S¨®lo para triunfadores
Desde hace m¨¢s de dos meses, lo m¨¢s sensato de la industria espa?ola de la m¨²sica se tiraba de los pelos ante las peculiaridades de las temas de candidatos a los Premios de la M¨²sica. Los responsables se resguardaban del chaparr¨®n alegando la limpieza del m¨¦todo: todos los socios hab¨ªan recibido sus impresos de votaci¨®n; los que se cumplimentaron fueron tabulados por personal libre de toda sospecha, de acuerdo, pero eso no explicaba el que alguno de los m¨¢s votados fuera un desconocido para los propios organizadores (los milagros... ?ocurren!). Sin olvidar la presencia destacada de artistas desaparecidos (Antonio Flores) o de discos editados hac¨ªa varios a?os (Ketama). Por contra, el omnipresente Tom¨¢s Marco no acumulaba votos bastantes para entrar en la batalla final como mejor autor de m¨²sica cl¨¢sica."Habr¨¢ que revisar las categor¨ªas", conced¨ªa entre suspiros una portavoz de la organizaci¨®n. No, lo mejor es que quede todo como est¨¢: es un placer surrealista el ver enfrentados a Santi Vega, Tete Montoliu y Radio Tarifa por el Premio Jazz-Nuevas M¨²sicas. Por no hablar de las rivalidades interregionales azuzadas por el Premio M¨²sica Tradicional-Folk, donde compet¨ªan Carlos Cano, Carlos N¨²?ez e Hijas del Sol.
En estos d¨ªas se ha o¨ªdo mucho en Madrid eso de que hay que disculpar los errores de eventos primerizos. Cierto, se puede otorgar a los organizadores el beneficio de la novatada, aunque alguno de ellos ya contaba con rotunda experiencia en premios anteriores. Ocurre que estos titubeantes Premios de la M¨²sica son seguramente parte de una estrategia para conseguir una mayor presencia social para una industria hispana que no cuenta con un lobby poderoso, pero que, sin embargo, difunde sus productos en todo el mundo -especialmente en los pa¨ªses latinoamericanos- con mayor eficiencia y regularidad que la literaria o la cinematogr¨¢fica.
Para lograr ese reconocimiento p¨²blico, esta industria de la m¨²sica podr¨ªa intentar dejar de ser opaca y chapucera. De la misma manera que los responsables de estos premios que acaban de nacer deber¨ªan prescindir de sus respetables intereses gremiales y montar unos galardones m¨¢s amplios y sensatos, que reconozcan las diferentes facetas del que hacer musical y la multiplicidad de estilos.
Casi a la misma hora de la rutilante gala de entrega de premios, Fuerza Nueva Editorial anunciaba en su sede de N¨²?ez, de Balboa una conferencia sobre Los peligros del satanismo: el rock and roll y sus mensajes subliminales. Que no sufran esos patriotas: si hemos de creer a los grammies espa?oles, en este bendito pa¨ªs no se hace rock, ni sat¨¢nico ni del otro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.