El sol, la fritanga y el agua milagrosa
Decenas de miles de madrile?os, entre chotis y gallinejas, festejaron el d¨ªa grande de las fiestas de San Isidro
Un tipo de unos 40 a?os, con unos cascos de radio en la oreja y acento borrach¨ªn lleg¨® ayer al pie de la ermita del Santo. Dio una. vuelta y pregunt¨® a un hombre vestido de chulapo: "Oiga, compa?ero, usted que es de aqu¨ª, ?para qu¨¦ es esta cola?". El otro puso cara de perdonavidas y le contest¨®: "Para recoger agua del pozo de la ermita de San Isidro; dicen que es milagrosa". ",Y se puede uno colar?", volvi¨® a preguntar el del walkman "Pruebe", ataj¨® desafiante el madrile?o. Pero, a la vista de los cientos de personas que aguardaban desde muy de ma?ana, el de la radio se arrug¨® y decidi¨® que mejor que el agua se tomaba otra cerveza. Eran las doce de la ma?ana. Y el lugar, la pradera de San Isidro, donde ayer se juntaron decenas de miles de personas para homenajear al santo en el d¨ªa grande de las fiestas isidriles y, de paso, beber limonada, lucir gorra de castizo (para los entendidos, parpusa) o meterse con valor en el est¨®mago una raci¨®n entera de gallinejas -tripas fritas de cordero-, alimento muy del lugar y de la fecha.El sol titube¨® en salir pero, cuando asom¨®, lo hizo en firme. Y eso anim¨® a la gente, que se congreg¨® como nunca en una pradera que no es la que Goya pint¨® (¨¦sta duerme ahora debajo de la M-30), pero que sirve para la misma cosa.
Acudi¨® el alcalde y los concejales de la oposici¨®n, pero el protagonista era una ciudad entera decidida a pas¨¢rselo bien encima de la hierba. Hubo quien llev¨® tortiilete empanado y manta desde casa (los antiguos sostienen que es lo t¨ªpico y lo ortodoxo) y quien tir¨® de barra de bar, mucho m¨¢s moderno pero m¨¢s c¨®modo. Unos 200 puestos vend¨ªan de todo: desde estampitas de san Isidro o santa Gema a fotos de las Spice Girls. Todo vali¨®. Incluso un hombre se paseaba con un mono peque?o vestido de Superman sin que los madrile?os supieran a cuento de qu¨¦.
Un tr¨ªo de m¨²sicos ambulantes y pedig¨¹e?os se instal¨® por las buenas en un rinc¨®n del parque y desde all¨ª atac¨® pasodobles a un ritmo enloquecedor. Chulapos y no chulapos salieron a bailar tambi¨¦n por las buenas. Dos madrile?os maduros, veteranos asistentes a la fiesta, dec¨ªan, mientras iban con una cesta a la caza de bebidas por entre los puestecillos, que el asunto se anima a?o tras a?o. El aire llevaba de ac¨¢ para all¨¢ el olor espeso de la fritanga variada, y los ni?os Vestidos de chulapos dorm¨ªan como de milagro en su carricoche en medio del jaleo. La concurrencia hac¨ªa planes para los toros o estudiaba el programa de fiestas a fin de encontrar la mejor verbena de la noche.
En un tenderete sonaba el cuando vayas a Madrid chulona m¨ªa" mientras el personal arrasaba con los bocadillos de calamares. Pero la due?a del puesto, con pa?ol¨®n y clavel, par¨® durante un instante el chotis para entender lo que le dec¨ªan por el tel¨¦fono m¨®vil. Cosas del fin de siglo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.