Solidarios

Si un d¨ªa, paseando por la calle, alguien nos preguntase si somos y creemos en la solidaridad y en la conciencia social, estoy segura de que la mayor¨ªa, por no decir que todos, contestar¨ªamos afirmativamente. Pero el problema llega despu¨¦s, cuando nos dicen que para llevarla a cabo tenemos que rascarnos un poquito el bolsillo. ?Ah!, se?ores, eso ya es otra cosa.Hace unas semanas, si hubi¨¦ramos hecho esta misma pregunta en la calle de Estoril, de la localidad de M¨®stoles, la reacci¨®n habr¨ªa sido exactamente la misma. En el portal n¨²mero 1 de esa calle hay un vecino en silla de ruedas que tiene dificultades para acceder, a trav¨¦s del portal, a su vivienda. Por ese motivo, ha solicitado como posible soluci¨®n la habilitaci¨®n del portal. Sin embargo, la comunidad de vecinos no ha considerado oportuna dicha petici¨®n y ha decidido denegarla.

Desconozco cu¨¢les son las razones que han motivado a los vecinos a tomar esta decisi¨®n, ni tampoco s¨¦ exactamente qu¨¦ es lo que este vecino solicita para facilitar sus desplazamientos, pero, pensando un poco, se me ha ocurrido que quiz¨¢ lo que haya pedido sea un helic¨®ptero. ?No!, porque no tenemos pista de aterrizaje que le permita acceder directamente al supermercado; seguramente sea una silla el¨¦ctrica con frenos ABS, direcci¨®n asistida, air bag para el conductor y el copiloto y, c¨®mo no, aire acondicionado gratis. Esperen, no ser¨¢ por casualidad una rampa que le permita evitar los seis o siete escalones que le separan de la calle. Imposible, porque, si fuese eso, todos los vecinos estar¨ªan de acuerdo en conceder la solicitud del vecino. No hay ninguna duda, tiene que ser el helic¨®ptero. el cual estar¨¢n dispuestos todos los vecinos a comprar si se soluciona el problema de la pista de aterrizaje.-