Asalto a la raz¨®n
Los ¨²ltimos atentados de ETA constituyen una afrenta, una m¨¢s, al Estado democr¨¢tico y a la identidad nacional de Euskadi. El Poder Judicial y las Fuerzas Armadas son los destinatarios de una nueva provocaci¨®n cuyo objetivo permanente es amedrentar y deslegitimar a las instituciones democr¨¢ticas, en pro de su causa liberadora. ETA, Herri Batasuna, y esta escoria social de los de Jarrai..., estos liberadores del pueblo vasco, son en realidad su ruina. Los atentados constantes a los derechos humanos m¨¢s elementales -derecho a la vida y a la integridad f¨ªsica- y a las libertades p¨²blicas, no son s¨®lo un problema del Pa¨ªs Vasco; es una cuesti¨®n que implica a todos los dem¨®cratas. Estos atentados y este vandalismo urbano constituyen un ataque en toda la regla a todos aquellos que reclaman para s¨ª la libertad y la dignidad como valores intangibles, a todos aquellos que en la dictadura franquista lucharon por las libertades y el autogobierno de los vascos. Este terrorismo proyectado en diversos frentes supone, en suma, un nuevo asalto a la raz¨®n. A la raz¨®n que ¨²nicamente es predicable en las formas de gobierno democr¨¢ticas; a la raz¨®n que s¨®lo legitima al Estado de derecho pero no a otras formas de Estado. Es decir, al que encuentra sus se?as de identidad en la ley entendida como expresi¨®n de la soberan¨ªa popular democr¨¢ticamente manifestada; en la divisi¨®n de poderes, en la sumisi¨®n a la Constituci¨®n y a la ley de todos los poderes p¨²blicos y en las garant¨ªas de los derechos y libertades de las personas.Ante los asesinatos de ETA y la violencia de los desalmados, ante la estulticia dial¨¦ctica de Herri Batasuna y la sinraz¨®n de su entorno sociol¨®gico , el gran reto del Estado democr¨¢tico es la respuesta basada en la contundencia de la ley que no excluye sino que integra la prudencia de la decisi¨®n pol¨ªtica. Respuesta basada en la m¨¢s escrupulosa sujeci¨®n a la Constituci¨®n de todos los agentes p¨²blicos a su servicio: en la negativa a toda tentaci¨®n de crear o consentir ¨¢reas aut¨®nomas al poder democr¨¢tico.
Asumiendo las luces y sombras del afortunado proceso de transici¨®n a la democracia llevado a cabo en Espa?a, nada m¨¢s lejos de mi intenci¨®n est¨¢ pensar que esto sea coser y cantar; pero, desde luego, es un requisito imprescindible para legitimar, desde la m¨¢s escrupulosa legalidad democr¨¢tica, lo que Max Weber denominaba el monopolio legal de la coerci¨®n estatal. Como, evidentemente, requisito tambi¨¦n lo es -?gran t¨®pico!, pero gran necesidad- la unidad de los partidos pol¨ªticos del ¨¢mbito democr¨¢tico. La muy grave situaci¨®n que se ha ido configurando en los ¨²ltimos meses y los atentados recientes, reclaman de estos partidos una prioridad beligerante en su comportamiento unitario. En este nuevo embite que plantea ETA y su entorno est¨¢ en juego el futuro de la vida democr¨¢tica.
Los ¨²ltimos ataques a miembros de la magistratura, coet¨¢neos a las acciones legales emprendidas sobre miembros de la direcci¨®n de HB, m¨¢s la constatada inhibici¨®n de ciudadanos vascos a formar parte de los tribunales jurados, constituyen la viva demostraci¨®n de que las se?as de identidad democr¨¢ticas han entrado en una espiral de mafioso menosprecio por parte del esot¨¦rico mundo de los violentos. Desde luego, no es un tema nuevo, pero justamente por ello es cada vez m¨¢s grave. No se olvide que, adem¨¢s de los atentados de ETA, el tejido social de HB y sus ap¨¦ndices aguerridos y tribales de las juventudes de Jarrai, estos salvapatrias de nuevo cu?o, estos eslabones perdidos de la racionalidad humana y de l¨®gica unidimensional, son autores de violaciones continuadas de los derechos fundamentales. As¨ª, por ejemplo, la libertad de opini¨®n queda cuestionada cuando en determinados lugares declarados territorio liberado -territorio "comanche" que dir¨ªa un amigo nacionalista vasco- uno no quiere resignarse a vivir mudo, sordo y ciego; sin embargo, el miedo a hablar, tan propio del franquismo, ha vuelto a renacer. El derecho de reuni¨®n y de propiedad se viola con la quema, ¨²ltimamente, de sedes del PNV y del PSOE; el derecho de manifestaci¨®n pac¨ªfica y sin armas se vulnera cuando los que piden la libertad de Ortega Lara y Delclaux se encuentran con piquetes violentos, obsesionados ahora tambi¨¦n con la quema del ertzaina. La libertad de ense?anza entra en crisis cuando profesores universitarios son amenazados. Y, en fin, la libertad de expresi¨®n es amordazada cuando se incendia una librer¨ªa como Lagun en San Sebasti¨¢n, que fue punto de referencia en la lucha contra el franquismo en defensa de las libertades, de la autonom¨ªa vasca y de la memoria de aquellos que murieron por estas causas. Y sin embargo, a esta librer¨ªa se le aplica un m¨¦todo similar a los que eran propios de la dictadura: la censura previa, por la autoridad competente que no es otra que HB y su s¨¦quito. Un control preventivo de nuevo tipo a trav¨¦s de la bomba incendiaria adhiri¨¦ndose a la pr¨¢ctica inquisitorial que significa desempolvar los autos de fe mediante la quema de libros. Y todo esto cuando ETA sigue su macabra serie matando a un teniente coronel, un peluquero, y mantiene secuestradas a dos personas. Y todo esto cuando todav¨ªa son recientes los asesinatos de Gregorio Ordo?ez, Fernando M¨²gica, Francisco Tom¨¢s y Valiente y, ¨²ltimamente, el de Rafael Mart¨ªnez Emperador. En fin, el reto sigue planteado: el asalto a la legitimidad que representa el Poder Judicial como parte del Estado, el asalto a la raz¨®n, en suma, nos afecta a todos los dem¨®cratas.
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