Una apuesta por la solidaridad
Hoy, Primero de Mayo, los trabajadores y trabajadoras, convocados por los sindicatos, se movilizan en todo el mundo para hacer o¨ªr su voz, exigir el respeto a sus derechos y exponer las reclamaciones que impone la m¨¢s elemental justicia social. A?o tras a?o venimos comprobando -y padeciendo- el predominio absoluto del capital en el proceso de globalizaci¨®n de la econom¨ªa, sin que parezca haber sujetos pol¨ªticos democr¨¢ticos capaces de encauzar esta evoluci¨®n en beneficio de los pueblos, y no s¨®lo de unas minor¨ªas.Nuestra lucha, pac¨ªfica pero firme y tenaz, comienza por el empleo; y pedimos: "Ahora, empleo estable".
El crecimiento econ¨®mico necesario para la creaci¨®n masiva de puestos de trabajo no puede sustentarse en una concepci¨®n totalmente degradada del trabajo, que es lo que en tantas ocasiones estamos presenciando en nuestros d¨ªas. Primero, por una cuesti¨®n fundamental: la dignidad del trabajador y su derecho a autodeterminar su propia vida. Segundo, porque el paro, la precariedad y la falta de derechos, en segmentos cada vez m¨¢s extensos de la clase trabajadora, est¨¢n produciendo estragos sociales e incluso una quiebra en la sociedad misma que pone en peligro los principios de convivencia y del propio sistema democr¨¢tico. Y, en fin, porque el enorme paro y la temporalidad -muchas veces de ¨ªnfima duraci¨®n- tal vez son indiferentes para los grandes especuladores financieros, pero resultan perjudiciales para la econom¨ªa productiva.
Los sindicatos UGT y CC OO, tras meses de dif¨ªciles negociaciones, acabamos de firmar con la patronal CEOE-CEPYME los Acuerdos para la Estabilidad del Empleo y la Negociaci¨®n Colectiva. Hemos tratado de favorecer a los colectivos con m¨¢s dificultades para acceder al empleo: j¨®venes en busca de trabajo, parados de larga duraci¨®n, mayores de 45 a?os y minusv¨¢lidos, y tambi¨¦n, naturalmente, a los trabajadores temporales, que en Espa?a suman m¨¢s de tres millones, el 33,6%, el triple de la media europea. Una situaci¨®n que nuestra sociedad no pod¨ªa soportar por m¨¢s tiempo.
Hemos hecho una apuesta de solidaridad, partiendo de una cultura de estabilidad en el empleo que es preciso implantar en nuestro pa¨ªs en beneficio de todos. Y esto supone un giro muy considerable, porque, a partir de ahora, la pol¨ªtica de fomento de empleo se har¨¢ incentivando la contrataci¨®n indefinida, y no la temporal como se ven¨ªa haciendo. Vamos a vigilar y valorar con sumo cuidado los efectos de estos acuerdos -que tienen una vigencia de cuatro a?os- en el mercado laboral. Si en un plazo prudencial no se producen avances en la mejora pretendida, tendremos que actuar en consecuencia.
Hacemos un llamamiento al Gobierno para que cumpla con lo prometido: que las modificaciones legales precisas se atengan literal y estrictamente a lo estipulado en los acuerdos; que incentive la contrataci¨®n indefinida, a trav¨¦s, entre otras cosas, de una campa?a institucional, amplia y eficaz; que redoble la inspecci¨®n para eliminar los abusos en la contrataci¨®n temporal.
En el sector p¨²blico existe tambi¨¦n un n¨²mero muy alto de trabajadores precarios (temporales, interinos...) entre los que destacan los de ense?anza y sanidad (30%). Para predicar con el ejemplo el Gobierno, a trav¨¦s de los mecanismos espec¨ªficos previstos en las leyes, debe tambi¨¦n proporcionar la necesaria estabilidad a estos trabajadores.
En materia de contrataci¨®n, los acuerdos mejoran sustancialmente las condiciones del contrato de formaci¨®n (derogando el de aprendizaje) y del contrato a tiempo parcial, y recupera la figura del fijo-discontinuo.
