Ricart niega sus confesiones e imputa el triple crimen a los hermanos Antonio y Mauricio Angl¨¦s
Fr¨ªo, insolente, c¨ªnico a veces, Miguel Ricart comenz¨® a ser interrogado ayer por el fiscal del caso Alc¨¤sser. Con cierta teatralidad y grandilocuencia, asegur¨® que no estaba dispuesto a comerse "ning¨²n marr¨®n" y que demostrar¨ªa su inocencia. Pero despu¨¦s de dos horas de interrogatorio y de una larga y confusa perorata, el tribunal levant¨® la sesi¨®n sin que el procesado hubiera cumplido su promesa. Una y otra vez se limit¨® a repetir machaconamente que todas sus declaraciones sumariales las hab¨ªa realizado bajo tortura o atenazado por el miedo, adem¨¢s de implicar insistentemente en el triple crimen a Mauricio Angl¨¦s, hermano del fugitivo Antonio Angl¨¦s.
El presidente del tribunal, Mariano Tom¨¢s, orden¨® a las 10.58 el interrogatorio del procesado. ?ste,. vestido con una llamativa camisa estampada de colorines marr¨®n, azul y rosa, avanz¨® unos pasos para abandonar el banquillo de los acusados y ocupar una silla menos inc¨®moda. El abogado de Ricart solicit¨® que le fueran retirados los grilletes que atenazaban sus mu?ecas, ante lo que el presidente consult¨® al Polic¨ªa encargado de la custodia. Pero el agente, que no quer¨ªa correr ning¨²n riesgo, prefiri¨® mantener al reo esposado.A preguntas del fiscal Enrique Beltr¨¢n, Ricart record¨® aquel 27 de enero de 1993 en que fue detenido por la Guardia Civil cuando entraba en el domicilio de la familia Angl¨¦s en Catarroja (Valencia). "Los guardias civiles me preguntaron por Enrique Angl¨¦s", dijo Ricart, en referencia al hermano de Antonio a cuyo nombre figura el volante m¨¦dico encontrado junto a la fosa de Tous donde fueron sepultados los cad¨¢veres de las tres ni?as.
Tras asegurar que el fugitivo Antonio Angl¨¦s le hab¨ªa comentado en m¨¢s de una ocasi¨®n su deseo de hacer "una cosa as¨ª" -en referencia a la salvaje org¨ªa a la que fueron sometidas M¨ªriam, To?i y Desir¨¦e- anunci¨® que demostrar¨ªa que el entonces quincea?ero Mauricio s¨ª que es capaz de hacer una cosa as¨ª. Fue la primera embestida a Mauricio, contra el que arremeti¨® obsesivamente en varias ocasiones m¨¢s.
La principal estrategia del ¨²nico inculpado por el triple crimen estuvo clara desde el primer momento de la sesi¨®n: mantener a capa y espada que sus declaraciones ante la Guardia Civil le fueron arrancadas bajo tortura o presi¨®n psicol¨®gica. "En cuanto se march¨® la abogada... ?le?a al mono! Lo ¨²nico que figura de verdad en esas actas es mi firma", proclam¨® con solemnidad. "Los guardias me dijeron que hiciera lo que ellos me dijesen o que a mi hija le pod¨ªa pasar lo que a las ni?as de Alc¨¤sser".
El fiscal, al que Ricart se empe?aba en llamar respetuosamente "don Enrique", fue estrechando el cerco en tomo al procesado, con la t¨¦cnica de resaltar las contradicciones existentes en sus declaraciones ante la Guardia Civil y el juez, haci¨¦ndole ver la imposibilidad de que todas sus confesiones le hubieran sido sacadas bajo coacci¨®n. "Hay 21 declaraciones y cartas escritas por usted al juzgado. ?Son todas falsas", inquiri¨® Beltr¨¢n, haciendo notar a Ricart que lleva a?os anunciando que tiene "pruebas vivientes" de su inocencia e implicando en los asesinatos a Antonio Angl¨¦s y su hermano Mauricio, as¨ª como a otro hombre no identificado apodado El Nano. Ricart asegur¨® que Mauricio le hab¨ªa confiado supuestamente su temor a la Guardia Civil pudiera encontrar huellas suyas en el escenario del crimen.
"Yo alucin¨¦ cuando me dijeron lo que les hab¨ªan hecho a las ni?as. Eso no lo han hecho dos hombres, se lo digo yo", continu¨® Ricart, insistiendo en que conoci¨® c¨®mo ocurrieron los hechos cuando le visitaron varios guardias civiles en la c¨¢rcel de Castell¨®n.
