Los socialistas franceses se deciden a reclamar cambios en la ley para controlar la inmigraci¨®n
La revuelta de los artistas contra el proyecto de ley sobre inmigraci¨®n ilegal ha tocado un nervio sensible de la sociedad francesa y ha abierto una enorme pol¨¦mica. El primer ministro, Alain Jupp¨¦, calific¨® ayer de "acto grave" el llamamiento a desobedecer la ley efectuado por los cineastas, pero abri¨® la puerta a una posible suavizaci¨®n de Ios art¨ªculos m¨¢s brutales: "Si el Parlamento considera que hay modificaciones a hacer, tiene todo el poder para ello", dijo. Los socialistas terciaron al fin en el debate y exigieron cambios en el texto. Mientras, se ha lanzado una campa?a para lograr el mill¨®n de firmas.
En realidad, todo es cuesti¨®n de un detalle. La mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos, Francia incluida, obligan a sus residentes a hacerse responsables de los extranjeros que acogen en casa. La novedad del actual proyecto franc¨¦s radica en la obligatoriedad de dar aviso a las autoridades tras la partida del extranjero en cuesti¨®n. ?Es eso tan grave? Posiblemente lo es, pero por razones m¨¢s psicol¨®gicas que legales. Los "avisos de partida" (que algunos califican de "delaciones") ser¨¢n archivados y formar¨¢n un "fichero de extranjeros", algo demasiado parecido al "fichero de jud¨ªos" del Gobierno filonazi de Vichy (1940-1944). Existe, adem¨¢s, una gran similitud entre el primer art¨ªculo del proyecto y la ordenanza de 1941 que precedi¨® a la persecuci¨®n y exterminio de los jud¨ªos. El proyecto de ley sobre la inmigraci¨®n retrotrae a los franceses a un pasado siniestro.Otro elemento, lo que Alain Jupp¨¦ califica de "lamentable amalgama", contribuye igualmente al malestar. Se trata de la coincidencia en el tiempo de la tramitaci¨®n de la ley con la victoria del Frente Nacional en Vitrolles y, en general, con el auge de las ideas ultraderechistas, que ya un 47% consideran "normales", seg¨²n un sondeo.
La discusi¨®n y las acusaciones entre los pol¨ªticos se refieren igualmente a la ¨¦poca francesa en que ley y libertad estaban en bandos opuestos. Jupp¨¦ y el padre de la ley, el ministro del Interior, Jean-Louis Debr¨¦, consideran "irresponsables" a quienes llaman a desobedecer la ley. Desde enfrente se les responde que Maurice Papon, ex funcionario de Vichy, ser¨¢ juzgado en noviembre por cr¨ªmenes contra la humanidad, precisamente porque cumpli¨® las leyes antijud¨ªas de la ¨¦poca, y que si el general Charles de Gaulle hubiera respetado la ley en lugar de sublevarse contra el Gobierno colaboracionista, ni Jupp¨¦ ni Debr¨¦ ser¨ªan hoy gaullistas. La mayor¨ªa de Gobierno saca entonces la artiller¨ªa pesada: "?Y si, ma?ana, es Jean Marie Le Pen [el l¨ªder de la ultraderechal quien llama a sus. partidarios a desobedecer la ley?", pregunt¨® ayer Ren¨¦ Monory, presidente del Senado.
El debate est¨¢ sacando a la luz una xenofobia muy extendida, incluso en el consejo de ministros. Eric Raoult, el ministro de Ciudades e Integraci¨®n, no ha tenido empacho en relacionar directamente inmigraci¨®n y delincuencia. El Gobierno tampoco se priva de descalificar a los firmantes de manifiestos, llam¨¢ndoles "izquierda de caviar" y "revolucionarios de sal¨®n, ajenos a los sentimientos populares". Sin embargo, los manifiestos han desbordado ya el ¨¢mbito cultural. M¨¦dicos, arquitectos, estudiantes, por todas partes florecen los textos.
Mecanismo de integraci¨®n
En Francia, pa¨ªs de inmigrantes por excelencia, la tasa de inmigraci¨®n, legal e ilegal, se mantiene m¨¢s o menos constante desde hace, 20 a?os. Es el mecanismo de integraci¨®n el que falla. El desastre econ¨®mico (desempleo, desigualdad en el reparto de la renta, inmovilismo, temor al futuro, lo que se conoce ya como el mal franc¨¦s) ha incitado a la b¨²squeda de culpables, y esos chivos expiatorios han sido los inmigrantes.Le Pen ha sido habil¨ªsimo al azuzar los sentimientos xen¨®fobos de un pa¨ªs en el que los despidos masivos son cosa de cada d¨ªa y en el que el t¨¦rmino mundializaci¨®n tiene connotaciones catastr¨®ficas, pero tanto los conservadores (que en lo tocante a xenofobia se acercan al FN para recuperar los votos que s¨¦ le escapan hacia la ultraderecha), como los socialistas (autores de las primeras leyes y declaraciones tremendistas sobre la inmigraci¨®n), cargan con parte de la responsabilidad. La posici¨®n insegura de los socialistas qued¨® reflejada en el hecho de que su l¨ªder, Lionel Jospin, esperara hasta ayer, cuando el debate estaba ya en ebullici¨®n, para expresar su rechazo a la ley Debr¨¦ y recomendar a Jupp¨¦ que la modificara.
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