Refuerzan tambi¨¦n la negociaci¨®n colectiva y las posibilidades de mejorar las condiciones laborales, a trav¨¦s de convenios sectoriales de ¨¢mbito estatal. Por otra parte, se proporcionar¨¢ cobertura a los asalariados afectados por la derogaci¨®n de las ordenanzas laborales, que rondan los 800.000.
Los acuerdos, por su propia naturaleza, no pueden generar empleo. Pero s¨ª abren una puerta para que lo creen quienes pueden y deben hacerlo: los empresarios, en primer t¨¦rmino; tambi¨¦n el Gobierno tiene una responsabilidad fundamental en esta cuesti¨®n que constituye el problema m¨¢s grave de nuestro pa¨ªs. El Ejecutivo del se?or Aznar no tiene, sin embargo, una pol¨ªtica de empleo. Es m¨¢s, su pol¨ªtica econ¨®mica va claramente en contra de ese objetivo: recortes dr¨¢sticos en inversiones imprescindibles para el crecimiento, liquidaci¨®n del sector p¨²blico productivo, congelaci¨®n de la oferta p¨²blica de empleo, as¨ª como de los sueldos de los empleados p¨²blicos; todo bajo el imperativo de los dogmas neoliberales qu¨¦ le llevan tambi¨¦n a realizar una pol¨ªtica fiscal regresiva y a dejar que se deterioren servicios p¨²blicos esenciales, como la educaci¨®n y la sanidad.
Frente a esa continua erosi¨®n al Estado de bienestar, frente a ese permanente acoso a lo p¨²blico que lleva a cabo el Gobierno de modo sistem¨¢tico, tenemos que implicarnos al m¨¢ximo en el trabajo sindical.
Una lucha en la que se reivindican soluciones a problemas muy graves que interesan a la ciudadan¨ªa y a toda la sociedad espa?ola. Cuando seguimos todav¨ªa con un 21,8% de paro y vemos c¨®mo aumentan las desigualdades, la descohesi¨®n y la exclusi¨®n social, la pol¨ªtica que practica Aznar nos obliga a manifestar que Espa?a no va bien, o al menos no tan bien; por mucho que se pregonen los logros macroecon¨®micos, los de la convergencia nominal, aunque ¨¦stos no sean atribuibles s¨®lo al Ejecutivo, por cierto. No podremos compartir la machacona y simplista afirmaci¨®n del presidente del Gobierno mientras no progresemos por el camino de la convergencia real con los pa¨ªses socialmente m¨¢s desarrollados.
En la jornada que celebramos, el mundo del trabajo se enfrenta con un gran desaf¨ªo: la mundializaci¨®n del capital, del gran capital, que maneja a su arbitrio el destino de millones y millones de trabajadores. No cabe replegarse ni ignorar los hechos.
El movimiento sindical internacional, hoy d¨ªa representado por la CIOSL, tiene que movilizarse estrechamente unido para constituir un contrapoder eficaz y conseguir la mundializaci¨®n de la justicia social y tambi¨¦n de la renovaci¨®n ecol¨®gica. Valores esenciales para una vida digna, de los que se desentiende ol¨ªmpicamente -si no es para da?arlos- la tiran¨ªa de los mercados financieros que caracteriza al capitalismo actual. El sindicalismo tiene que defender alternativas que se basen no en una competencia feroz y devastadora, sino en principios de cooperaci¨®n, ayuda mutua y solidaridad.
Una solidaridad que nosotros queremos realizar, en primer t¨¦rmino, con los cientos de sindicalistas asesinados o que padecen tortura o c¨¢rcel en el mundo. Y nos solidarizamos tambi¨¦n con los trabajadores inmigrantes, cuya precaria situaci¨®n se ve agravada por actitudes xen¨®fobas de algunas autoridades y de grupos fascistas, adem¨¢s de por la m¨¢s inicua explotaci¨®n por empleadores sin escr¨²pulos. La proclamaci¨®n de 1997 como A?o Europeo contra el Racismo y la Xenofobia tiene que trascender de una mera proclama para convertirse en una realidad.
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