Ir¨¢n se dispone a endurecer su r¨¦gimen a causa del fracaso de su pol¨ªtica econ¨®mica
ENVIADA ESPECIALLa econom¨ªa va mal y pocos se atreven a discutirlo en Ir¨¢n. Al t¨¦rmino de su segundo y, por ley, ¨²ltimo cuatrienio como presidente, Al¨ª Akbar Hachemi Rafsanyani deja una importante crisis econ¨®mica. Nadie le niega los logros en la reconstrucci¨®n del pa¨ªs tras ocho a?os de guerra con Irak o la mejora de las infraestructuras, pero gran parte del programa liberalizador por el que lleg¨® al poder en 1989 se qued¨® en el tintero. Seguir o no su l¨ªnea es uno de los grandes debates entre las facciones que se disputan su sucesi¨®n. Aunque nadie ha criticado abiertamente durante la campa?a electoral el trabajo de Rafsanyani, el cambio de l¨ªnea parece seguro.
Ya el programa de liberalizaci¨®n econ¨®mica con el que Rafsanyani fue elegido con el 95% de los votos en 1989 (y algunos menos en 1993) qued¨® bloqueado cuando perdi¨® el fundamentalismo apoyo del hombre que sucedi¨® al ayatol¨¢ Jomeini, como supremo gu¨ªa de la Revoluci¨®n, el hoyatoleslam Al¨ª Jamenei. Los principales soportes pol¨ªticos de Jamenei, el poderoso gremio de los comerciantes del bazar y los cl¨¦rigos conservadores, siempre han temido las consecuencias de la apertura al extranjero preconizada por Rafsanyani.Hoy, en v¨ªsperas de la elecci¨®n presidencial, es el candidato apoyado por esos dos mismos grupos, Al¨ª Akbar Nateq-Nuri, presidente del Parlamento, quien tiene todos los n¨²meros para ganar. Y eso pese a que tanto desde otros sectores del r¨¦gimen -los que en Occidente se conoce como pragm¨¢ticos o liberales- como desde fuera se advierte de las consecuencias nefastas de un mercado excesivamente protegido y cerrado.
"Este pa¨ªs va a llegar al a?o 2010 con 85 millones de habitantes, sin rentas del petr¨®leo y tras haber probado tres o cuatro modelos econ¨®micos diferentes. ?Conoce usted una receta mejor para la cat¨¢strofe?", se pregunta un economista extranjero con siete a?os de residencia en Ir¨¢n. La misma opini¨®n es compartida por otros observadores occidentales consultados por este diario. Sin embargo, y aunque los medios de comunicaci¨®n locales debaten con bastante libertad el asunto, las autoridades se niegan a aceptar ese an¨¢lisis.
El propio Rafsanyani declar¨® el pasado domingo que la econom¨ªa iran¨ª goza de buena salud "a pesar de las presiones de Estados Unidos, los movimientos europeos y las circunstancias internas como el terremoto y la sequ¨ªa". Sus palabras se refer¨ªan a la "estabilidad de los precios en Ir¨¢n", algo que suena a iron¨ªa cuando la inflaci¨®n anual se estima actualmente en un 25%. Otro dato: hace seis a?os un d¨®lar equival¨ªa a unos 70 riales, de acuerdo con el cambio establecido por el Banco Central. Hoy , la tarifa oficial es de 3.000 riales.
Recientemente, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ech¨® un capote al Gobierno al asegurar que tanto los fundamentos econ¨®micos como la credibilidad de los datos oficiales han mejorado. El FMI agradec¨ªa as¨ª la reestructuraci¨®n de la deuda externa iran¨ª, muy elevada a causa de las importaciones desenfrenadas del bienio 1992-93. Para poder pagar, y dado que el dinero del petr¨®leo no da tanto de s¨ª, Teher¨¢n ha tenido que optar por una reducci¨®n dr¨¢stica de las importaciones, lo que ha repercutido en el aparato productivo y en los precios.
A su vez, los salarios se han estancado hasta el punto de que su valor real se ha visto reducido a la mitad en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas, y especialmente hace un par de a?os. La situaci¨®n dram¨¢tica que viven muchas familias ha motivado dos protestas en la capital. Los trabajadores del petr¨®leo, antes mimados por el sistema, salieron a la calle a finales de 1991 para reclamar una mejora en sus sueldos y volvieron a repetir su protesta este febrero.
El r¨¦gimen toma nota
Es dif¨ªcil saber si brotes similares volver¨¢n a producirse, pero el r¨¦gimen ya ha tomado nota para evitarlo. Adem¨¢s de frenar el plan para acabar con las subvenciones a una larga lista de art¨ªculos de primera necesidad, lo que amenazaba con provocar una verdadera revoluci¨®n social, numerosos cl¨¦rigos han empezado a reclamar una mayor atenci¨®n a la carest¨ªa de la vivienda en las ciudades o la necesidad de que se faciliten ayudas para que los j¨®venes puedan casarse, ya que las dificultades para sostener una familia les hace pens¨¢rselo.Durante la campa?a electoral que concluy¨® ayer -hoy es d¨ªa de reflexi¨®n- estos problemas han constituido uno de los polos de atenci¨®n. La inexistencia de partidos pol¨ªticos y el hecho de que los cuatro candidatos, uno de los cuales se retir¨® ayer, hayan sido aprobados por el Consejo de Guardianes hace muy dif¨ªcil establecer diferencias sustanciales de programa o destacar medidas concretas favorecidas por cada cual. No obstante, de las declaraciones de unos y otros se desprende la existencia de un intenso debate interno, dentro del sistema, sobre el camino que debe seguirse.
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