El Depor y la desidentificaci¨®n
Hace apenas un mes, el Deportivo se enfrent¨® al Bar?a con el objetivo de alcanzar el primer puesto de la clasificaci¨®n. No lo consigui¨®. Ahora figura a quince puntos del l¨ªder, est¨¢ metido en conflictos con la FIFA, vive en un estado de confusi¨®n y busca un entrenador para sustituir a John Toshack. La degradaci¨®n ha sido de tal calibre que afecta a todas las estructuras del club. Cada uno de sus estamentos ha contribuido a crear el estado de fagociaci¨®n actual.El presidente Lendoiro sac¨® al club del arroyo y lo convirti¨® en una inesperada alternativa de poder. Pero en su af¨¢n personalista se ha pasado de revoluciones. Lendoiro ha fichado por su cuenta, ha ayudado a crear una plantilla excesiva y descompensada y se ha metido en conflictos que han distra¨ªdo al equipo, al entrenador y a la hinchada. La responsabilidad de Toshack es tambi¨¦n notoria. Nunca consigui¨® elevarse sobre el mito de Arsenio, instalado firmemente en el coraz¨®n de la hinchada, y siempre dio la impresi¨®n de estar a trasmano en La Coru?a: se quej¨® del equipo -"en mi vida he visto peor grupo humano que el de la pasada temporada"-, admiti¨® el dise?o de plantilla que le impuso Lendoiro y actu¨® con soberbia frente a una afici¨®n que le detestaba. Siempre se le vio como el usurpador del puesto de Arsenio.
Las claves del descalabro del Deportivo son tan numerosas que hay una que pasa desapercibida y que tiene un car¨¢cter ejemplar para el f¨²tbol espa?ol. Se trata de los jugadores y del proceso de identificaci¨®n que se establece entre los aficionados y su equipo. Si algo distingue en estos tiempos al Deportivo es su despersonalizaci¨®n. El equipo es un mosaico de jugadores de aqu¨ª y de all¨¢, poco comprometidos en su mayor¨ªa con una situaci¨®n que requer¨ªa de car¨¢cter y asunci¨®n de responsabilidades.
En este Deportivo transnacional, ning¨²n jugador se ha decidido a llevar los galones y nadie ha aparecido como referencia inevitable a los ojos de la hinchada. En este punto se producen notables diferencias con el Deportivo anterior, el que estuvo a punto de alterar las condiciones de poder del f¨²tbol espa?ol, un buen equipo que estaba bien acaudillado. Gente como L¨®pez Rekarte, Ribera, Jos¨¦ Ram¨®n y subsidiariamente Fran ten¨ªan predicamento ante la plantilla y ante la afici¨®n. Ahora resulta imposible identificar a un l¨ªder potable. La consecuencia es una costosa p¨¦rdida identidad y un desapego generalizado.
El Deportivo ha acabado con la figura del jugador local o de largos servicios al club. Hace mal. La sentencia Bosman y la llegada masiva de futbolistas extranjeros ha provocado una comprensible inquietud entre los jugadores espa?oles, pero la realidad demuestra que el peso de los principales equipos de la Liga descansa sobre los jugadores nacionales, sobre gente que ayuda a entender eso que se llama los colores. Gente que resulta imprescindible para sus clubes por lo que son y por lo que representan: Hierro y Ra¨²l en el Madrid; Guardiola y Sergi en el Bar?a; Soloz¨¢bal, Kiko y Caminero en el Atl¨¦tico; R¨ªos, Alexis y Alfonso en el Betis; Loren, Albistegui y De Pedro en la Real. Nadie en este Deportivo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.