El lavado judicial de las notas de la guerra sucia

Los 13 papeles del Cesid cuya desclasificaci¨®n ha decidido la Sala Tercera del Supremo fueron hallados el 8 de febrero de 1995 en la celda del coronel Juan Alberto Perote en la prisi¨®n militar de Alcal¨¢ de Henares (Madrid). El juez Baltasar Garz¨®n, en un ins¨®lito registro, se llev¨® de la celda del antiguo agente secreto un relato sobre la guerra sucia contra ETA, salpicado por las transcripciones textuales de las notas que Perote despach¨® con el entonces director del Cesid, Emilio Alonso Manglano, durante los ocho a?os en que dirigi¨® la Agrupaci¨®n Operativa. La explicaci¨®n que dio Perote fue tan sorprendente como el hallazgo: las transcripciones de los documentos se las hab¨ªa enviado a la celda un remitente an¨®nimo. Ello no fue obst¨¢culo para que Garz¨®n incorporase las transcripciones al sumario del caso O?ederra, al igual que otros dos jueces que investigan la guerra sucia:Javier G¨®mez de Lia?o, instructor del caso Lasa y Zabala, y Justo Rodr¨ªguez, del caso Urigoitia.Los tres jueces pidieron al Consejo de Ministros la desclasificaci¨®n de los documentos, pero ¨¦ste, en su reuni¨®n del pasado 2 de agosto, la rechaz¨®. El Gobierno del PP adujo que no era procedente rectificar la decisi¨®n adoptada el 12 de enero de 1996 por su antecesor del PSOE, lo que origin¨® dur¨ªsimas cr¨ªticas, debido a la actitud mantenida por el PP en la oposici¨®n.

La negativa del Gobierno a desclasificar los documentos abri¨® la puerta a los recursos de la acusaci¨®n particular, representada por el abogado de HB. I?igo Iruin, ante la Sala Tercera del Supremo. A pesar de que, el Tribunal de Conflictos, en su sentencia del 14 de diciembre de 1995, reconoci¨® al Ejecutivo la competencia exclusiva para determinar qu¨¦ documentos afectan o no a la seguridad del Estado, la Sala Tercera admiti¨® los recursos y acept¨® revisar la decisi¨®n del Consejo de Ministros.

El pasado 12 de febrero, el director del Cesid, Javier Calder¨®n, acudi¨® a la sede del Supremo con las 1.245 microfichas que Perote se llev¨® del servicio secreto en noviembre de 1991, ceuando fue expulsado, y devolvi¨® en enero de 1992. Con un lector ¨®ptico, los 33 magistrados comprobaron que, con diferencias poco significativas, los papeles del Cesid reclamados por los tres jueces coincid¨ªan con. los que rob¨® Perote, El problema estriba en que, antes de dejar el centro, Perote orden¨® destruir los originales y en que las microfichas pudieron ser manipuladas durante los dos meses que estuvieron en su poder, por lo que nadie Puede garantizar su autenticidad.En todo caso, la decisi¨®n de la Sala Tercera permitir¨¢, utilizar los papeles de Perote en los pr¨®ximos juicios sobre los GAL, aunque las defensas intentar¨¢n, probablemente, anular las pruebas alegando su or¨ªgen il¨ªcito.