Tradicional subproducto navide?o

Tres veces M¨ªster Universo y siete M¨ªster Olympia, el austriaco Arnold Schwarzenegger llega al cine un tanto por casualidad a principios de la d¨¦cada de los setenta. Sin embargo, gracias al ¨¦xito de Conan, el b¨¢rbaro (1982), de Richard Fleischer, y Terminator (1984), de James Cameron, a pesar de ser un p¨¦simo actor, y tener un fuerte acento centroeuropeo, se impone como el imprescindible protagonista de las m¨¢s violentas historias de acci¨®n.Aunque parezca una broma, se convierte en uno de los grandes del cine norteamericano de los a?os ochenta y noventa y entonces trata de demostrar que es alguien capaz de dar algo m¨¢s que mamp¨®rros de tener un cierto parecido con un actor al protagonizar algunas tontas comedias dirigidas por Ivan Reitman.

Su ¨²ltima intentona por escapar de la desatada violencia que siempre rodea sus m¨¢s comerciales pel¨ªculas, se llama Un padre en apuros, un tradicional subproducto envuelto en eso tan comercial como pringoso que se ha dado en llamar esp¨ªritu navide?o. En esta ocasi¨®n interpreta a un ocupado padre que deja para el ¨²ltimo momento la adquisici¨®n del violento mu?eco que Santa Claus debe entregar, a su hijo en Nochebuena.

Arropado por una desproporcionada campa?a publicitaria, que la convertir¨¢ en el gran ¨¦xito de estas navidades, el ¨²nico posible atractivo de este subproducto, rodado deprisa y corriendo por el siempre tosco realizador Brian Levant, es exponer la terrible influencia que la publicidad en televisi¨®n tiene sobre los ni?os Sin embargo, y como es l¨®gico, es algo que s¨®lo se muestra de pasada, que se expone como un fen¨®meno natural, pero que en absoluto se critica por estar la propia pel¨ªcula inmersa en ¨¦l.