢s espectadores. Los aplausos son de cortes¨ªa. Al reclamo del t¨ªtulo de la obra, No faltes esta noche, yo me atrever¨ªa a oponer otra recomendaci¨®n adversa.
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