Cancionero de derrotas
En una noche repleta de conciertos atractivos, los humildes Secretos se llevaron el gato al agua. Al menos en t¨¦rminos de taquillaje; el recital, que celebraba las 100.000 copias despachadas de sus Grandes ¨¦xitos, carec¨ªa del glamour de actos similares: aparte de alg¨²n artista de su compa?¨ªa, s¨®lo se ve¨ªa a miembros de Mam¨¢, Los Elegantes y otros veteranos del glorioso a?o de 1980.Los Secretos (benditos sean) no est¨¢n de moda, pero pronto se cumplir¨¢n los 20 a?os de la fundaci¨®n de Tos, su primera encarnaci¨®n. Y en este tiempo, superando muertes y olvidos, se han hecho un hueco profundo en el coraz¨®n de muchas personas sensibles.
El p¨²blico secreto es universitario, clasemediero, pulcro. Y entusiasta: grita piropos, corea letras, bate palmas. Con un ardor algo desconcertante dado que el repertorio de los Urquijo pinta un abrumador panorama de desolaci¨®n. Las penetrantes canciones iniciales, te?idas por una tierna misoginia urbana, hablaban de desencuentros amorosos, de la imposibilidad adolescente de conectar con el sexo opuesto. Luego llegaron los malos h¨¢bitos y su cancionero se hizo a¨²n m¨¢s agrio. A pesar de su (injusta) fama, Los Secretos nunca han sido artistas livianos: comparando la tem¨¢tica de ambos, un concierto de Lou Reed ser¨ªa hasta optimista.
Los Secretos
Enrique Urquijo (voz, guitarras), ?lvaro Urquijo (voz, guitarras), Ram¨®n Arroyo (guitarras), Jes¨²s Redondo (teclados, coros), Paco Beneyto (bater¨ªa), Alvaro de C¨¢rdenas (bajo). Vocalista invitado, Manolo Garc¨ªa. 21 de marzo. Palacio de Congresos de Madrid. 2.000-2.500 pesetas. 2.000 personas.
Pocos grupos han retratado tan amorosamente a los perdedores de su generaci¨®n: "Te juro que era una buena chica / aunque con poco apego a la vida". Casi nadie ha sabido humillarse con tanta lucidez: "Pero c¨®mo explicar que me vuelvo vulgar / al bajarme de cada escenario" (comp¨¢rese esta Ojos de gata con su canci¨®n hermana, Y nos dieron la diez, de Joaqu¨ªn sabina). La angustia es una constante en piezas como Y no amanece, La calle del olvido, Colgado, Quiero beber hasta perder el control, Amiga mala suerte. Aunque cante pop o country-rock, Enrique Urquijo es un bluesman de voz arrasada, cuyo territorio preferido es la noche oscura del alma; su poder personal y su torpeza esc¨¦nica logran que se diluya el impacto emocional de canciones tan hermosas como agobiantes.
El p¨²blico agradec¨ªa un sonido brillante. Y tambi¨¦n la aparici¨®n de Manolo Garc¨ªa, de El Ultimo de la Fila, que vol¨® desde Barcelona para cantar dos temas ("y me s¨¦ una docena m¨¢s"). No fue el t¨ªpico invitado estelar: Manolo se levant¨® de una butaca y volvi¨® a ella para seguir el concierto. Los Secretos despiertan ese tipo de lealtad pura y desinteresada.
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