Una bella condesa y su amante ocultan el dinero de Craxi, seg¨²n los jueces
Vaqueros ajustados, chaqueta de piel negra y un sombrero de paja en la mano. La condesa Francesca Vacca Augusta mostr¨® ayer su belleza madura y elegante, al descender del avi¨®n de Alitalia que la trajo a Roma, extraditada desde M¨¦xico. Un vuelo de muchas horas, v¨ªa Miami, y cargado de carabineros. Para la madrugada de hoy era esperada tambi¨¦n la llegada del amante de la condesa, Maurkio Raggio. Los jueces les acusan de ocultar dinero negro que fue del Partido Socialista Italiano (PSI), y que, seg¨²n la acusaci¨®n, hoy beneficia a su ex l¨ªder, Bettino Craxi.
Estos dos personajes mundanos son, seg¨²n las citadas fuentes, los ¨²ltimos testaferros del l¨ªder exiliado en Hamamet, que, con esta pirueta judicial, vuelve a una prensa del coraz¨®n que cultiv¨® en sus d¨ªas de gloria, cuando recib¨ªa tocado con un simple pareo a grandes del mundo en su feudo tunecino.La condesa torna, por su parte, a una cr¨®nica de sucesos en la que est¨¢ plenamente inscrita el apellido que le dej¨® su difunto marido, junto a una generosa fortuna derivada de la f¨¢brica de helic¨®pteros Agusta, la misma que dio lugar en B¨¦lgica a un crimen pol¨ªtico entre socalistas conectado con una operaci¨®n comercial promovida, seg¨²n la prensa italiana, por el propio Craxi, y generadora de las comisiones ilegales al uso.
Maurizio Raggio entr¨® en esta historia por las circunstancias de ser joven -ahora tiene 38 a?os-, bien parecido e hijo del propietario de un restaurante de Portofino. Craxi era un habitual de la villa que la condesa tiene en esa localidad de la costa de Liguria tan peque?a y exclusiva que, en agosto, se llena en cuanto llegan dos o tres potentados como Silvio Berlusconi y alg¨²n que otro Agnelli. La confianza de Craxi con la Augusta y el joven Raggio se consolid¨® en aquellas noches de verano.
Otro amigo de Craxi, su compa?ero de escuela Giorgio Tradati, fue quien dijo a los juees que, hacia 1993, el ex l¨ªder le quit¨® la firma de las cuentas exanjeras del PSI que ¨¦l hab¨ªa manejado, para transferir sus poderes a Francesca Vacca y a Raggio. Tradati a?adi¨® que varias decenas de miles de millones e liras depositadas en Suiza y Luxemburgo salieron hacia hancos del Caribe poco antes de que la condesa y su amante esaparan de Italia.
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