Y lleg¨® Jos¨¦ Tom¨¢s
Y lleg¨® Jos¨¦ Tom¨¢s... Lleg¨® Jos¨¦ Tom¨¢s se ech¨® la muleta a la izquierda y acab¨® con el cuadro.Quiere decirse que se termin¨® la presente historia. La hegemon¨ªa de los pegapases y sus derechazos pas¨® a mejor vida. De momento, pues el p¨²blico actual, ya se sabe. Pero la esencia y la hondura del toreo verdadero quedaron plasmados, para que se sepa c¨®mo es; para quien lo quiera mejorar ... si puede.
El toreo no ha muerto ... El toreo es tal cual lo realiz¨® Jos¨¦ Tom¨¢s. en el puro platillo del ruedo de Las Ventas. Apenas se hab¨ªa doblado con el toro sac¨¢ndolo a los medios, ya ten¨ªa la muleta en la izquierda, ya estaba toreando al natural. Primero fueron dos tandas en la modalidad del unipase; o sea, sin ligar. Mal asunto cuando los toreros renuncian a la ligaz¨®n de las suertes. Aplaud¨ªa el p¨²blico, s¨ª, mas eran los aplausos rutinarios que se han venido oyendo durante toda la feria.
Alcurruc¨¦n / Litri, Aparicio, Tom¨¢s
Toros de Alcurruc¨¦n, bien presentados, flojos, 2?,5? y 6? (devuelto), inv¨¢lidos; mansos y pastue?os. Sobrero de Carlos N¨²?ez, terciado, inv¨¢lido, aborregado.Litri: dos pinchazos y estocada ladeada (peque?a bronca); tres pinchazos, estocada -aviso- y descabello (bronca). Julio Aparicio: dos pinchazos, estocada ca¨ªda, rueda de peones -aviso- y descabello (palmas); media y cuatro descabellos (silencio). Jos¨¦ Tom¨¢s: estocada (dos orejas y clamorosa vuelta al ruedo); pinchazo y estocada (ovaci¨®n); sali¨® a hombros por la puerta grande. Plaza de Las Ventas, 27 de mayo. 21? corrida de abono. Lleno.
En las tandas siguientes, sin embargo, Jos¨¦ Tom¨¢s se cruz¨® con el toro, carg¨® la suerte, lig¨® los pases y, tal como lo hac¨ªa, iba provocando una conmoci¨®n que acab¨® en delirio. La fiesta emerg¨ªa de sus cenizas y, al manifestarse en plenitud, se obraba de nuevo en ella la magia de salirse del tiempo y de entrar en otra galaxia. Renac¨ªan sensaciones que parec¨ªan perdidas: cuando las suertes se ejecutan con hondura y se interpretan con sentimiento, el arte de torear adquiere caracteres de grandeza.Tres tandas ligadas y abrochadas a los pases de pecho desgran¨® Jos¨¦ Tom¨¢s, como quien borda. Cambi¨® la. espada y volvi¨® a ce?ir naturales, ahora desde la verticalidad, la quietud, la majeza y el temple. Y cobr¨® un estoconazo a ley volc¨¢ndose sobre el morrillo.
Ni una vez tom¨® la muleta con la derecha. En plena ¨¦poca del derechazo, la izquierda: he ah¨ªla lecci¨®n, el ejemplo y el s¨ªmbolo. Hubo de llegar Jos¨¦ Tom¨¢s para que alguien recordara c¨®mo se hace el toreo y pusiera en la cumbre el arte de torear. Litri abander¨® la ant¨ªtesis del toreo en dos versiones: la desastrada que desarroll¨® en el primer toro, la adocenada y ventajista que aplic¨® al cuarto, por cierto el mejor de una corrida que dio juego nobil¨ªsimo y pastue?o. Empalmar pases con la t¨¦cnica de la noria, descargar la suerte, meter el pico, embarcar desde la lejan¨ªa: vaya formas y vaya modos los de Litri.
Se notaba demasiado la diferencia; chirriaban estridentes esas mostrencas triqui?uelas propias de los pegapases, paradigma de la tauromaquia moderna, plana, grosera y aburrida. Hacerse presente con semejante bagaje de vulgaridades constitu¨ªa una ofensa a la fiesta verdadera, que s¨®lo unos minutos antes hab¨ªa conocido la gloria.
Tore¨® Julio Aparicio, no muy bien, aunque sin las inhibiciones de otras veces: vamos progresando. No se fajaba, dejaba cortos los pases y, no obstante, se le ve¨ªa animoso y, entre desplantes, aun tuvo ocasi¨®n de intercalar alg¨²n muletazo de irreprochable torer¨ªa.Esto ocurri¨® en el segundo toro pues al quinto, un inv¨¢lido absoluto, lastimoso e intolerable, torearlo resultaba imposible.
El sobrero que sali¨® sexto estaba inv¨¢lido tambi¨¦n y debi¨® ser devuelto al corral no s¨®lo por imperativo reglamentario sino porque hab¨ªa un torero en plaza; entraba en liza Jos¨¦ Tom¨¢s, brindarle la oportunidad de que volviera a interpretar con hondura el toreo era su derecho y era asimismo el deseo vehemente de un p¨²blico expectante y apasionado. La faena, en definitiva, hubo de reducirse a esbozos y un conjunto de trincherillas y ayudados que la dieron brillante r¨²brica.
El triunfo del torero era incuestionable pero en el clamor que le acompa?¨® cuando sal¨ªa a hombros por la puerta grande se celebraba algo m¨¢s: se celebraba la recuperaci¨®n del toreo eterno, el reencuentro feliz con la grandeza del arte de torear. Lleg¨® Jos¨¦ Tom¨¢s; y, desde entonces, tienen un antes y un despu¨¦s la feria y la fiesta.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.