El lenguaje a pesar de la censura
Hace apenas cinco a?os, en 1992, celebramos el V Centenario del descubrimiento mutuo de Am¨¦rica por la Europa renacentista, y de Europa por la Am¨¦rica ind¨ªgena.1492 fue el a?o crucial de la historia de Espa?a. Los Reyes Cat¨®licos, Isabel y Fernando, expulsaron a los jud¨ªos y conquistaron el ¨²ltimo reino moro, Granada. Al hacerlo, consagraron la unidad del territorio espa?ol pero sacrificaron la heredad multicultural, cristiana, ¨¢rabe y jud¨ªa, de Espa?a.Tambi¨¦n en 1492 fue publicada la primera Gram¨¢tica de la lengua espa?ola, y su autor, Antonio de Nebr¨ªja, como si previese la extensi¨®n del dominio hisp¨¢nico sobre el Nuevo Mundo -de Oreg¨®n a Patagonia-, design¨® a nuestra lengua como la "Compa?era del Imperio".
Sin embargo, la conquista y colonizaci¨®n de las Am¨¦ricas por las armas y las letras de Espa?a fue una paradoja m¨²ltiple. Fue una cat¨¢strofe para las poblaciones abor¨ªgenes, notablemente para las grandes civilizaciones indias de M¨¦xico y el Per¨². Pero una cat¨¢strofe, nos advierte Mar¨ªa Zambrano, s¨®lo es catastr¨®fica si de ella no se desprende nada que la redima.
De la cat¨¢strofe de la conquista nacimos todos nosotros, los indo-ibero-americanos. Fuimos, inmediatamente, mestizos, hombres y mujeres de sangres ind¨ªgena, espa?ola y, poco m¨¢s tarde, africana. Fuimos cat¨®licos, pero nuestro cristianismo fue el refugio sincr¨¦tico de las culturas ind¨ªgenas y africanas. Y hablamos castellano, pero inmeditamente le dimos una inflexi¨®n americana, peruana, mexicana a la lengua.
Se convirti¨®, de este lado del Atl¨¢ntico, la orilla americana, en lengua universal del reconocimiento entre las culturas europea, ind¨ªgena y africana cuyos frutos superiores fueron la poes¨ªa de la monja mexicana sor Juana In¨¦s de la Cruz y del cronista peruano el Inca Garcilaso de la Vega, en los siglos XVI y XVII.
Sor Juana vio en su propia poes¨ªa un producto de la tierra, "?Qu¨¦ m¨¢gicas infusiones / de los indios herbolarios / de mi patria, entre mis letras / el hechizo derramaron?". Garcilaso fue m¨¢s lejos y se neg¨® a ver en la Am¨¦rica indo-espa?ola una regi¨®n exc¨¦ntrica o aislada, sino que conect¨® la cultura del Nuevo Mundo a la visi¨®n de un mundo unido por muchas culturas: "Mundo s¨®lo hay uno", exclam¨® el Inca, para su edad y para la nuestra.
La fuerza de nuestra lengua, de ambos lados del Atl¨¢ntico, se evidencia en el hecho de que el castellano es, actualmente, la cuarta lengua m¨¢s hablada del mundo, despu¨¦s del chino, el hind¨² y el ingl¨¦s. La hablan casi cuatrocientos millones de personas, no s¨®lo en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica y en Iberoam¨¦rica, sino en los Estados Unidos, donde por lo menos veinte millones de personas son hispanoparlantes y donde Los ?ngeles es, despu¨¦s de la Ciudad de M¨¦xico, la metr¨®poli de lengua espa?ola m¨¢s grande del mundo, mayor que Madrid o Buenos Aires.
Hoy celebramos, de este modo, no la lengua del imperio, sino la lengua de encuentros, la lengua de reconocimientos, la lengua que liga a Lorca y Neruda, a Gald¨®s y Cort¨¢zar, pero tambi¨¦n a Gabriela Mistral y a Sandra Cisneros, a Juan Goytisolo en Espa?a, Juan Rulfo en M¨¦xico y Juan Felipe Herrera en los Estados Unidos.
Nadie redime la universalidad y la generosidad de la lengua espa?ola, aqu¨ª y hoy, como Rosario Ferr¨¦.
Puertorrique?a, escribe tanto en ingl¨¦s como en espa?ol y es una gran escritora norteamericana en ingl¨¦s pero tambi¨¦n una gran escritora latinoamericana en espa?ol.
