"Morir¨ªa por Zaire, no por Mobutu"
Los soldados de Kinshasa no est¨¢n dispuestos a defender al dictador cuando lleguen los rebeldes
![Ram¨®n Lobo](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F12940c80-6f03-48a7-bb70-f642eaefea15.png?auth=5044ccb4584723a2e07d68faf216fe275ff200fb9ea8f4bc60b49349b3964acf&width=100&height=100&smart=true)
ENVIADO ESPECIALPaul tiene 20 a?os. Empu?a desganado un Kal¨¢shnkov con cuatro cargadores unidos por una cinta. S¨®lo sus horrendas gafas verdes foforescentes desentonan con su uniforme de campa?a. Es uno de los 30 o 40 boinas negras con misi¨®n de defender el moderno y ya desvencijado edificio de la televisi¨®n. Un lugar estrat¨¦gico. "Soy un soldado; si llegan los rebeldes hasta aqu¨ª tendr¨¦ que luchar, pero no estoy nada seguro de que podamos vencerles". A su lado, Mathieu, masca chicle gastado y asiente cariacontecido. "Este es un trabajo sin paga. Es dif¨ªcil saber c¨®mo vamos a reaccionar". Las Fuerzas Armadas de Zaire (FAZ), el Ej¨¦rcito regular de Mobutu Sese Seko, no ha presentado resistencia en estos seis meses de guerra. S¨®lo saquean y huyen. Sin salarios, armas o entrenamiento, resulta ser una banda desmoralizada y peligrosa. "Las FAZ son un enemigo del pueblo. Act¨²an como fuerzas de ocupaci¨®n, con gran brutalidad e impunidad", afirma un diplom¨¢tico. "La gente les odia. Esa es la base pol¨ªtica de Kabila, la raz¨®n de sus victorias".
El anuncio de los rebeldes de que la decisiva batalla de Kinshasa iba a comenzar este fin de semana puede tomarse en serio o como un envite psicol¨®gico. Ya les dio resultado en Kisangani y Mbuyi Maji. Pero aqu¨ª, en la capital, la situaci¨®n es espacial: las FAZ no tienen otro sitio a donde huir.
"Estoy dispuesto a morir por mi pa¨ªs, pero no por Mobutu", dice un soldado de la Guardia Civil, una unidad represora que hasta hace poco mandaba el temido general Baramoto, uno de los pilares del mobutismo. "Tengo mujer y dos hijos. S¨¦ que este uniforme me obliga a luchar, pero no debo olvidar que yo no tengo dinero para cruzar el r¨ªo [Zaire] e irme al exilio. Si ganan los rebeldes de monsieur Kabila tendr¨¦ que convivir aqu¨ª con ellos".
Este hombre, armado con un pu?al con empu?adura de marfil, no desea decir su nombre. Tiene miedo. En su canana al cinto habitan solitarias tres balas de peque?o calibre. Son de su pistola. Es todo su armamento. "Aqu¨ª [en Kinshasal, tal vez haya lucha, pero no creo que muchos soldados est¨¦n dispuestos a dar la vida por un sistema que nadie quiere. La gente pide el cambio. Yo tambi¨¦n, yo tambi¨¦n quiero elecciones y democracia. Mis [dos] hijos necesitan tener un futuro mejor que el m¨ªo".
La supervivencia de Mobutu depende de cuatro personas: el primer ministro, general Likuna; el titular de Defensa, general Mahele (muy popular porque se enfrent¨® a tiros contra los soldados que saquearon Kinshasa en 1993); el general Baramoto, ahora asesor de Mobutu para temas de seguridad, y el general Nzimbi, m¨¢ximo jefe de la pretoriana Divisi¨®n Especial Presidencial (DSP), una fuerza de ¨¦lite (cobra 30 d¨®lares al mes) de 20.000 hombres, aunque s¨®lo 5.000 est¨¢n en. disposici¨®n de presentar batalla.
El problema del a¨²n presidente de Zaire es que los dos primeros son responsables del desastre militar en el Este y que los cuatro tienen reservado su billete de salida en el avi¨®n presidencial.Ninguno va a renunciar a una vida c¨®modamente financiada por a?os de corrupci¨®n. ?Y qu¨¦ har¨¢n los mandos intermedios que no puedan salir del pa¨ªs? Un soldado de la guardia de la presidencia se lo explic¨® a un periodista norteamericano con sencillez: "Zaire es mi madre. Mobutu es mi padre. Si madre decide cambiar de padre y este se llama Kabila, Kabila se convierte en mi nuevo padre".
Las ¨²ltimas conquistas rebeldes en llebo y Tshikapa demuestran que su avance es muy r¨¢pido. Ya est¨¢n en las puertas de Kikwit. La radio de Mobutu denunci¨® el viernes que soldados angole?os hab¨ªan cruzado la frontera de Cabinda. Sea cierto o no, es una prueba de la preocupaci¨®n del r¨¦gimen por el frente oeste. All¨ª, en Cabinda, y en el norte de Angola, hay soldados katangue?os (los gendarmes secesionistas de Shaba de los a?os sesenta), prestos a lanzarse al ataque. Los dos objetivos naturales son el puerto de Matadi y la presa de Inga. Con ello, los rebeldes cortar¨ªan el suministro de alimentos y energ¨ªa a Kinshasa. Ser¨ªa un golpe espectacular. La prueba de que el final es pr¨®ximo e inevitable.
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