Desafortunada comparaci¨®n

"En pa¨ªses del Tercer Mundo, una ni?a nace con la misma posibilidad de ser feliz -ella y sus padres- que un mong¨®lico en Occidente". Arcadi Espada dixit, EL PA?S, 23 de enero. La desafortunada y nada s¨®lida comparaci¨®n me ha dejado aturdido. ?En qu¨¦ se basa el autor? No es tercermundista. Es imposible que sea padre de un s¨ªndrome de Down, y desde luego es preciso descartar que ¨¦l mismo presente el s¨ªndrome, que suele ir acompa?ado de serenidad de ¨¢nimo. Tampoco parece veros¨ªmil que estad¨ªstica alguna soporte su comparaci¨®n. Dice que cierta organizaci¨®n monta el n¨²mero para exponer sus delirios, mientras que ¨¦l, que confiesa tenerlos, se recato, aunque una columna de EL PA?S no parece el medio m¨¢s adecuado para el recato, para preservar la intimidad de sus delirios, que con tanto desparpajo exhibe.Proclamo que soy padre no de un delirio, sino de un mong¨®lico feliz. En su nombre, ruego al articulista que pase de ellos, no por su discapacidad cong¨¦nita, sino por la suya, adquirida, para valorar su presencia en el mundo. Que tolere su imperfecci¨®n, que ni es tan grave ni la m¨¢s grave. Occidente ha avanzado mucho, desde Esparta, en la aceptaci¨®n, integraci¨®n y protecci¨®n de los discapacitados. Avance a impulsar, no a frenar, como podr¨ªa suponer su desafortunada comparaci¨®n.-