Tab¨²es fuera
Como si quisiera cumplir sin dilaci¨®n la consigna de "ya somos mayorcitos y podemos hablar de todo", lanzada hace unas semanas por Ardanza, el portavoz del PNV se ha dejado de medias palabras y ha ido por derecho al coraz¨®n del asunto: si ETA deja de matar ?de qu¨¦ demonios va a negociar? Nadie como Egibar pod¨ªa resumir toda la sustancia del debate en un solo pensamiento.En efecto, as¨ª es: si E77A deja de matar, nada hay que negociar, porque tendr¨ªa abierto el mismo campo que las dem¨¢s organizaciones pol¨ªticas, y en igualdad de condiciones, para la propaganda de su programa y la movilizaci¨®n de sus partidarios. Si ETA dejara de matar -y de raptar, y de extorsionar- se convertir¨ªa en una organizaci¨®n legal, incorporada al sistema pol¨ªtico y su fuerza depender¨ªa, de lo ¨²nico que cuenta en una democracia, del voto. Puesto que eso no es as¨ª, y como somos mayores, hay que negociar. Lo cual quiere decir que si la negociaci¨®n es necesaria, lo es ¨²nicamente porque ETA mata. Hasta aqu¨ª todo est¨¢ claro. El problema surge cuando, despu¨¦s de tan l¨²cida observaci¨®n, el PNV exige que los interlocutores sean ETA y el Estado aunque se guarda de decir sobre qu¨¦ deben negociar. Dejemos de lado las condiciones de la negociaci¨®n, la cuesti¨®n nada irrelevante de si se puede negociar con las pistolas no ya encima de la mesa sino apuntando a la cabeza de pac¨ªficos ciudadanos; no hablemos del lugar que el PNV se reserva para s¨ª, su ubicaci¨®n en un espacio equidistante, que algunos percibimos puramente ilusorio, entre dos bandos. enfrentados; evitemos, en fin, la peliaguda cuesti¨®n de si es posible separar la finalidad de una causa de los medios empleados para su triunfo. Todo eso es sustantivo, desde luego, pero afrontarlo ahora podr¨ªa desviar la mirada de lo principal.
Lo principal es que, si la l¨®gica conserva alg¨²n sentido, el recuerdo de nuestra mayor¨ªa de edad unido a la exigencia de negociaci¨®n con ETA implica la existencia de algo que no nos atrevemos a mentar y que es preciso sacar a la luz aunque sea por la fuerza de las armas. Y aqu¨ª es donde, tras las m¨²ltiples declaraciones emitidas durante este sangriento mes, seguirnos tan a oscuras corno siempre. Cuando los dirigentes del nacionalismo vasco aseguran que ETA y Estado deben negociar desechando los miedos que paralizan a los menores de edad ?a qu¨¦ exactamente se refieren? Deben decirlo, porque de otra forma hurtan el debate sobre espec¨ªficas propuestas pol¨ªticas y los sustituyen por insultantes juicios de intenci¨®n o lo desv¨ªan hacia pol¨¦micas ideol¨®gicas propias de profesores de filosof¨ªa de la historia.
Si no se entiende mal -pero esto es algo que deben aclarar ellos mismos-, la relaci¨®n establecida entre mayor¨ªa de edad pol¨ªtica y negociaci¨®n con ETA significa que el PNV cree llegado el momento de hablar de lo innombrable e incluir en el orden del d¨ªa pol¨ªtico las medidas necesarias para que los ciudadanos que viven en territorio vasco puedan ejercer el derecho a la soberan¨ªa y a la independencia. ?Se trata efectivamente de eso? Parece que s¨ª, pues, seg¨²n dice el mismo Egibar, lo que nos "asusta" a los dem¨¢s es que el PNV "pueda decir que ha llegado la hora de superar el examen de la democracia y de ver qui¨¦n est¨¢ dispuesto a respetar lo que la ciudadan¨ªa vasca pueda decidir".
Para hablar como mayores es imprescindible que todo el mundo, adem¨¢s del susto, abandone el ambiguo lenguaje de los "pueda decir" y comience a hablar el lenguaje del decir. La ciudadan¨ªa vasca supera el examen de la democracia cada vez que acude a las umas.
No puede tratarse, por tanto, de este derecho, sino de alg¨²n otro hasta ahora tab¨². ?Cu¨¢l es? ?Convocar un refer¨¦ndum que permita a la ciudadan¨ªa vasca ejercer un derecho negado por el Estado espa?ol? ?Es e ' so? Pues tab¨²es fuera. Y para empezar, ser¨ªa interesante saber para cu¨¢ndo reclama el PNV ese refer¨¦ndum, qu¨¦ pasos ha previsto hasta su convocatoria y por qu¨¦ raz¨®n tendr¨ªa el Estado que negociar con ETA a este respecto.
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