La tr¨¢gica muerte de Curro Valencia, un equ¨ªvoco recurso para la demagogia
Miembros de la Confederaci¨®n de Asociaciones Profesionales Taurinas (CAPT), declarada en huelga, y sus voceros, recurren ahora a la demagogia. La bochornosa pretensi¨®n de que no se sancione ¨¦l afeitado de los toros -motivo real de la huelga- pretenden justificarla en la cornada mortal que sufri¨® el pasado verano el pe¨®n Curro Valencia.A Curro Valencia le mat¨®, efectivamente, un toro. Lo que no dicen los de la CAPT y sus voceros es que Curro Valencia era una banderillero modest¨ªsimo, sin apenas contratos y para poder vivir hab¨ªa de trabajar de alba?¨ªl y esa era su profesi¨®n. Si toreaba algo y se visti¨® de luces aquella tarde tr¨¢gica fue gracias al compa?erismo de los diestros valencianos, que. son ejemplo de solidaridad y torer¨ªa. Aunque no todos. Precisamente en la corrida de la desgracia (esto tampoco lo dicen los representantes de la CAPT y sus voceros), los fen¨®menos anunciados se cayeron del cartel porque les cambiaron varios toros (quiz¨¢ los afeitados), con menosprecio de la feria en la que participaban y de la afici¨®n que hab¨ªa pagado para verlos, y dejando solos ante el peligro de los nuevos toros a sus colegas menos fen¨®menos y al- modesto subalterno Curro Valencia.
Otras v¨ªctimas de horribles cornadas, muy numerosas, hubo en ¨¦pocas en las que los toros no se afeitaban; y si alg¨²n caso se encubr¨ªa, a ning¨²n taurino se le habr¨ªa ocurrido exigir la legitimaci¨®n del fraude -menos plantear una huelga por ello- sin caer en el deshonor.
De todos modos, no es esa la cuesti¨®n. Los toros tienen siempre peligro, m¨¢ximo, los ¨ªntegros. Lo tienen, aunque menor, los no afeitados y hasta un toro sin cuernos puede romperle la crisma a un hombre. Lo que se plantea es la licitud de la fiesta si a sus cruentos lances se a?ade la salvajada de cortarles los cuernos a los toros.
Motivo de debate
La fiesta ha sido motivo de debate desde que existe. Ese orden de la lidia, perfectamente estudiado para ahormar las reses mediante unos puyazos que, hieren, las banderillas, las estocadas, nunca ha sido aceptado por determinadas mentalidades. El que entiende los fundamentos del toreo, por el contrario, lo defiende y aun proclama sus valores esenciales y su belleza, que abarcan desde la selecci¨®n en pureza del toro y su crianza hasta el ampl¨ªsimo repertorio de suertes que se le pueden ejecutar en el ejercicio del toreo, que debe realizarse "de voder a Doder".
La vida entera estar¨ªan discutiendo unos y otros y jam¨¢s llegar¨ªan a entenderse. Sin embargo , donde nunca tendr¨ªan ni argumento ni raz¨®n los partidarios de ]la fiesta ser¨ªa en la defensa del afeitado. La CAPT ha llegado a tales extremos de deformaci¨®n que propone institucionalizar el "festival no ben¨¦fico", en el que los toros saldr¨ªan afeitados. Y para justificarlo aduce que en muxchas poblaciones las figuras se niegan a torear si no es bajo esa condici¨®n.
Se ven¨ªa barruntando y lo confirma la confesi¨®n de parte: en ciertos lugares (o en determinadas circunsdtancias), a las figuras o les afeitan los toros o no torean.
A los taurinos, principalmente a varios ganaderos de la CAPT -impulsores de la huelga- el toro y su integridad les importa un bledo. Que a un toro le corten los cuernos, si le alcanzan la m¨¦dula le taponen la hemorragia clav¨¢ndole una cu?a a golpe de mazo, lo limen, lo embadurnen de grasa y, en definitiva, le causen un traumatismo salvaje cuya consecuencia es dolor, infecci¨®n, fiebre... les trae absolutamente sin cuidado.
Y, si alguien se lo reprocha, recurren a Curro Valencia, un' modesto subaltemo que tuvo el infortunio de tropezar y, al verlo ca¨ªdo e indefenso, el toro le peg¨® una cornada de muerte.
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