Del 26% al 2,2% de inflaci¨®n

El Acuerdo Interconfederal para la Estabilidad del Empleo, al que han llegado las c¨²pulas sindicales y la de la patronal la semana pasada, tiene un efecto colateral a los que puedan conseguirse en materia de empleo: el fortalecimiento de los agentes sociales despu¨¦s de un largo periodo de languidecimiento.Cuando menos parec¨ªa posible, las organizaciones de los empresarios y de los trabajadores recuperan protagonismo, y dejan de tener una consideraci¨®n an¨¢loga, por ejemplo, a los colegios de abogados, como declar¨® despectivamente hace unos a?os en una entrevista un ministro de Econom¨ªa socialista. De modo parad¨®jico, ello sucede con un Ejecutivo conservador, que ha dado multitud de muestras de desear gobernar a trav¨¦s de la autoritaria figura del decreto-ley. En esta ocasi¨®n ha proporcionado autonom¨ªa a las partes, que han obtenido un ¨¦xito compartido.

Con este acuerdo son seis los grandes pactos sociales firmados en la transici¨®n espa?ola: Acuerdos de La Moncloa (1977), Acuerdo B¨¢sico Interconfederal (1979), Acuerdo Marco Interconfederal (1980), Acuerdo Nacional de Empleo (1981), Acuerdo Interconfederal (1983) y el actual. Durante 20 a?os de democracia se ha aplicado el concepto de pacto social -un instrumento del Estado de bienestar- a realidades distintas, con composiciones diferentes, pero en todos ellos ha aumentado el grado de contractualismo de las relaciones laborales. En el pacto alcanzado ahora se dice textualmente: "El presente Acuerdo otorga un mayor protagonismo a la negociaci¨®n colectiva en la contrataci¨®n..."

En esos primeros a?os de la transici¨®n democr¨¢tica se. multiplicaron los intentos pactistas, con el objetivo primero de corregir los desequilibrios macroecon¨®micos tradicionales de la econom¨ªa espa?ola, pero con la filosof¨ªa finalista (impl¨ªcita) de apuntalar la democracia; en 1987, el todav¨ªa secretario general de UGT, Nicol¨¢s Redondo, lo reconoc¨ªa paladinamente: "Los grandes pactos ya no son posibles. Eran factibles en la transici¨®n porque se buscaba sobre todo la legitimaci¨®n pol¨ªtica".

Se equivocaba. Hay que recordar que durante los casi 14 a?os de socialismo s¨®lo se firm¨® un pacto social (entre la patronal CEOE, y las centrales sindicales CC OO y UGT, sin la presencia del Gobierno) y fue en los primeros meses, cuando el Ejecutivo de Felipe Gonz¨¢lez conservaba su fuerza parlamentaria mayoritaria intacta y una ampl¨ªsima mayor¨ªa social, pese a haber implantado un duro plan de estabilizaci¨®n como primera medida de Gobierno socialista.

Ahora, el Partido Popular, muy d¨¦bil en el Parlamento, pero con una situaci¨®n econ¨®mica much¨ªsimo mejor, ha logrado que los agentes sociales, encabezados por patronal y sindicatos, acompa?en a esta coyuntura con un clima de confianza y de colaboraci¨®n.

Ser¨ªa deseable que este Acuerdo, de cuatro a?os de duraci¨®n (el concebido con m¨¢s ambici¨®n en el tiempo) no fuese una excepci¨®n y tuviese un desarrollo acompasado a las circunstancias.

D¨ªas pasados, con motivo del 20 aniversario de la legalizaci¨®n del Partido Comunista, Santiago Carrillo recordaba los proleg¨®menos de los Pactos de La Moncloa, cuyos protagonistas fueron los partidos pol¨ªticos (ya que los sindicatos, reci¨¦n legalizados, no hab¨ªan contrastado electoralmente a¨²n su representatividad social). En aquellos pactos, el Gobierno de UCD se compromet¨ªa a poner en marcha una serie de reformas en ¨¢mbitos como el fiscal, vivienda, pol¨ªtica educativa, seguridad social, etc¨¦tera, a cambio de contenci¨®n salarial. En aquellos momentos, la inflaci¨®n media superaba el 26% y la de los meses centrales del a?o lleg¨® al ?42%! ?Alguien hubiera apostado a que 20 a?os despu¨¦s, el ¨ªndice de precios al consumo superar¨ªa levemente tan s¨®lo los dos puntos?