El acad¨¦mico y el periodista

Tanto respeto me merece don Carlos Seco, acad¨¦mico de la Historia, como don Jaime Pe?afiel, periodista. Escribo estas l¨ªneas desde la m¨¢s estricta objetividad, para dar testimonio de lo que positivamente s¨¦, y a prop¨®sito del art¨ªculo del primero Una puntualizaci¨®n necesaria (EL PA?S, 10 de enero).No lleva raz¨®n don Carlos Seco. Muy bien pudo decirle la reina Victoria Eugenia a Pe?afiel, ¨²ltimo periodista que la entrevist¨® antes de su muerte, lo que el acad¨¦mico le discute. En 1968 todos los c¨ªrculos mon¨¢rquicos de Madrid comentaron en voz baja -en voz alta, sumidos en el franquismo no se pod¨ªa- la supuesta conversaci¨®n de Franco con la anciana soberana respecto al porvenir din¨¢stico de los Borbones, sus descendientes. Luis Mar¨ªa Anson viaj¨® semanas despu¨¦s de la supuesta conversaci¨®n a Lausana para visitar a la reina, e intent¨®, con tacto, tratar del asunto. Esto me consta personalmente que fue as¨ª. En su libro Don Juan, Anson cuenta incluso que le dijo a la reina: "Pens¨¦ aclarar este asunto. La verdad es que no se habla de otra cosa en algunos medios profesionales".En consecuencia, ?por qu¨¦ iba a ignorar Pe?afiel lo que los dem¨¢s coment¨¢bamos sin rebozo? El que no se diera cuenta escrita de ello hasta a?os m¨¢s tarde no empece el que dicho periodista conociese el percal y lo tratase con su majestad, que, dicho sea de paso, era muy parlanchina.-