"Esta novela salda mis cuentas y abre la puerta a otros libros"
Pregunta. En la contraportada de la novela explica que el libro trata de la infancia. Creo que de lo que de verdad ha escrito es de la cobard¨ªa y el conformismo.Respuesta. S¨ª, tiene raz¨®n. La infancia es una excusa, el marco en que se desarrolla la percepci¨®n de la ni?a, Manuela, sobre los comportamientos adultos, que son, a la postre, los modelos de los que ella se nutrir¨¢. Hay conformismo y cobard¨ªa en la madre; incluso en el t¨ªo, que para m¨ª es el h¨¦roe, pero que siempre se escapa. En cuanto al padre, es una inc¨®gnita. Aunque puede decirse que todos los personajes, incluida Manuela, son v¨ªctimas de su ¨¦poca, y de la vida.
P. ?Qu¨¦ cuentas ha saldado consigo misma en esta novela?
R. Parecer¨¢ pedante pero creo que todas, porque creo, como Le Carr¨¦, que la infancia es la clave de todo, de lo que uno va a ser, y para el escritor es el pozo sin fondo de ideas y experiencias. Yo he inventado m¨¢s del 80% de mi novela, pero justamente lo he hecho para remediar lo que a la vida se le olvid¨® entregarme.
P. La ni?a protagonista se escapa de la negrura del entorno a trav¨¦s de los retazos de fantas¨ªa que le proporciona su t¨ªo. Son retazos de cine, ¨®pera..,cultura en suma. El cine en particular parece fundamental en la infancia de la ni?a.
R. S¨ª. Todo eso es inventado pero existi¨®. Lo que Manuela recibi¨® de su t¨ªo yo lo obtuve de Terenci y Anna Maria Moix, de una amiga llamada Amparo Miera, de mi propia desesperaci¨®n por abandonar el barrio... Porque a m¨ª, como a Manuela, me angustiaba la pobreza, pero lo peor, y lo sab¨ªa desde muy peque?a, era la ignorancia que hab¨ªa all¨ª. Por eso, a¨²n hoy, matar¨ªa por un buen libro, por una buena pel¨ªcula, por una buena charla acerca de una pel¨ªcula y un libro.
P. Las mujeres del entorno de la ni?a protagonista son la personificaci¨®n de la dureza. No hay amor en ellas o no se lo permiten ni dejan que crezca a su alrededor.
R. No, no lo hay, y ¨¦sa es la tragedia. Yo he querido contar que una mujer reducida al poder dom¨¦stico puede ser una aut¨¦ntica arp¨ªa y que no le hace falta ser rica para destruir vidas. El problema es que, siendo la mujer m¨¢s fuerte de lo que se le admit¨ªa, cuando tuvo que reducirse al ¨¢mbito familiar verti¨® ah¨ª todo su veneno. Las mujeres de mi novela no son felices, no quieren serlo, no se lo permiten y, como consecuencia, detestan la felicidad ajena. Ejercen el control total de la ara?a sobre cuantas moscas pululan a su alrededor y el drama es que la propia ara?a est¨¢ -cubierta de mierda. El problema es que, en su frustraci¨®n, no se daban cuenta de que sus vidas, reducidas, modestas y entre bastidores, habr¨ªan podido irradiar algo de ternura, de amor. Claro que en otros casos no fue as¨ª, pero en mi barrio y en mi infancia conoc¨ª a muchas celadoras de la desdicha ajena. Son dignas de piedad, y creo que eso es lo que Manuela siente al final de mi novela.
P. Hay mucha compasi¨®n en esa interpretaci¨®n.
R. Seguramene. Pero es que yo reo que lo contrario de la compasi¨®n s el rencor, y que el superviviente, en este caso Manuela, o puede vivir convertida en una sombra rencorosa. Hay que comprender-aunque no estoy segura, porque esas personas se llevaron muchas vidas por delante-, sobre- todo por uno mismo. Y cerrar cap¨ªtulo, aprender, no repetir comportamientos. S¨®lo as¨ª se puede seguir adelante y hasta escribir otro tipo de novelas.
P. Puede ser una comprensi¨®n interesada en el sentido de que tambi¨¦n es, muy dif¨ªcil asumir que no nos quieran. Especialmente dif¨ªcil de asimilar si quien no te quiere es tu padre o tu madre.
R. Claro que es de lo contrario ser¨ªa imposible salir adelante. Pero quiero matizar. La madre de Manuela, que est¨¢ inspirada en la m¨ªa, no es que no quiera: es que no sabe querer, es que ha fracasado. en todo; y la hija es para ella la prueba viviente de su fracaso. Y eso, a m¨ª, me da un punto de partida para la compasi¨®n. Otra cosa es el caso de la t¨ªa, que ni quiere a nadie ni nunca sabr¨¢ lo que es el cari?o. Y s¨ª, como dice, es muy dif¨ªcil aceptar que no te quieran en el lugar oportuno ni en el momento adecuado, eso te puede endurecer hasta el extremo de ser igual que quien no te am¨®. Por eso hay que comprender, insisto.
