"Acercar a los presos vascos deslegitimar¨ªa a los violentos
Abogado de profesi¨®n, vasco de nacimiento, y de coraz¨®n, Emilio Olabarr¨ªa es miembro del Consejo General del Poder Judicial a propuesta del PNV o, mejor dicho, "del Parlamento", como ¨¦l matiza con ¨¦nfasis... Tiene 41 a?os y practica las artes marciales "como deporte". Se confiesa "lector compulsivo de todo lo que merezca la pena" (recupera en estos d¨ªas a Baroja y a Unamuno) y est¨¢ disfrutando con El resplandor, una novela de terrorismo psicol¨®gico. Emilio Olabarr¨ªa est¨¢ convencido de que los jueces deben actuar con contundencia contra el mundo de HB, para que los ciudadanos no se desmoralicen o piensen que tienen miedo. Si tuviera que elegir, se quedar¨ªa en Llodio para vivir en Euskadi.Pregunta. El consejero de Interior del Gobierno vasco, Juan Mar¨ªa Atutxa, "clama" por una reforma de las leyes que deber¨ªan reprimir la apolog¨ªa del terrorismo. ?Son insuficientes las leyes o, simplemente, no se aplican?
Respuesta. He hablado con Atutxa y lo que ¨¦l realmente ha planteado es un silogismo: si las leyes no son suficientes, Atutxa insta a su modificaci¨®n, y si lo son, a que se incite a las instancias pol¨ªticas y judiciales correspondientes a que las apliquen de forma inmediata en cada caso. Atutxa ha hecho simplemente una reflexi¨®n para suscitar un debate pol¨ªtico que es necesario. Porque el fen¨®meno de la violencia en el Pa¨ªs Vasco es un tema muy complejo como para hacer planteamientos elementales. En primer lugar, por la propia etiolog¨ªa del fen¨®meno, por su propia naturaleza, que ya es compleja en si misma. Ah¨ª concurren diversas circunstancias, abertzalismo radical por una parte, marginalidad por otra parte, y adoctrinamiento, provocado estrat¨¦gicamente, en algunos centros de educaci¨®n... En el ¨¢mbito pol¨ªtico requiere soluciones pol¨ªticas, y sobre todo la conciencia de que no es bueno dar esa sensaci¨®n de divisi¨®n que a veces se da, precisamente en momentos donde la unidad es esencial. En segundo lugar, es importante privar a los violentos de las banderas de pretendida "legitimaci¨®n" que utilizan. Hay que privarles tambi¨¦n de la bandera de los presos como elemento de movilizaci¨®n y legitimaci¨®n social.
P. En su opini¨®n, ?qu¨¦ deber¨ªa hacerse para privar a los violentos de esa bandera de legitimaci¨®n?
R. Pues lo que ya han propuesto el Parlamento vasco y muchos partidos en Euskadi y muchas organizaciones pacifistas: buscar f¨®rmulas m¨¢s adecuadas a la legalidad y, posiblemente, el acercamiento de los presos a las c¨¢rceles del Pa¨ªs Vasco deslegitimar¨ªa a los violentos...
P. ?Incluso mientras siga habiendo personas secuestradas por ETA?
R. Es que son cuestiones que no tienen nada que ver. Un problema es c¨®mo abordar la violencia, y otro problema es el de la debida eficacia de la acci¨®n policial para reprimir hechos que son delictivos, de aut¨¦ntica criminalidad. Es probable que tambi¨¦n sean necesarias f¨®rmulas que incrementen la eficacia de la actuaci¨®n de los jueces y magistrados, del ministerio fiscal, pero sobre todo, buscar f¨®rmulas de mayor eficacia policial y judicial de los fen¨®menos violentos. Hay delitos de amenazas que se cometen con mucha frecuencia, delitos de agresiones, de apolog¨ªa del terrorismo, como circunstancias agravantes, porque la apolog¨ªa no es un delito en s¨ª misma.
