Depende
La pol¨¦mica sobre la financiaci¨®n auton¨®mica -una pol¨¦mica antigua, de la misma edad que la autonom¨ªa- ofrece c¨ªclicamente algunas lecciones instructivas. La reacci¨®n de los socialistas catalanes -o al menos de parte de ellos- ante la posibilidad de qu¨¦ el PSOE presente un recurso de inconstitucionalidad contra la cesi¨®n del 30% del IRPF a las comunidades aut¨®nomas es la ¨²ltima de esas lecciones. El PSC, por boca de Joaquim Nadal, dice comprender que algunas comunidades aut¨®nomas gobernadas por socialistas presenten ese recurso, pero se opone a que sea el PSOE el que lo haga. M¨¢s all¨¢ de cu¨¢les sean sus intenciones pol¨ªticas -o el nivel de su confusi¨®n-, lo cierto es que Nadal descubre con una luminosidad dolorosa uno de los principales problemas de la democracia espa?ola: la inexistencia de una raz¨®n pol¨ªtica compartida. El nuevo sistema de financiaci¨®n puede ser eficaz o ineficaz, discriminador o solidario, transitivo o no. Pero un partido pol¨ªtico -lo que antes se llamaba, con una buena voluntad tan encantadora, un intelectual colectivo- no puede evaluar la justeza de esos t¨¦rminos en funci¨®n del lugar desde donde hayan sido enunciados. Los socialistas, catalanes incluidos por el momento, han de decidir si ese sistema les conviene -y si lo encuentran ajustado a la ley-, y tienen que actuar en consecuencia. S¨®lo as¨ª evitar¨¢n que empiece a ser un lugar com¨²n lo que hoy es ya algo m¨¢s que una sospecha: la inexistencia de una raz¨®n socialista v¨¢lida para Espa?a. Lo contrario, asentir t¨¢citamente a que sean los Gobiernos regionales implicados los que lleven la carga tribal de la prueba, no es s¨®lo la institucionalizaci¨®n de la hipocres¨ªa pol¨ªtica, sino algo mucho peor: la adhesi¨®n al principio nacionalista seg¨²n el cual la raz¨®n -y todo lo que arrastra- no emana de los hombres, sino de los territorios.
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