Un 'caldito' de recompensa
El bar m¨¢s alto de la Comunidad reabre y da sopa gratis
Un caldito con sus tropezones de jam¨®n y su sabor a pollo siempre sienta bien.Pero, si se toma a 2.190 metros de altitud en el bar m¨¢s alto de la Comunidad, despu¨¦s de varias, horas de esqu¨ª o de excursi¨®n a pie por la monta?a, es toda una recompensa. Y si, adem¨¢s, es gratis -lo paga la empresa p¨²blica Deporte y Monta?a, que explota la estaci¨®n de esqu¨ª de Navacerrada-, premio gordo. En el bar Dos Castillas del Alto de Guarramillas, en Navacerrada, al que se sube por el telesilla de la Bola del Mundo, esquiadores o turistas tienen de nuevo desde hace un mes un refugio de altura contra el cansancio, el hambre y el fr¨ªo.
"Aqu¨ª llegan los esquiadores congelados de fr¨ªo. Se acercan tanto al fuego de la chimenea que parece que se van a meter dentro. Luego se piden un caldito, y de vuelta a las pistas", explic¨® Mario Guada?o, de 33 a?os, el encargado. "Este bar es como un balneario dentro del fr¨ªo de la monta?a, defini¨® ayer un excursionista que llegaba forrado de ropa y con las botas empapadas.
Adem¨¢s del caldo y el calor de la chimenea, en el bar de Guarramillas se pueden comer platos calientes y fr¨ªos. El tipo de clientes que llega hasta la barra m¨¢s alta de Madrid depende de la climatolog¨ªa. "Cuando hace sol y queda poca nieve, como estos d¨ªas, el 60% de la clientela es pateador [excursionistas] y s¨®lo el 40% esquiador", explic¨® Guada?o. Del mismo -factor tambi¨¦n dependen los pedidos. "Si hace bueno, la gente se pide refrescos y raciones de chorizo con queso y jam¨®n y se sientan en las mesas de la terraza para tomar el sol. Si hace ventisca o simplemente hace fr¨ªo, los esquiadores te piden un plato de lentejas o un cocido [que se sirven humeantes en un cuenco de barro] y se cogen la mesa m¨¢s cercana a la chimenea para degustarlo.
Tambi¨¦n piden muchos cola-cao bien dalentito", a?adi¨®.
Guada?o, un fan¨¢tico del snowboard, vive en el Alto de Navacerrada con su mujer y sus dos hijas. Se enter¨® de que el bar estaba abandonado durante toda la temporada y hace un mes decidi¨® reactivarlo. Tuvo que asumir el riesgo que supone dejar un trabajo estable como dependiente en una macrotienda de deportes en Alcobendas. "Mi padre me tra¨ªa a este bar cuando ten¨ªa cinco a?os y unos esqu¨ªs de menos de un metro. Ahora hago los platos y pongo la m¨²sica que me gusta. Es como hacer realidad un sue?o de la infancia", a?adi¨®.
Pablo Carbonell, el m¨¢s descarado de los reporteros del programa Caiga quien caiga, disfrutaba un s¨¢bado de una jornada en la nieve lejos de las alcachofas (micr¨®fonos). Se sent¨® en la terraza del bar Dos Castillas a tomar el sol y con una sonrisa pl¨¢cida dijo: "Aqu¨ª te relajas y te olvidas de todo, a no ser que te asalte otro periodista", concluy¨®. Pues, por si no quieres caldo, toma dos tazas.
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