Lo que quieren son cabras

Todo ese cisco que han armado los taurinos con la huelga, toda la grandilocuencia que emplean para justificarla, no tiene, otro objetivo que legalizar la cabra. Eso es lo que quieren: la cabra. Dicho sea con perd¨®n de las cabras. El toro que pretenden imponer los taurinos es el de Valencia; un animalito sin fuerza ni agresividad, los pitones en su m¨ªnima expresi¨®n. La, Comunidad Valenciana cedi¨® y el resultado se vuelve contra, ella. Por salvar su feria destruy¨® la fiesta. Y ahora mismo la p¨¦rdida de afici¨®n adquiere proporciones alarmantes. El triunfalismo que se pronuncia desbocado en la plaza no puede ocultar la crisis que atraviesa en Valencia la fiesta de los toros.A los taurinos les importa poco. Los taurinos siguen queriendo meter de matute la cabra y ayer hubo gran baille de corrales, toros que iban y ven¨ªan, presiones por todos lados, los veterinari¨®s al borde del ataque de nervios, paria remendar una corrida en la que abundaron los animales sin trap¨ªo, los inv¨¢lidos y los sospechosos de afeitado. Unos sospechosos de afeitado que saltaron a la arena bajo la responsabilidad de los ganaderos y cuyos astas se analizar¨¢n cuando haya nuevas t¨¦cnicas del agrado de las taurinos; o sea, el d¨ªa del Juicio.

Un pan como unas obleas ha hecho la Generalitat. De entrada los taurinos se le han subido a las barbas y no paran de plantear problemas. Luego acabar¨¢n sali¨¦ndose con la suya pues -sus corruptelas ni las imagina el. p¨²blico, generalmente desinformado y triunfalista. Ahora bien: tampoco es ese el estado de la cuesti¨®n, no vayan a equ¨ªvocarse.No se trata de que haya una nueva afici¨®n a la que complacen los toros tipo cabra y los toreros tremendistas; se trata de que no hay afici¨®n, precisamente. Y el p¨²blico actual de toros es gente que va una vez en su vida -esa-, arma ¨¦l alboroto y no vuelve.

Al p¨²blico actual de toros le da igual toro que tora, trapazo que derechazo, corte que cortijo. Al p¨²blico actual de toros le sacan por los chiqueros una burra, le dicen' que es Miura, y se lo cree. Y es comprensible: como no ha visto nunca ni toro ni toreo, el animal con cuernos y el torero delante le producen escalofr¨ªos. Si adem¨¢s el torero se pone de rodillas, da por cierto que se va a suicidar.

. Es lo que sucedi¨® con V¨ªctor Puerto que, harto de pegar pases a la ¨²ltima burra, incluidos varios circulares de espaldas, se tir¨® de -rodillas y provoc¨® el delirio. Entre aclamaciones sali¨® V¨ªctor Puert o, pese a la ruina del novillejo al que hizo la faena y pese a que la de su toro aniterior, bien empezada y vulgarmente concluida, careci¨® de relieve.

C¨¦sar Rinc¨®n no'triunf¨® y ya era dificil con semejante ambiente. Desbordado por el be-cerrote sobrero, que sac¨® genio, hizo largu¨ªsima faena al cuarto, que se desplomaba continuamente. El toreo al rev¨¦s.

Vicente Barrera fue el segundo triunfador aunque por distinto motivo. Vicente Barrera, que tore¨® vertical pero sin hondura ni temple, triunf¨® por ser valenciano, y aqu¨ª no hay m¨¢s que hablar. Adem¨¢s se gan¨® el ol¨¦ de la tarde. Acaeci¨® en el quinto toro. Brind¨® Barrera al p¨²blico, tir¨® la montera y como cay¨® boca abajo, la plaza prorrumpi¨® en un estruendoso ?ol¨¦! Ni Pepe Luis la tarde hist¨®rica de Valladolid logr¨¦ escuchar ol¨¦s semejantes. El propio toro debi¨®. quedar maravillado pues se acerc¨® a la montera y la lami¨® a gusto.

?Oh tauromaquia! Ni el C¨²chares ni ning¨²n padre de la tauromaquia habr¨ªan imaginado que acabar¨ªa siendo la fiesta del brindis, de la montera boca abajo, del ol¨¦ y de la cabra.