El camino de la restauraci¨®n

Argelia trata de iniciar un camino que le conduzca hacia la restauraci¨®n de la vida pol¨ªtica, interrumpida hace cinco a?os, cuando los militares dieron un golpe de Estado que derroc¨® al presidente electo Chadli Benyedid y se anul¨® un proceso legislativo que coloc¨® a los integristas del Frente Isl¨¢mico de Salvaci¨®n a las puertas del control del Parlamento de Argel.La restauraci¨®n de esta vida pol¨ªtica pasa, obligatoriamente, por la celebraci¨®n de unas elecciones legislativas, a las que no podr¨¢n concurrir los partidos islamistas radicales, y en las que se perfila como gran ganador el partido Agrupaci¨®n Nacional Democr¨¢tica (RND) que lidera Abelkader Ben Sala, y que trata de reagrupar a los antiguos cuadros, militantes y votantes del viejo ex partido ¨²nico Frente de Liberaci¨®n Nacional (FLN).

Todo est¨¢ perfectamente estudiado y calculado, sin el m¨¢s m¨ªnimo rubor, incluidos los resultados de unas elecciones, convocadas para el 5 de junio, y en las que se da como virtual vencedor al partido gubernamental de Abdelkader Ben Sala con el 60% de los votos, mientras que los islamistas domesticados de Ham¨¢s obtendr¨ªan el 15% restante. Seg¨²n estos resultados difundidos ya por la prensa local quedar¨ªa s¨®lo un 15% de votos por decidir, que ir¨ªa a parar a los clanes militares que controlan el poder.

Esta restauraci¨®n pol¨ªtica trata de crear la ficci¨®n de un regreso a la democracia intentando as¨ª tranquilizar a los pa¨ªses europeos, especialmente a Francia, y a EE UU, desde donde parten las m¨¢s duras cr¨ªticas al r¨¦gimen de Argel, al que se le acusa de ser el responsable de numerosas matanzas y desapariciones.

Los escasos observadores internacionales, invitados por el Gobierno para supervisar estas elecciones, poco podr¨¢n hacer para garantizar el futuro democr¨¢tico de Argelia, ya que el juego est¨¢ repartido de antemano y la oposici¨®n silenciada, gracias a las contundentes operaciones de un Ej¨¦rcito dirigido por el general Mohamed Lamari.