Poes¨ª¨¢ tecno-anal
Esto que hemos visto es un conmovedor fresco en tres partes que tambi¨¦n podr¨ªa llamarse Retrato de un mani¨¢tico narciso, donde sobre una banda sonora preciosamente elaborada y de base tecno el artista juega al onanismo de la sangre. Es una pulsi¨®n solitaria y atrevida, dir¨ªase que extremista, capaz de crear atm¨®sfera y lazos que aprisionan desde la primera escena.Gilles Jovin goza de la concentraci¨®n propia de un actor y del reservado y potente histri¨®n de un c¨®mico tr¨¢gico, alguien capaz de desnudar los rituales secretos de un perdedor con ilusiones, donde no falta la iron¨ªa religiosa.
?Qui¨¦n dijo que los bakalas irredentos no ten¨ªan su corazoncito y su l¨ªrica? Jovin lo demuestra con el mando a distancia como un lujoso instrumento de placer con el que se frota el tiempo y se reta a cualquier equilibrio. No falta tampoco un uso del desnudo comparable al tenebrismo desgarrado de Ribera donde emana la sangre del ¨¦xtasis, porque mucho de ¨¦xtasis hay en este espect¨¢culo con un juego simb¨®lico donde todo tiene su papel cat¨¢rtico, desde la piruleta que es una bandera suiza hasta las zapatillas all stars.
Tril¨®gie
Coreograf¨ªa y puesta en escena de Gilles Jovin. Teatro Pradillo. Madrid, 24 de mayo.
La formaci¨®n de este artista merece ser analizada para entender o al menos acercarse a su est¨¦tica. La seriedad del trabajo es manifiesta, y en ¨¦l coincide una serie de influencias contempor¨¢neas que hacen las veces de seco y duro documento. Tambi¨¦n es La soledad del bakaladero de largas ma?anas, la desesperada concupiscencia del chico y sus cintas, el fr¨ªgido romance con un magnet¨®fono que le escupe religiosamente lo que necesita pero que a la vez le oculta su significado: m¨ªstica del tecno, pasi¨®n mec¨¢nica, repetitiva, que a la vez impele a un desarrollo de movimientos coreogr¨¢ficos donde tambi¨¦n adquiere car¨¢cter de c¨®digo teatral toda una serie de virtuosa m¨ªmica y gestos expansivos que, quiz¨¢ por haberlos visto mucho fuera del teatro, no queremos concederles la poes¨ªa que llevan dentro.
Los tres solos (Bloody Mary, Mid¨¢ele Swiss, Only you) crean una ¨²nica gran pieza que a la vez dibujan las distintas tinieblas de un solo personaje, sus obsesiones y su m¨¢s gozosa sexualidad, porque si algo hay de principio a fin en esta velada es una enorme carga de sensualidad que a veces desborda el vaso hasta embarazar al espectador.
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