Cadena perpetua para la 'viuda negra' que mat¨® a su pareja para heredar
La mujer austriaca, de 66 a?os, confes¨® haber envenenado antes a otros hombres
Elfredie Blauensteiner, conocida como la viuda negra, ha sido condenada a cadena perpetua. Blauensteiner, de 66 a?os, ha sido declarada culpable de envenenar a, su ¨²ltima pareja, Alois Pichler, de 77 a?os, en 1995. Durante el juicio declar¨® haberlo matado por no soportarle m¨¢s. Pero esta mujer debe su sobrenombre y su fama a la sospecha de que esta v¨ªctima no ha sido la ¨²nica de su vida. La propia Blauensteiner confes¨® haber matado a otros hombre, incluido su marido, de lo que luego se retract¨®.
La muerte de su supuesta ¨²ltima v¨ªctima, Alois Pichler, le vale ahora la pena definitiva de c¨¢rcel a perpetuidad, ya que el juez ha tenido en cuenta como agravante el hecho de haberse querido que dar con su dinero. El magistrado ha visto en esta mujer una desmesurada "avidez de dinero" y alevos¨ªa" en la forma que obr¨® para deshacerse de su compa?ero sentimental, al que no dio en ning¨²n momento oportunidad de defenderse. El abogado de la viuda, Harald A. Schmidt, de 40 a?os, ha sido condenado a siete a?os por falsificar el testamento. . En los primeros interrogatorios tras su detenci¨®n, la viuda confes¨® varios asesinatos entre los compa?eros sentimentales a los que conoci¨® por medio de la secci¨®n de anuncios por palabras en los peri¨®dicos, aunque luego se retract¨®. Sin embargo, una de sus v¨ªctimas, un anciano * de 83 a?os a quien hab¨ªa robado supuestamente varias libretas de ahorro, falleci¨® de c¨¢ncer.Obsesa de los casinos
La prensa sensacionalista austriaca traz¨® un retrato de la acusada como una obsesa de los casinos, que se deshac¨ªa supuestamente de sus compa?eros administr¨¢ndoles calmantes y f¨¢rmacos que reduc¨ªan el nivel de az¨²car en la sangre y terminaban por provocarles la muerte. Pero Blauensteiner, una mujer morena que, se te?¨ªa de rubio, ha sido juzgada s¨®lo por uno de los asesinatos que se le atribu¨ªan, el de Pichler, debido a las sospechas de un sobrino del finado que recurri¨® a los tribunales para intentar resolver el caso. "No ambiciono el dinero. S¨®lo mat¨¦ a quienes merec¨ªan la muerte", explic¨® la viuda durante los primeros interrogatorios.
La Justicia investig¨® en su momento la muerte del marido de Elfriede Blauensteiner, quien tuvo que ser hospitalizado ocho veces y cuyo cuerpo la viuda mand¨® incinerar contra los de seos del resto de los familiares antes de cobrar dos seguros de vida. Tras enviudar, Blauensteiner vivi¨® una vida relativamente retirada, aunque recib¨ªa gustosa la visita de alguna que otra conocida, a la que invitaba a caf¨¦. y pasteles y con la que se dedicaba a charlar durante horas.
Los vecinos la describen como una mujer generosa que hac¨ªa donativos a causas infantiles o regalaba alfombras a sus conocidos. No pod¨ªan sospechar que era la misma mujer que luego confesar¨ªa a prop¨®sito de Pichler: "Es cierto que le mat¨¦. Le odiaba. Era repugnante verle beber siempre de su feo vaso de metal y c¨®mo se le ca¨ªa el t¨¦ por la comisura de los labios". Tanto le odiaba que decidi¨® envenenarle diluyendo una noche en el t¨¦ antidepresivos, que le provocaron una larga agon¨ªa, que termin¨® con su muerte en la ba?era. La viuda llam¨® entonces a un m¨¦dico de urgencia y a su abogado, que la hab¨ªa ayudado con otros testamentos y al que ahora la Justicia ha condenado por complicidad.
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