Para refrescarle la memoria, Beltr¨¢n solicit¨® que se leyera parte de la declaraci¨®n en la que el reo detallaba las violaciones cometidas en la caseta de La Romana (Tous). La secretaria de la sala ley¨®: "Antonio Angl¨¦s desnud¨® a Antonia [G¨®mez] y le introdujo el pene por v¨ªa vaginal. Unos diez minutos m¨¢s tarde, sin que pueda precisar el declarante si hubo o no eyaculaci¨®n, Antonio dio la vuelta a Antonia e introdujo su miembro por v¨ªa anal. Antonia profiri¨® despu¨¦s unos gritos desgarradores de dolor, apercibi¨¦ndose el declarante que Antonio estaba introduciendo un palo en el ano de ¨¦sta". El fiscal resalt¨® entonces que Ricart no hab¨ªa comentado que la Guardia Civil le indujera a declarar que se utilizaron objetos en las violaciones y que ¨¦l mismo aport¨® este dato, apuntado s¨®lo como posible en las autopsias.
Las quejas del acusado
Nervioso y desafiante, Ricart le espet¨® al fiscal: "Si me amenazan de muerte, ?qu¨¦ quiere que haga, Vamos a ponemos en l¨ªnea de fuego. ?Qu¨¦ metan en la c¨¢rcel a quienes hicieron eso y que la Guardia Civil no se justifique conmigo!". El procesado remat¨® su proclama quej¨¢ndose: "M¨¢s que me han acusado... Lo ¨²nico que falta es que me maten. Qu¨¦ m¨¢s da".
Beltr¨¢n pidi¨® despu¨¦s que se leyera otro p¨¢rrafo de la declaraci¨®n prestada por Ricart el 2 de marzo de 1993 en el juzgado de Alzira, en la que ¨¦ste relata c¨®mo Antonio Angl¨¦s arranc¨® la ropa a Desir¨¦e Hern¨¢ndez y le incit¨®, a violarla dici¨¦ndole "ahora te toca a t¨ª". Seg¨²n esta declaraci¨®n, a Ricart "no le apetec¨ªa" y su amigo le dio a entender que le matar¨ªa si se negaba. El reo volvi¨® a negar su autoinculpaci¨®n.
Tras un descanso, el fiscal conmin¨® a Ricart a que presentara las "pruebas concluyentes" que dec¨ªa tener sobre su inocencia. Tras debatirse durante unos minutos con la duda de hablar en Ose momento o esperar a hoy, Ricart ofreci¨® una supuesta coartada en un confuso relato sobre la semana anterior al crimen. Seg¨²n el acusado, el 13 de noviembre de 1992 pas¨® la noche en casa de su amigo Ant¨®n Partera Zafra en Catarroja. El d¨ªa siguiente, Ricart dice que lo pas¨® con su novia Dolores Cuadrado Bad¨ªa y la hija de ambos.
No tocar la moqueta
Los an¨¢lisis de la moqueta que envolvi¨® a las v¨ªctimas deber¨¢n esperar. El tribunal orden¨® ayer al forense sevillano Luis Frontela que "cese" en sus investigaciones "hasta que legalmente se determine" y aplaz¨® su decisi¨®n sobre nuevas pruebas.El perito envi¨® a tres d¨ªas del juicio el avance de un informe en el que afirma que ha encontrado probables manchas de sangre y semen en la moqueta. Frontela no advirti¨® ni a las partes ni al tribunal que ultimaba un nuevo estudio. El presidente de la sala, Mariano, Tom¨¢s, se lo reproch¨® ayer al afirmar que el informe se ha realizado "en tiempo procesal incorrecto", con el sumario contra Miguel Ricart concluido y el juicio oral ya abierto.
De nada sirvieron las protestas de las acusaciones populares, que quieren que Frontela al menos verifique esas manchas y compare el posible resultado con semen o sangre de Ricart antes de que el forense comparezca en el juicio. Tom¨¢s record¨® que el informe se puede incorporar a la investigaci¨®n abierta en el juzgado de Alzira contra Antonio Angl¨¦s y otros sospechosos, pero que la vista contra Ricart, al que de momento no afectar¨¢ el descubrimiento de Frontela, no debe retrasarse m¨¢s. La sala tomar¨¢ una decisi¨®n sobre el asunto cuando testifique el forense.
La moqueta, mientras tanto, no se analizar¨¢, m¨¢s y permanecer¨¢ entre las piezas de convicci¨®n que guarda la Audiencia de Valencia. La presidenta de la asociaci¨®n Clara Campoamor, Blanca Estrella Ruiz, resalt¨® que Miguel Ricart, como el violador del ascensor de Valladolid y otros, se escuda en supuestas amenazas de la polic¨ªa para desmentir anteriores confesiones.
Fernando Garc¨ªa, padre de una de las v¨ªctimas del crimen, asegur¨® que el procesado "tiene la lecci¨®n muy bien aprendida".
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