Pero porque es tambi¨¦n una escritora antillana, pertenece al Mare Nostrum americano, el Caribe que es nuestro Mediterr¨¢neo, un mar por donde nadan peces de diversos colores y muchas lenguas, de la Nueva Orleans de William Faulkner a La Habana de Alejo Carpentier, a la Santa Luc¨ªa de Derek Walcott, a la Dominica de Jean Rhys, al Hait¨ª de Jaeques Rournain, a laCartagena de Indias de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez.
Pocos hombres han descubierto tantos sentidos y dado tanta continuidad a la lengua castellana como V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha. Vista, a veces, en comparaci¨®n con la continuidad evidente de las literaturas inglesa y francesa, como un archipi¨¦lago de grandes libros separados por oc¨¦anos de tiempo, la excelencia cr¨ªtica del profesor Garc¨ªa de la Concha nos permite observar a la literatura de Espa?a como un todo continuo, desde los logros multiculturales de la corte del rey Alfonso X en la Castilla medieval hasta la poes¨ªa de la vanguardia del siglo XX.Acaso esta restituci¨®n de la continuidad perdida la presida la aureola m¨ªstica de los grandes,santos-poetas, Teresa de Avila y Juan de la Cruz.
V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha nos ha hecho contempor¨¢neos de estas avezadas aventuras del alma hisp¨¢nica que abarcan tanto el pasado como el presente de la lengua. Sus estudios de los m¨ªsticos renacentistas son un puente que comunica la presencia del pasado al pasado del presente. En la poes¨ªa, nos dice Garc¨ªa de la Concha, todo es presente porque un gran poeta escribe siempre hoy y hoy transforma el pasado en memoria actual, y el futuro, en deseo presente. He all¨ª el sitio de encuentros de Santa Teresa y Unamuno, de San Juan y Luis Cernuda, de Jorge Manrique y Jorge Guill¨¦n.
No, nunca m¨¢s la lengua del imperio, sino la lengua del encuentro.
No podemos, en espa?ol, decir azotea, alberca, almohada, alcachofa, alc¨¢zar, lim¨®n o naranja, si no evocamos una ra¨ªz ¨¢rabe. Y no tendr¨ªamos lengua castellana sin la contribuci¨®n de la inteligencia jud¨ªa a la corte de Alfonso el Sabio y sus libros fundadores de la historia, las leyes y la lengua de Espa?a.
Con qu¨¦ gran emoci¨®n, hace pocos a?os, entreg¨® el Pr¨ªncipe Felipe, heredero de la Corona, el Premio Pr¨ªncipe de Asturias a las dispersas comunidades sefarditas expulsadas en 1492 pero que guardaron celosamente no s¨®lo las llaves de sus viejos solares espa?oles sino la vitalidad de la lengua castellana que ellos han continuado hablando durante los cinco siglos de su exilio.
Saludo hoy al hombre responsable de este re-encuentro como presidente de la Fundaci¨®n Pr¨ªncipe de Asturias. Est¨¢ con nosotros esta ma?ana y es don Pl¨¢cido Arango.
Y en nuestra propia tradici¨®n latinoamericana, uno de los grandes componentes de las ficciones de Jorge Luis Borges es la reintroducci¨®n, en nuestra imaginaci¨®n y en nuestro lenguaje, de la tem¨¢tica ¨¢rabe y jud¨ªa. Pero la imaginaci¨®n y el lenguaje, la poes¨ªa y la cr¨ªtica, despu¨¦s del acto de la creaci¨®n, debe pasar la prueba de la informaci¨®n, el examen de la comunicaci¨®n social, el duro empe?o de la libertad de prensa.
Llegamos as¨ª al siguiente recipendario de los honores de la Universidad de Brown esta ma?ana, el editor y hombre de empresa espa?ol don Jes¨²s de Polanco.
El lenguaje a pesar de la censura.
La libertad del esp¨ªritu creador a pesar de la servidumbre del cuerpo pol¨ªtico.
Desde antes del fin de la dictadura franquista, Jes¨²s de Polanco apost¨® a una r¨¢pida transici¨®n espa?ola hacia la democracia y, llegado el momento, le dio los elementos necesarios de la verdad, el conocimiento, la cr¨ªtica, la informaci¨®n y la conciencia alerta que la sociedad tan de esperadamente requer¨ªa.
