Tadeusz Kantor, en el jardin de la memoria
Una muestra rescata en Madrid la vertiente pict¨®rica del dramaturgo polaco
La Fundaci¨®n Arte y Tecnolog¨ªa, de Telef¨®nica, de Madrid (Gran V¨ªa, 28), inaugur¨® esta semana una exposici¨®n que re¨²ne cuadros, figurines, dise?os esc¨¦nicos, objetos teatrales e instalaciones de Tadeusz Kantor (Wielopole, 1915-Cracovia, 1990). El polaco. fue una de las mayores figuras del teatro de este siglo, cuyo lenguaje renov¨® en obras como La clase muerta, Wielopole, Wielopole o Que revienten los artistas, entre otras. El trabajo pict¨®rico de artista total conserva su singular¨ªsima mirada, irrepetible ya sobre un escenario.
Director de teatro, artista pl¨¢stico, te¨®rico de las artes y arquitecto, Tadeusz Kantor es uno de los m¨¢s genuinos representantes de ese artista total que reclamaban las vanguardias. El escenario fue el escaparate privilegiado en el que verti¨® la representaci¨®n de su mundo, poblado todo ¨¦l de heridas y sombras, regado por los sufrimientos de la guerra y tocado por la conflictiva imagen de la cruz. Un mundo levantado a medias sobre la ternura de melanc¨®licas tonadas manchadas de polvo y sobre la arbitraria violencia de unos monigotes-maniqu¨ªes movidos con los hilos ruinosos de la memoria. El teatro fue su gran hogar, el motor alrededor del cual gir¨® todo su quehacer, que, sin embargo, se desbord¨® con igual pasi¨®n y rigor hacia otros campos como el de la pintura.La exposici¨®n de la Fundaci¨®n Arte y Tecnolog¨ªa -que el 14 de marzo se presentar¨¢ en la Pedrera (Fundaci¨®n Caixa de Catalunya), de Barcelona-, comisariada por Tom Skipp y montada principalmente con los fondos de la Cricoteca, la casa de su grupo Cricot 2 en Cracovia, rescata sobre todo la vertiente pict¨®rica de Kantor.
Como una sombra
Bajo el t¨ªtulo de Tadeusz Kantor: la escena de la memoria, re¨²ne sus ¨²ltimos cuadros y obra gr¨¢fica, dise?os esc¨¦nicos y figurines, ¨®leos; instalaciones y vario s objetos teatrales. Junto a las obras originales de Kantor, una selecci¨®n de 69 fotograf¨ªas, que pertenecen a la colecci¨®n ¨²nica del fot¨®grafo italiano Maurizio Buscarino, permite recuperar las inquietantes atm¨®sferas de sus espect¨¢culos.La mano huesuda de Kantor, el largo dedo ¨ªndice que se apoya en sus labios reclamando concentraci¨®n, o su traje negro, son algunas referencias dif¨ªciles de olvidar para cualquiera que viera pasear a este caballero como una sombra entre los personajes que representaron sus obras. O mejor, que encarnaron ese pu?ado de fragmentos de su propia memoria, que Kantor cosi¨® como pudo para que cobraran vida sobre la fr¨¢gil y g¨¦lida superficie de un escenario. Quiz¨¢ por eso, como el ¨²nico testigo que estuvo de verdad all¨ª donde ocurrieron las cosas, Kantor entraba en el drama como un intruso que oficia de maestro de ceremonias para que nada pudiera distraer la atenci¨®n sobre el acontecimiento primordial: la presencia permanente de la muerte en la trama de lo humano. "En escena aparece el pasado surgido / de la tumba, con la aterradora / majestad de la muerte", escribi¨® el dramaturgo a prop¨®sito de su teatro.
Los soldados, los pupitres, las sillas de madera, las majestuosas y banales figuras de los cardenales, la c¨¢mara fotogr¨¢fica, el caballo y el viol¨ªn, forman parte del repertorio de elementos con los que Kantor reconstruy¨® un mundo que chirriaba, y pueblan unos cuadros que parecen realizados por una mano temblorosa.
"Prohibir¨ªa esta ingenuidad t¨ªpicamente polaca que cree que s¨®lo en las cumbres hay algo por descubrir. En las cumbres no hay nada: nieve, hielo y rocas; en cambio, hay mucho por ver en el propio jard¨ªn", escrib¨ªa en su Diario el escritor polaco Witold Gombrowicz en 1953 en su exilio argentino. Al otro lado del mundo, en su pa¨ªs, Kantor ya hab¨ªa decidido que lo suyo ser¨ªa precisamente hurgar en el jard¨ªn de su memoria. Ah¨ª, en sus meandros, descubri¨® que se trataba de un lugar' frecuentado. por la muerte. El vac¨ªo, la ausencia, la guerra, la repetici¨®n, o el dolor fueron a partir de entonces piezas fundamentales de sus montajes. Tambi¨¦n de sus pinturas.
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