Cultura zul¨², crimen sexual y habas contadas
A mitad de la cuesta de enero, ?que vaya si es curva sin el Indur¨¢in!", el hormiguillo cultural se adensaba, en blanco y negro o como por desastre de magia, entre lo que hab¨ªa rebuznado el profesor Quintana y lo que se callaba el guacamayo de Kounellis, sabedor este ¨²ltimo del fin del pobre loro de Flaubert: permanecer disecado y, adem¨¢s, por partida doble. Menos mal que despu¨¦s, cuando la noche cae con todo el equipo, el picor del esp¨ªritu casi desaparece, f¨ªjate, por m¨¢s que ahora se revuelvan las tripas ante los modositos y las apariciones marianas, ?aleluya!, teledirigidas por algo cabizbajo que un buen amigo m¨ªo de Pamplona suele llamar el SOS del Pensamiento Navarro. Misi¨®n cumplida. Lo raro es que todo eso, enardecido a causa del subid¨®n burs¨¢til, haya llegado a coincidir con mi lectura obsesiva de un libro-pulga peruano (5 x 3,5 cent¨ªmetros), cosa que me ha llevado a acordarme de Vargas Llosa, sorprendido con. lo de la Embajada de Jap¨®n en Lima mientras le¨ªa las gongorinas Soledades: "La menor onda chupa al menor hilo".Ese librito, acaso mi postrera lectura sin lupa, se titula A los padres y maestros, est¨¢ impreso en Per¨² para la editorial Sairam y contiene 600 reflexiones apretadas "de diversos autores", aunque el devoto recopilador, Brice?o Polo, se reserva desde el principio todos los derechos de autor. Me lo ha mandado Fanny Rubio como regalo de Reyes, y es un modelo espl¨¦ndido de realismo no vergonzante. Por ejemplo, introduciendo al lector en el meollo maternal de la cultura zul¨² con este varonil y escrupuloso aplomo: "Cuando se nace zul¨², se cr¨ªa al ni?o con el pecho materno y la madre lo lleva sobre su espalda desnuda, piel a piel, c¨¢lido y tambi¨¦n desnudo, durante dos a?os ininterrumpidos. Aquel ni?o recibe m¨¢s contacto f¨ªsico y m¨¢s amor f¨ªsico que cualquier ni?o de cultura occidental, con raras excepciones".
Exceptuando lo que hubiere que exceptuar, para eso estamos, ?qu¨¦ les ocurre, mientras tanto, a los ni?os occidentales? Pues que a menudo son las v¨ªct¨ªmas "de un crimen que es preciso denunciar". Horror¨ªcese el lector: "Hay crimen cuando la mujer contin¨²a teniendo relaciones sexuales con su marido despu¨¦s de haber quedado encinta. Porque aquel ser que est¨¢ dentro de la madre recibe en ese momento una fuerte corriente de energ¨ªa sexual que queda profundamente grabada en su fr¨¢gil naturaleza, provocando despu¨¦s de su nacimiento un despertar sexual prematuro y toda clase de desequilibrios emocionales, como asimismo la inversi¨®n sexual". (Todo se acaba sabiendo).
Lo mejor, al parecer, es aguardar. Y, en cuanto nazca el ni?o, si queremos hacerlo feliz, tendremos que seguir a rajatabla estos sabios consejos: "Cuando te busque con su mirada, m¨ªralo. Cuando te tienda los brazos, abr¨¢zalo. Cuando te busque con su boca, b¨¦salo. Cuando te quiera hablar, esc¨²chalo. Cuando se sienta solo, acomp¨¢?alo. Cuando se sienta desamparado, amp¨¢ralo. Cuando te pida que lo dejes, d¨¦jale. Cuando te pida volver, rec¨ªbelo. Cuando se sienta triste, consu¨¦lalo. Cuando est¨¦ en el esfuerzo, an¨ªmalo. Cuando est¨¦ en el fracaso, prot¨¦gelo. Cuando pierda toda esperanza, ali¨¦ntalo. Porque as¨ª estar¨¢s creando un mundo lleno de amor". De lo contrario, ?qu¨¦ ajetreo!, un negro atardecer descubriremos que el ni?o, ya crecido, acostumbra a ponerse de rodillas ante el televisor para entonar esta moderna plegaria: "Jes¨²s m¨ªo, transf¨®rmame en un televisor, para que mis padres cuiden de m¨ª como cuidan de ¨¦ste. Y para que me miren, Jes¨²s, si no con la misma atenci¨®n y por tanto tiempo, al menos por alg¨²n tiempo con el inter¨¦s que tienen por esa caja de madera. As¨ª sea". (Consulte el no creyente la p¨¢gina 52 de la obrita citada).
?Y luego? No hay que descuidarse: "Si un adolescente satisface su concupiscencia, aunque sea una sola vez, antes de su mayor¨ªa de edad, le pasar¨¢ lo mismo que a Esa¨², que, por un plato de lentejas, vendi¨® su primogenitura". En semejante contexto, leguminoso y moral, me ha dado por repetir aquel dicho del casticismo universal: "En todas partes cuecen habas'. Aunque sin olvidarme de lo a?adido por un lime?o ¨¢gil que eso mismo escuchaba: "S¨ª, pero en Lima s¨®lo habas".
Babelia
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