EL PAIS, el gran diario espa?ol fundado y presidido por Jes¨²s de Polanco, ha sido el faro period¨ªstico para la ejemplar transici¨®n de la dictadura a la democracia. Se ha convertido, por esta y muchas otras razones, en uno de los m¨¢s grandes diarios del mundo. Ha sido cr¨ªtico de las pol¨ªticas y los pol¨ªticos m¨¢s cercanos al propio peri¨®dico, y ha apoyado los derechos de expresi¨®n de quienes m¨¢s alejados se encuentran de la filosof¨ªa de EL PAIS.Jes¨²s de Polanco ha tra¨ªdo la fuerza, la belleza, la continuidad, la necesidad de la lengua que hoy celebramos aqu¨ª, al m¨¢s concreto nivel de la responsabilidad cotidiana, vale decir, de la responsabilidad pol¨ªtica. Nos ha demostrado que un derecho no ejercitado a tiempo puede perderse para siempre y debe ser constantemente convalidado a fin de vivir y de compartir su vida -la vida del derecho-, con la comunidad.A trav¨¦s de sus creativas empresas period¨ªsticas, editoriales y audiovisuales, Jes¨²s de Polanco le ha dado a Espa?a, en lugar del lenguaje r¨ªgido y rancio de la dictadura y sus herederos, la lengua vibrante y flexible de la democracia. Que sus enemigos contin¨²en abusando de ¨¦sta mientras a?oran aqu¨¦lla s¨®lo confirma el sitio de Polanco como uno de los creadores de una Espa?a libre y moderna. Que de ello no quepa duda. Sin embargo, ninguna opini¨®n pol¨ªtica, por adversa y repugnante que sea para sus propias convicciones, ha sido expulsada de los circuitos comunicativos de Polanco. Es como si el esp¨ªritu de Voltaire presidiese sobre las tareas de Polanco: "No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defender¨¦ hasta la muerte tu derecho de decirlo".
Es en verdad parad¨®jico que la intolerancia levante hoy sus cabezas de la hidra para negarle a Polanco lo que ¨¦l siempre les ha concedido a sus opositores: la tolerancia que es inseparable de la convicci¨®n de que, en una sociedad democr¨¢tica, nadie escribe, informa o critica en virtud del monopolio de la verdad o gracias al derecho de abusar de quienes no comparten nuestras convicciones.La eterna batalla por la lengua espa?ola como instrumento de comunicaci¨®n cr¨ªtica, y no de exclusi¨®n dogm¨¢tica, sigue perfil¨¢ndose en la actualidad. Acompa?amos a Jes¨²s de Polanco en su lucha sus m¨²ltiples amigos, escritores y lectores. Que jam¨¢s vuelva a sucumbir la lengua espa?ola a los vicios de la denegaci¨®n de la democracia. Escuchemos las voces. Desterremos los vicios. No podemos tolerar un paso atr¨¢s en esta materia.
No, ya no la lengua del imperio, sino la lengua de la tolerancia, de la creatividad, del mutuo reconocimiento, de la identidad m¨²ltiple de ambos lados del Atl¨¢ntico.
Es esto lo que celebramos hoy y ning¨²n espacio mejor para ello que la Universidad de Brown, bajo los auspicios de su Departamento Hisp¨¢nico dirigido por Julio Ortega y hoy reconocido, gracias a ¨¦l, como uno de los centros vitales de la ense?anza y el pensamiento de nuestra cultura en los Estados Unidos.
En verdad, qu¨¦ lugar mejor que Brown, cuyo eminente rector, Vartan Gregorian, ha trabajado tanto y tan magn¨ªficamente por reunir, bajo un techo providencial, aquello que el mundo moderno, a menudo, tan irresponsablemente separa: la educaci¨®n como base del conocimiento; el conocimiento como base de la informaci¨®n, y la imaginaci¨®n como la be lla Dulcinea que todo lo abraza, a todo le da un significado unitario para la forma ci¨®n de personalidades humanas m¨¢s vigorosas, m¨¢s amplias, mejor informadas, m¨¢s sabias, m¨¢s educadas, a fin de enfrentarse, con su caballero Don Quijote, a los desaf¨ªos gigantescos, los ineluctables molinos de la realidad, en el siglo nuevo y el nuevo milenio. Nosotros, la Armada hisp¨¢nica reunida esta ma?ana en Brown, le felicitamos y le agradecemos a Vartan Gregorian su espl¨¦ndida hospitalidad. ?l es, y siempre ser¨¢ reconocido como tal, uno de los grandes educadores de nuestro tiempo. Prosperidad y luces le deseamos hoy que inicia sus nuevas tareas. Providence, Rhode Island. 28 de abril de 1997
Extracto del discurso pronunciado por el escritor mexicano
Babelia
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