Jiang carece de rival claro para suceder a Deng
Tras la muerte anoche del patriarca chino Deng Xiaoping, un hombre destaca sobre el resto de sus pares para sucederle. Ya hacetres a?os, cuando los m¨¢ximos dirigentes de China celebraban el centenario del nacimiento de Mao Zedong, el presidente Jiang Zemin se mostraba orgulloso en el podio del Gran Sal¨®n del Pueblo. Se dirigi¨® a una audiencia de 10.000 personas, coloc¨¢ndose claramente como el sucesor con mayores posibilidades.
Tristemente para Jiang, de 70 a?os, la analog¨ªa hist¨®rica que m¨¢s a menudo se le asigna no es la del presidente Mao, ni la de Deng Xiaoping, sino la de Hua Guofeng. Hua fue el sucesor elegido por Mao en 1976, pero en s¨®lo dos a?os Deng Xiaoping le usurp¨® el puesto y tom¨® las riendas del poder. Del mismo modo, mucha gente ve a Jiang como una figura de transici¨®n m¨¢s que como el futuro m¨¢ximo l¨ªder. Sin embargo, no se le debe descartar demasiado a la ligera; el largo declive de Deng antes de su muerte significa que Jiang ha tenido suficiente tiempo para situarse ante la lucha por el poder que se avecina.Jiang fue la tercera elecci¨®n de Deng como heredero. Los dos candidatos anteriores, Hu Yaobang y Zhao Z?yang, ambos reformistas, se quedaron en el camino durante la d¨¦cada de los ochenta. El ¨²ltimo fue depuesto tras la matanza deTiananmen y Jiang fue catapultado a trav¨¦s de las filas del Partido Comunista hasta la secretar¨ªa general. Fue una figura de compromiso que resultaba tolerable tanto para los reformistas como para los conservadores, y, para ampliar su reputaci¨®n, fue r¨¢pidamente calificado por Deng como el "centro" de la "tercera generaci¨®n" de dirigentes que llevar¨ªa a China al siglo XXI. Para 1993, a instancias de Deng, Jiang tambi¨¦n hab¨ªa acumulado los cargos de comandante jefe del Ej¨¦rcito y presidente de la Rep¨²blica Popular.
En el opaco sistema pol¨ªtico chino, sin embargo, los t¨ªtulos no son garant¨ªa de status. El poder pol¨ªtico est¨¢ m¨¢s a menudo ligado a alianzas probadas y a una efectiva red de contactos entre bambalinas. En este aspecto, Jiang est¨¢ algo menos seguro. ?Tiene la visi¨®n para conducir el pa¨ªs hacia un sistema m¨¢s maduro de gobierno? Muchos analistas occidentales tienen dudas al respecto.
El ascenso al poder de Jiang se inici¨® en 1982 cuando fue elegido miembro del Comit¨¦ Central. Para 1985, ya era alcalde de Shanghai. Entr¨® en el Politbur¨® en 1987 y al a?o siguiente era jefe del partido en Shanghai. A¨²n as¨ª s¨®lo lleg¨® a formar parte del comit¨¦ permanente del Politbur¨® en junio de 1989, debido a su inesperada promoci¨®n al cargo de secretario general del partido tras la matanza de Tiananmen.
La maquinaria propagand¨ªstica del Estado ha trabajado para crear una imagen apropiada de Jiang como un hombre del pueblo. Los perfiles oficiales le describen como "modesto y cort¨¦s", as¨ª como muy versado en poes¨ªa cl¨¢sica china. Habla ingl¨¦s, ruso y rumano, y le gusta el arte.
En el frente militar, el presidente no tiene ni la estatura revolucionaria de la generaci¨®n de la Larga Marcha ni experiencia en el Ej¨¦rcito. As¨ª que durante los tres ¨²ltimos a?os ha cortejado de forma activa a los generales, con visitas regulares a unidades militares y aumentos en el presupuesto de defensa. El apoyo t¨¢cito del estamento militar ser¨¢ crucial, dada su d¨¦bil base pol¨ªtica. La principal carta de Jiang es su designaci¨®n oficial como sucesor. A corto plazo, tambi¨¦n se beneficiar¨¢ de que no hay otro candidato claro.
El primer ministro, Li Peng, es mucho m¨¢s odiado debido a su apoyo a la represi¨®n de la plaza de Tiananmen. Zhu Rongji, el vice primer ministro responsable de las reformas econ¨®micas, es ampliamente respetado entre la nueva generaci¨®n de tecn¨®cratas, pero se ha hecho con poderosos enemigos en sus intentos por enfriar la econom¨ªa. Qiao Xi, el presidente de la Asamblea Nacional del Pueblo, es cada vez m¨¢s poderoso pero hasta ahora parece haberse alineado con el presidente. De momento, Jiang no tiene un rival claro.
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