La gran industria espa?ola tiene dos a?os de plazo para reducir sus vertidos contaminantes

?D¨®nde pueden informarme? ?Qu¨¦ tengo que hacer? ?Cu¨¢nto me costar¨¢? Industriales de las actividades m¨¢s variadas deambulan por seminarios monogr¨¢ficos donde, a cambio de una inscripci¨®n de 120.000 pesetas, reciben malas noticias sobre el futuro de su sector si no se acomoda pronto a una directiva de nombre cr¨ªptico IPPC (Prevenci¨®n y control integrado de la contaminaci¨®n). Los estados de la Uni¨®n Europea tienen dos a?os de plazo para transponer esta directiva revolucionaria. No trata de aplicar medidas correctoras a las emisiones. Pretende reducirlas en origen.

El despiste entre los industriales es pat¨¦tico. Uno de ellos, dedicado a la industria del vidrio, preguntaba esta semana en la sede central de la SEPI a un subdirector de Medio Ambiente: "?Por favor, d¨ªgame d¨®nde me puede enterar en qu¨¦ afecta a mi empresa!". Los grandes ya est¨¢n enterados: los del papel, la siderurgia, la industria qu¨ªmica. Sus agrupaciones patronales tienen l¨ªnea directa con sus hom¨®logos de ¨¢mbito europeo, cuyas industrias punta ya tienen recorrido e camino hacia la homologaci¨®n de unas tecnolog¨ªas limpias, que ser¨¢n las que impongan a sus colegas m¨¢s retrasados.Son estos industriales avanzados los que han impulsado la elaboraci¨®n de la directiva europea IPPC (10 de octubre de 1996) calificada de revolucionaria porque rompe con la cultura establecida hasta ahora en la legislaci¨®n medioambiental, Aborda la prevenci¨®n de los vertidos y emisiones da?inos en todos los ¨¢mbitos -agua, aire, suelo- del medio ambiente, a trav¨¦s del tratamiento integrado de la contaminaci¨®n.

Todo lo que se ha intentado regular hasta ahora era la aplicaci¨®n de medidas correctoras a las actividades contaminantes. Se ha legislado hasta ad infinitum; doscientas, trescientas normas que al final muy pocos cumplen, al amparo del eslogan "el que contamina paga". La nueva tendencia que marca la IPPC supone un giro copernicano. Se dirige al origen de la actividad que produce la carga contaminante, para aplicar en el proceso de fabricaci¨®n medidas que reduzcan las emisiones.

Julia P¨¦rez-Cerezo, consejera delegada de Environment, Transport & Planning, reconoce que la Comisi¨®n Europea est¨¢ sometida a las presiones de los intereses econ¨®micos de grupos fuertes que se?alan el camino. Estos grupos aventajados se distinguen por sus tecnolog¨ªas punta en materia de medio ambiente y logran que la Uni¨®n Europea las eleve a normas de car¨¢cter obligatorio para todos los estados de la Uni¨®n.

"Si a un estado le surge un problema de impacto medioambiental con una carretera en construcci¨®n no le pasa nada. No deja de ser competitivo, por ello", a?ade Julia. "Pero si no cumples con una directiva del tipo de la IPPC, puede ocurrir que venga un industrial holand¨¦s y te acuse de incumplir la legislaci¨®n; superas los l¨ªmites de las emisiones y produces a precios m¨¢s baratos porque no internalizas tecnolog¨ªas limpias. Te acusa de competencia desleal y la Comisi¨®n env¨ªa un requerimiento al Estado espa?ol para que te cierren la f¨¢brica".

Con la entrada en el euro y el mercado ¨²nico, P¨¦rez-Cerezo cree que toda aquella empresa que no sea eficiente desde el punto de vista medioambiental va a dejar de sobrevivir, no la van a dejar exportar.

Ventanilla ¨²nica

La IPPC se?ala principios para conceder permisos a las instalaciones industriales, a trav¨¦s de una ventanilla ¨²nica. Concede a los Estados miembros de la UE un plazo de ocho a?os para que revisen las viejas y dos para su trasposici¨®n, con efecto sobre las industrias de nueva planta. Una tarea ¨ªmproba. En Espa?a ni siquiera se conocen las que existen. "No hay datos", confiesa un alto funcionario de Medio Ambiente.Donde no entra la IPPC es en la fijaci¨®n de los valores l¨ªmites de las emisiones, ni en la organizaci¨®n de las autoridades competentes ni en la fijaci¨®n de los l¨ªmites de las emisiones. En la mayor¨ªa de los casos ser¨¢n los propios sectores industriales quienes los marquen.

Jos¨¦ Luis Asenjo, presidente de la Asociaci¨®n Nacional de Fabricantes de Pasta, Papel y Cart¨®n (ASPAPEL) afirma que han encargado a su asociaci¨®n europea un informe para determinar esos l¨ªmites. "Es mejor que lo hagan voluntariamente, que se comprometan; es la ¨²nica manera de que lo cumplan", asegura P¨¦rez-Cerezo.

A sectores como la siderurgia, que acaba de invertir cantidades enormes en su reconversi¨®n le llega la directiva en un p¨¦simo momento. La costosa tecnolog¨ªa reci¨¦n implantada no ten¨ªa en cuenta el compromiso que ahora se le plantea. Su adaptaci¨®n, seg¨²n Luis Iniesta, director del ¨¢rea de tecnolog¨ªa de la Uni¨®n de Empresas Sider¨²rgicas (UNESID) supondr¨¢ unos costes adicionales con los que no contaban.