"La magnitud de Madrid dificulta la cohesi¨®n de los jud¨ªos"
En la sinagoga de la calle de Balmes se escuchan n¨ªtidas las campanas del templo vecino que da nombre a una de las glorietas m¨¢s castizas de Madrid, la de Iglesia. El rabino Bendaham tiene 40 a?os y naci¨® en Tetu¨¢n. Sus antepasados fueron jud¨ªos sefarditas que tras la expulsi¨®n de Espa?a se instalan en M¨¢rruecos. Cuando se establece el Estado de Israel en el a?o 1948, hay 240.000 jud¨ªos en las colonias espa?olas norte-africanas, un 20% de origen sefard¨ª espa?ol. Entre ellos, la familia Bendaham que, en 1957, con la independencia de Marruecos, se traslada a Ceuta y por fin, en los ochenta, hallan en Madrid un hogar peninsular. Director de Educaci¨®n de la comunidad israelita de Madrid, Mois¨¦s repasa los vocablos en ladino que le ense?¨® su madre. "Una l¨¢stima, mi familia pens¨® que no ser¨ªa una lengua demasiado ¨²til", pero sabe dar las buenas noches en castellano antiguo, nochada buena y se reserva para esta ciudad una frase con las mejores intenciones: Madrid ciudad del mazal, Madrid ciudad de suerte.Pregunta. ?Cumple Madrid con ustedes su fama de ciudad acogedora?
Respuesta. Es un asunto bastante personal. Su tama?o dificulta la cohesi¨®n de las 600 familias que forman nuestra comunidad. La mayor¨ªa residen en la zona de Arturo Soria. Nuestro contacto no puede ser diario, no es f¨¢cil acudir a cualquiera de las tres sinagogas en un lugar tan grande donde cada uno tiene su trabajo y asume con respeto la reglamentaci¨®n laboral.
P. ?Es un respeto mutuo, pueden ustedes cumplir la fiesta de los s¨¢bados?
R. Es una cuesti¨®n dif¨ªcil para las personas que viven fuera de Israel. Depende de cada contrato y de la importancia que tenga para cada jud¨ªo el sabat. Se pueden pactar horas extras o d¨ªas de trabajo que compensen el descanso. Los estudiantes solicitan cambios en las fechas de los ex¨¢menes y hay acuerdos firmados con la Federaci¨®n de Comunidades Israelitas de Espa?a. Pero en la empresa privada depende de los tratos previos. Digamos que la mayor¨ªa delos miembros est¨¢n bien integrados.
P. ?C¨®mo viven ustedes la Semana Santa?
R. Para nosotros no tiene ning¨²n significado. Pero hay cuatro d¨ªas festivos que aprovechamos para organizar encuentros y seminarios. Esta semana la pasamos en Hoyo de Manzanares.
P. ?Para escapar quiz¨¢ de la presi¨®n inevitable de procesiones y dem¨¢s eventos cat¨®licos?
R. Vivimos aqu¨ª y es imposible no fijarse en las ceremonias, pero esa presi¨®n ha decrecido bastante si comparamos con ¨¦pocas pasadas. Hace a?os la Semana Santa era ineludible, topabas con ella de forma casi obligada. La prensa, la programaci¨®n de radio y de televisi¨®n se dedicaba casi ¨ªntegramente a la Pascua. Hoy, en una ciudad como Madrid, este tipo de cosas pasan muy desapercibidas.
P. ?Le parece razonable el n¨²mero de jud¨ªos que habitan en esta capital?
R. No. 2.800 jud¨ªos para una ciudad como Madrid, es una cifra muy peque?a.
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