P. ?Usted cree que la negociaci¨®n con ETA es necesaria?
R. Aunque sea dif¨ªcil decirlo en las actuales circunstancias, yo creo que est¨¢ en la mente de todos que ante un fen¨®meno colectivo de las caracter¨ªsticas que tiene el de la violencia en el Pa¨ªs Vasco hay que habilitar v¨ªas de negociaci¨®n cuando las circunstancias sociales lo permitan... Desde luego, parece que algunos sectores o personas de dentro de ETA y su entorno lo que tratan es de impedir, de desactivar cualquier posibilidad de di¨¢logo, de aproximaci¨®n...
P. Parece que estamos asistiendo a un proceso de provocaci¨®n en el que HB y su entorno desean exhibir, de forma evidente, su conexi¨®n con ETA... ?Est¨¢n tan seguros de su impunidad?
R. Yo creo que ellos, el mundo de HB, nunca se han preocupado porque es a visualizaci¨®n de su conexi¨®n con ETA no fuera percibida por los ciudadanos. Est¨¢ en el inconsciente del pueblo de Euskadi que esa vinculaci¨®n entre HB y ETA existe. Es una obviedad que hoy ya no discute nadie y que ellos tampoco la negar¨¢n nunca con demasiado ¨¦nfasis. Creo que estamos ante un proceso de radicalizaci¨®n progresiva, yo dir¨ªaque de enquistamiento en sus posiciones que, aunque parezca contradictorio, tiene mucho que ver con su propia debilidad.
P. Pero ?la provocaci¨®n, la utilizaci¨®n de las libertades del Estado de derecho, no es en s¨ª mismo un objetivo buscado?
R. En mi opini¨®n, es algo mucho m¨¢s simple y que tiene mucho que ver con la progresiva disminuci¨®n de la capacidad operativa de ETA. Esto les ha obligado a buscar una actividad violenta sustitutoria que se alimenta de gente joven, de violencia urbana pero que, en t¨¦rminos estrat¨¦gicos, no les est¨¢ dando el resultado que esperaban. L¨®gicamente, la frustraci¨®n de esas expectativas ha producido una progresiva radicalizaci¨®n de la direcci¨®n. Lo grave es que esa radicalizaci¨®n no es contestada por aquellos que, desde dentro de la propia ETA, no comparten esta estrategia.
P. Esa dificultad en lograr una negociaci¨®n con garant¨ªas, y desde luego la evidencia de que ETA no quiere dejar de matar, ?hasta qu¨¦ punto frustra la esperanza del PNV, como partido casi hegem¨®nico en el ¨¢mbito nacionalista, de controlar el proceso de paz?
R. El PNV no tiene esperanza de controlar el proceso de paz, sino de acabar con la violencia en Euskadi. Y desde esa perspectiva siempre ha ofrecido sus servicios, su capacidad de interlocuci¨®n, de conocimiento del entorno del mundo abertzale, para lograr un proceso de entendimiento, de di¨¢logo... Han sido siempre experiencias no fruct¨ªferas, sino un tanto frustrantes, desgraciadamente.
P. La activa respuesta ciudadana, sobre todo en Euskadi, a la violencia callejera, a las provocaciones de ETA y HB, ?no han legitimado una l¨®gica interrogante respecto a la inactividad de los jueces? ?Hasta qu¨¦ punto el miedo explica lo que muchos ciudadanos califican de inhibici¨®n?
R. Yo no creo que los jueces dejen de actuar por miedo. Lo que pasa es que no existe el delito de apolog¨ªa del terrorismo, sino como circunstancia agravante. Pero los jueces s¨ª act¨²an y tenemos casos bien claros, como el del v¨ªdeo electoral de Herri Batasuna, con la citaci¨®n a sus 25 dirigentes. La actuaci¨®n de los jueces es globalmente correcta, a pesar de la situaci¨®n problem¨¢tica en la que tienen que actuar: ser juez en Euskadi no es lo mismo que serlo en Madrid; ¨¦sta es una obviedad que es preciso recordar. No se trata de que haya llegado la hora de los jueces, sino de que ¨¦stos tengan instrumentos suficientes para poder actuar. Por otra parte, las condiciones garantistas de las leyes de un sistema democr¨¢tico no permiten actuar con motivaciones emocionales, que no tienen acogida en la normativa. Inevitablemente, la protecci¨®n de los derechos ciudadanos choca contra las actuaciones de abuso que hacen quienes no est¨¢n dispuestos a vivir en un sistema de libertades, sino a utilizarlas espuriamente.
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