Italia asiste sin pasi¨®n a los juicios del primer ministro y del presidente de Fiat
Tanto Romano Prodi, el primer ministro italiano, como Cesare Romiti, presidente de Fiat, la empresa que ha sido denominada un Estado dentro del Estado, comparecer¨¢n hoy ante el juez como acusados, en circunstancias y procesos distintos. Nunca la justicia hab¨ªa llegado tan alto. Pero la gran novedad es que, a diferencia de lo que habr¨ªa ocurrido hace s¨®lo unos meses, estas noticias no conmueven ya a la sociedad ni al sistema pol¨ªtico. Prueba de que los procesos han perdido su poder desestabilizador en Italia es que la lira y la Bolsa est¨¢n subiendo pese a ellos.
Prodi ha asegurado que, aunque la audiencia preliminar a que ser¨¢ sometido hoy en relaci¨®n con un delito de prevaricaci¨®n y tr¨¢fico de influencias supuestamente cometido en 1993, cuando era presidente del Istituto per la Ricostruzione Industriale (IRI), concluyera dentro de unos d¨ªas con la decisi¨®n de procesarle, no dimitir¨¢. Y esa afirmaci¨®n que el pasado mes de noviembre, cuando estall¨® el caso, resultaba poco cre¨ªble, parece hoy veros¨ªmil.Romiti ciertamente seguir¨¢ en la presidencia de Fiat, aunque sea condenado por los delitos de financiaci¨®n ilegal de partido pol¨ªtico, falsificaci¨®n contable y fraude fiscal de los que se le acusa en el proceso que comienza hoy en Tur¨ªn. Fue elevado a la presidencia de Fiat cuando ya se sab¨ªa que ser¨ªa juzgado.
El juicio de Romiti se celebrar¨¢ a puerta cerrada y seguramente en ausencia del acusado, ya que los jueces han aceptado la propuesta de la defensa de un proceso abreviado previsto por la ley para aligerar de trabajo a los tribunales. En consecuencia, no se podr¨¢ saber mucho de los manejos financieros y las comisiones ilegales pagadas.
El procesamiento de Romiti, gran gestor de Fiat como consejero delegado desde 1980, representa, en efecto, la culminaci¨®n de los numerosos problemas judiciales que el primer grupo privado italiano padece desde1993. Pero es posible que no cierre totalmente las peripecias en tribunales de Romiti, pues el hoy presidente de Fiat ha sido tambi¨¦n denunciado por un acusado en las investigaciones sobre presuntos delitos cometidos en la gesti¨®n del grupo editorial Rizzoli-Corriere della Sera (propietario en Espa?a del 45% de El Mundo), perpetrados tras la toma de control del mismo por parte de Fiat y otros socios.
A partir de 1993, m¨¢s de una docena de ejecutivos de Fiat iniciaron en la c¨¢rcel un calvario de interroegatorios, enfrentamientos y contradicciones que concluyeron en despidos y precipitaron la venta de la constructora de la Cogefar Impresit, la constructora del grupo. Los magistrados llegaron hasta Francesco Paolo Mattioli, director financiero y n¨²mero tres del organigrama, y hasta Romiti, que ha servido de firme parapeto a Giovanni Agnelli, hoy presidente honorario del grupo.
Tambi¨¦n la citaci¨®n judicial de hoy contra Prodi se desarrollar¨¢ a puerta cerrada, como todas las audiencias preliminares, y es igualmente muy improbable que el propio primer ministro acuda a explicar al juez que no hubo ilegalidad en la venta de la empresa p¨²blica Cirio a unos intermediarios italianos que, a su vez, la vendieron a Unilever.
La mejor garant¨ªa de estabilidad para Prodi es el acuerdo cerrado por Massimo D'Alema y Silvio Berlusconi, como l¨ªderes de los dos partidos mayoritarios, de izquierda y derecha, respectivamente, para colaborar en la reforma del sistema pol¨ªtico. Puntos impl¨ªcitos de ese acuerdo son la ley aprobada la semana pasada por el Gobierno que permitir¨¢ a los corruptos librarse de la c¨¢rcel y que no tendr¨¢ efectos procesales mientras no sea aprobada por el Parlamento; la reforma de la ley de financiaci¨®n de los partidos pol¨ªticos, que apunta a la despenalizaci¨®n del delito correspondiente, y una reorganizaci¨®n pendiente del sistema televisivo, aceptable para Silvio Berlusconi.
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