P. Para haber crecido rodeada de tanta cobard¨ªa, es usted, a mi juicio, una mujer rompedora y muy valiente.
R. No soy valiente. Yo, en las manifestaciones antifranquistas,no corr¨ªa por miedo, me quedaba paralizada y me zurraban, y luego dec¨ªan los amigos que qu¨¦ valiente. No, lo que yo soy es libre. De verdad, sin soberbia, he dicho que no tengo el cono para ruidos, y es as¨ª. Yo no trabajo en este peri¨®dico por sumisi¨®n, ni escribo mis columnas porque toca, ni dejo de beber whiskies porque convenga, ni de cantar por los pasillos aunque no le guste al redactor jefe de turno. Sencillamente, en alg¨²n bendito momento de mis treinta y tantos -porque los otros a?os anteriores fui un caos con patas-, me di cuenta de que esto es un chollo: me refiero a vivir, escribir, contarlo, tener amigos... Y soy como soy y funciono. Gracias al cielo, me funciona ser como soy, de modo que no tengo que chuparle las medias a nadie. Puede que todo esto se lo deba a aquella cobard¨ªa que presencie, a aquella renuncia, a aquella dejaci¨®n absoluta.
P. Creciendo en un entorno tan ¨¢spero, va de dura, pero quienes la conocen saben que es, una sentimental. Por ejemplo, es orientativo ver que ha repartido los nombres de sus mejores amigos entre los protagonistas: Ismael, Diego, Irene...
R. Yo creo que soy sentimental justamente por el entorno, al contrario que mi protagonista (eso lo aprend¨ª muy temprano), y tuve la suerte de ser recompensada con amigos. En efecto, a Ismael L¨®pez-Mu?oz, que fue un gran amigo y periodista de esta casa, que para nuestra desgracia muri¨® cuando empez¨® el yuppismo, le homenajeo d¨¢ndole su nombre al mejor personaje. Irene es una amiga entra?able que trabaja en El Mundo, y Diego es Diego Gal¨¢n, a quien adoro. Lo cual no quiere decir que no tenga muchos m¨¢s amigos cuyos nombres no he podido acomodar, por modernos o porque no encajaban. De cualquier modo, el de Ismael fue un fetiche, me dio suerte.
P. El tiempo la ha hecho cada vez m¨¢s comprensiva y generosa con los dem¨¢s, pero esa tolerancia no la tiene consigo misma. Siendo una periodista estrella, sigue trabajando y obedeciendo cualquier orden con la misma disciplina de una redactora en pr¨¢cticas.
R. Uno: me sigue torturando el hecho de no tener estudios. Dos: siempre me ha parecido un privilegio ser periodista, y a¨²n m¨¢s pertenecer, porque pertenezco, m¨¢s que trabajo, a este peri¨®dico al que amo desde su actitud en el 23-F. Y tres: soy una curranta nata, con una capacidad de trabajo real cuyo alcance espero que nunca descubran mis jefes. Mire lo que le digo: cada d¨ªa veo a los taxistas haciendo veinte horas, a los que acarrean bombonas de butano por las casas, hasta a los guard¨ªas civiles, y me doy con un canto en los dientes. Otra cosa es ,que el cuerpo cada vez va dando menos de s¨ª.
P. Una de las causas de su ¨¦xito como periodista es su forma de opinar. Directa, arriesgada y rica en adjetivos. Usted hab¨ªa publicado cuatro libros pero creo que es en esta novela donde salta de verdad al campo de la literatura. ?Ha sido muy duro el cambio de registro?
R. Fue arduo darme cuenta de que por fin iba en serio, que era literatura a secas. No era un texto sat¨ªrico como los anteriores, ni tiene la coartada del periodismo. El d¨ªa que entend¨ª que deb¨ªa quemar la mitad de lo que hab¨ªa escrito, casi me suicid¨¦. Pero al mismo tiempo recib¨ª una lecci¨®n: cuanto m¨¢s te duele, mejor te sale. Quiero que quede muy claro que ¨¦sta es una obra de creaci¨®n, aunque, como dicen Cela, Greene, Le Carr¨¦, Hemingway y tantos otros maestros, s¨®lo se debe escribir sobre lo que se conoce, desde un punto de vista propio. Y yo a?adir¨ªa que fabulando, inventando, en definitiva creando, sobre lo que se conoce.
P. A la hora de crear, supongo que habr¨¢ sido una ayuda fundamental su capacidad para saber mirar y esa forma de contar las cosas en la que se pueden percibir los olores de los lugares que describe y de las personas de las que habla.
R. Me entren¨¦ desde muy ni?a en la observaci¨®n. Fui una ni?a miedosa, enferma, sin amigas, acomplejada y, aunque parezca extra?o, sin sentido del humor. Pero era una esponja que miraba, analizaba, calibraba: ten¨ªa tanto miedo que deb¨ªa observar para defenderme y aprender. Esto me ha servido mucho para el -periodismo, para moverme por la vida. Y para mi sorpresa, cuando me encerr¨¦ a escribir esta novela, que para m¨ª es muy importante, lo que me vino a la mente era todo aquello que hab¨ªa observado desde el principio, hasta los detalles m¨¢s nimios. Almacen¨¦ vidas, experiencias, situaciones, caracteres, como si fuera un ciudadano de posguerra, siempre con hambre atrasada. Y ahora suelto todo esto en el libro.
P. ?No ser¨¢ la t¨ªpica novela ¨²nica y sentida, la ¨²nica que puede hacer?
R. Qu¨¦ va. A partir de ahora van a salir a chorro, y desde dentro. En eso noto que he dado un gran paso adelante, en que Un calor tan cercano,que, por cierto, es un t¨ªtulo extra¨ªdo de un poema precioso de Emily Dickinson, era el tap¨®n que me imped¨ªa emprender lo que en plan cursi llamar¨ªamos una carrera literaria. Necesitaba tener la valent¨ªa de enfrentarme con mis fantasmas para, al convertirlos en personajes de ficci¨®n, entender que tengo a¨²n muchas historias que contar, historias surgidas desde dentro, y que pienso hacerlo. Eso s¨ª, del periodismo le aseguro que no me retira nadie, mientras me quede salud.
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