Causa general contra PRISA
El escrito constituye una causa general contra el Grupo PRISA. Es verdad que los socialistas amenazaron con acciones judiciales. Ah¨ª est¨¢ la querella de Barrionuevo contra el director fundador de EL PA?S, Juan Luis Cebri¨¢n, por informaciones relativas a los GAL. ?Qui¨¦n cerr¨® El Independiente?: la ONCE, despu¨¦s de su clamoroso fracaso en el mercado, aunque es cierto que quienes cobraron millonarias indemnizaciones acusaron alternativamente a Mario Conde o al Gobierno de entonces. Que entre las denuncias figure el cese de Jos¨¦ Luis Guti¨¦rrez como director de Diario 16 parece una broma: indica que el PP ni siquiera se ha molestado en distinguir el programa de la Asociaci¨®n de Escritores y Periodistas Independientes (AEPI) del suyo.Es cierto que el Estado abandon¨® la SER, como la COPE, Radio Espa?a y otras emisoras en las que participaba como herencia de la incautaci¨®n decretada por Franco tras la guerra civil. PRISA pag¨® 3.200 millones por el 25% del Estado, cuando hab¨ªa adquirido el 75% en el mercado privado por 1.200 millones. No hubo otorgamiento" a PRISA del 36% del mercado radiof¨®nico. En 1989 se adjudicaron a la SER 23 emisoras -30, si se suman las asociadas- sobre un total de 320. ?No le interesa al PP investigar tambi¨¦n las 69 adjudicadas al grupo Blas Herrero o las 14 al grupo Rato, perteneciente a la familia del vicepresidente econ¨®mico?
Respecto a las alusiones a los monopolios o a las posiciones dominantes, simplemente no las hay en Espa?a. La concentraci¨®n que se est¨¢ produciendo en las empresas obedece a los mismos impulsos y estrategias que en el, resto de los sectores econ¨®micos. Nadie en su sano juicio puede decir que hay "posici¨®n dominante" o "monopolio" en el mercado de prensa escrita, cuando PRISA tiene -sumados EL PA?S, As y Cinco Dias- el 13,07% de la cuota de mercado. Algo similar puede decirse de la radio, donde la SER convencional tiene el 24,6% de la cuota de sinton¨ªa; la COPE, el 20,9%; Onda Cero, el 17,3%, y Radio Nacional, el 12,2%. En cuanto a la televisi¨®n, Canal + tiene tan s¨®lo el 2% de la audiencia televisiva, aunque alg¨²n programa -por ejemplo, los gui?oles- supere ampliamente ese porcentaje.
Aparte otras consideraciones, y en lo que m¨¢s nos afecta como profesionales, es una verg¨¹enza que diputados de este pa¨ªs pidan que se investigue c¨®mo han conseguido sus informaciones y exclusivas a lo largo de 13 a?os los periodistas de los medios se?alados. Produce arcadas que esa petici¨®n se haga en nombre de la Constituci¨®n y en defensa de la libertad de expresi¨®n. Si lo que desean es defender a su presidente y a su Gobierno, est¨¢n en su derecho. Pero abusan manifiestamente -recordando tiempos peores- cuando pretenden acosar a un grupo de comunicaci¨®n por la escueta raz¨®n de que no le presta apoyo ni coincide con sus intereses. ?se es el meollo de la cuesti¨®n: no existe ninguna batalla de los medios, y si existiera no tendr¨ªa mayor importancia. Lo que s¨ª la tiene, y mucha, para el conjunto de los ciudadanos es el intento de un Gobierno de acallar una voz que les parece -con raz¨®n- cr¨ªtica.
La obsesi¨®n del PP de que se investigue lo que hicieron los socialistas en el pasado en materia de medios de comunicaci¨®n es muy indicativa de su talante y de lo que entiende por mirar hacia adelante. Pero la apoyamos sin reservas y solicitamos a los dem¨¢s grupos parlamentarios que tambi¨¦n lo hagan. As¨ª se podr¨¢ despejar de una vez ese conjunto de patra?as mil y una veces repetidas durante mucho tiempo sobre los favoritismos al Grupo PRISA. Todav¨ªa ahora se repite, sin verg¨¹enza, que la concesi¨®n de Canal + fue irregular, sin que importe una sentencia contraria del Supremo.
El esp¨ªritu de concordia de la transici¨®n se ve amenazado por la actitud de esta derecha que emite a diario mensajes incre¨ªbles sobre su disposici¨®n a servir el "inter¨¦s general". En medio, la econom¨ªa crece y navegamos viento en popa hacia Maastricht. Es l¨®gico, si se contemplan las habilidades de nuestros gobernantes, que la prensa extranjera denomine a esta situaci¨®n el milagro espa?ol. Y que el presidente Aznar confiese ufano: "El milagro soy yo". No tiene idea de hasta qu¨¦ punto.
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