Un brindis al cielo
Los alumnos m¨¢s aventajados de la Escuela de Tauromaquia recuerdan a Manolete a los 50 a?os de su muerte
En aquellos lejanos a?os de hambre en que Manuel Rodr¨ªguez, Manolete, paseaba su gloria por los ruedos de Espa?a, Gregorio S¨¢nchez se conformaba con fijar la mirada en el transistor y dibujar con la imaginaci¨®n las ver¨®nicas y chicuelinas que el ¨¦ter le acercaba al o¨ªdo. El, que era alba?il, jam¨¢s pudo admirar en directo al maestro. De tanto escuchar a Mat¨ªas Prats y a los aficionados que sal¨ªan, alborozados, de la plaza, se convirti¨® en fervoroso partidario de la causa manoletista. Hoy, al borde de los 70 a?os, Gregorio conserva un entusiasmo casi de chiquillo en la direcci¨®n art¨ªstica de la Escuela de Tauromaquia de Madrid, desde donde no pierde la confianza de dar con el zagal que le haga revivir aquellas tardes imaginadas.Cuando Islero, o el maldito suero tra¨ªdo del extranjero, trunc¨® para siempre los muletazos del de C¨®rdoba, Gregorio S¨¢nchez ya sab¨ªa que quer¨ªa ser torero. Los que hoy son sus alumnos a¨²n no hab¨ªan nacido, pero los brindis de ayer en la Venta de El Bat¨¢n apuntaron siempre en la misma direcci¨®n: el cielo. Se acaban de cumplir 50 a?os de la tarde tr¨¢gica de Linares, y los alumnos m¨¢s avezados de la escuela quisieron conmemorarla saltando al ruedo. Como m¨¢s les gusta y mejor saben.
Son chavales menudos e inquietos, fibrosos, despabilados y, por descontado, con muchas agallas. La sensaci¨®n del miedo no les es ajena, pero la reh¨²yen.
"De peque?o me daba p¨¢nico hasta mirar los toros por la teIe", confiesa Santiago Fern¨¢ndez, de 19 a?os, la m¨¢s firme promesa de Humanes de Madrid. Los becerros, qu¨¦ cosas, le pasan ahora a escasos cent¨ªmetros de la cintura. "Pese al miedo, la afici¨®n no me la quitaba nadie".
Otros torean para sentirse un hombre importante". Lo corrobora Jos¨¦ Mora, tambi¨¦n de 19 primaveras, un murciano de ojos glaucos al que le da "una alegr¨ªa muy grande lo de sentirse superior al toro". Alberto Mart¨ªn adopta, pese a sus 17 a?os , un tono casi solemne cuando apunta: "Lo que distingue al buen torero es la inteligencia". Y Luis Alfonso Oliveira, el toledano del grupo, admite sin mayor recato: "Cuando est¨¢s a gusto con el novillo, se disfruta un mont¨®n".
Pese a su juventud, los estudios se les atragantaron a todos hace ya alg¨²n tiempo. "Acab¨¦ la EGB muy bien, pero luego no pude hacer las dos cosas a la vez", se excusa Fernando Roble?o, de 17 a?os. Jacinto Salazar, moreno y revoltoso, admite que Ias chicas se entregan cuando te ven en la plaza".
Faltaba El Juli, que a sus 15 a?itos ya anda por M¨¦xico armando ruido, y para el que Gregorio S¨¢nchez agota los adjetivos con la seguridad que dan casi dos d¨¦cadas como matador. "Es la gloria de esta escuela, un torero de ¨¦poca, lo mejor que he visto en mi vida", enumera.. Porque a Manolete no le lleg¨® a ver, aunque la radio de galena le acercara los ecos de sus tardes prodigiosas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.