Gabriel Jackson abomina del nacionalismo de Estado y de los perif¨¦ricos

El nacionalismo ha abierto y cerrado el siglo XX europeo: Sarajevo es su primera y ¨²ltima p¨¢gina. Y el nacionalismo no pod¨ªa quedar al margen como argumento en la presentaci¨®n, ayer, del libro del historiador norteamericano Gabriel Jackson Civilizaci¨®n y barbarie en la Europa del siglo XX (Planeta). Afincado en Barcelona desde 1983, Jackson se declara esc¨¦ptico respecto a todos los nacionalismos y no distingue entre los de Estado y los perif¨¦ricos en el caso de Espa?a: "Todos presentan los mismos problemas".

"Antes de la victoria del Partido Popular pensaba que podr¨ªan solucionarse los problemas nacionalistas, pero no ha sido as¨ª: hemos visto regatear a los nacionalistas vascos y catalanes de forma absolutamente igual", dijo el historiador norteamericano en el Aula Magna de la Universidad de Barcelona. "C¨®rcega, Breta?a, B¨¦lgica, Reino Unido... trato de distinguir entre el nacionalismo de Estado y el nacionalismo cultural; pero ah¨ª surge una gran pregunta: ?contribuye el nacionalismo a construir una Europa multicultural o simplemente hace reivindicaciones ego¨ªstas? Todo eso me hace esc¨¦ptico. El uso pol¨ªtico del nacionalismo es muy complicado", sentenci¨® Jackson, nacido en Nueva York, pero con una familia proveniente de otro de los grandes embrollos del nacionalismo: Kaliningrado o K?ningsberg, la ciudad de Kant, cuyo nombre ha variado seg¨²n su pertenencia a Rusia o Prusia Oriental.Y el nacionalismo calent¨® la presentaci¨®n Civilizaci¨®n y barbarie en la Europa del siglo XX. El historiador Juan Pablo Fusi sentenci¨® categ¨®rico que no ve¨ªa "ning¨²n elemento positivo" en el nacionalismo vasco que conoce de cerca. Fusi se apresur¨® a afirmar que ¨¦ste no es el caso del nacionalismo catal¨¢n, ante la mirada del alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, y del presidente de Iniciativa per Catalunya, Rafael Rib¨®. "A m¨ª no me interesan aquellos que se pasan todo el d¨ªa diciendo que son nacionalistas", subray¨® Maragall.

Para Rib¨® hay uno peor que otro. "El nacionalismo de Estado siempre es m¨¢s peligroso", subray¨®, y puso como ejemplo el fascismo y el nazismo. Aunque fue el que ocup¨® m¨¢s energ¨ªa de los presentadores, el pol¨¦mico nacionalismo no fue el ¨²nico eje del debate. El mismo Rib¨® se?al¨® que el libro de Jackson padece de eurocentrismo y al tiempo es " un homenaje de un progre americano a Europa, un progre que se manifest¨® contra la bomba at¨®mica en su momento".

Esa bomba at¨®mica es hija del prodigioso desarrollo intelectual del siglo XX, que, seg¨²n Juan Pablo Fusi, no consigui¨® llenar ese gran vac¨ªo moral de la secularizaci¨®n, de la desacralizaci¨®n de la vida social y pol¨ªtica. Manuel Ballb¨¦, catedr¨¢tico de Derecho Administrativo, se?al¨® en ese sentido que el reto de Europa ha sido pasar del dogmatismo de la religi¨®n ¨²nica a la tolerancia. De alguna manera, el sue?o multirreligioso de Europa se acab¨® cumpliendo en Am¨¦rica.

Todos los elementos que Jackson aporta en su obra constituyen un material de reflexi¨®n para el presente y el futuro, se encarg¨® de subrayar el historiador Pelai Pag¨¦s. Para Pag¨¦s, el autor de Rep¨²blica y Guerra Civil en Espa?a (1965) ha recorrido en su ¨²ltima obra la capacidad de matar que ha desarrollado el hombre en el siglo XX. "Nunca como en el siglo XX los ciudadanos hab¨ªan dado muestras de apoyo tan masivas a las guerras; la barbarie parece haberse apoderado por vez primera no s¨®lo de los gobernantes, sino tambi¨¦n de los pueblos", dijo Pag¨¦s. Ese culto a la violencia cost¨® la vida a pol¨ªticos como el socialista franc¨¦s Jean Jaur¨¦s.

El sombr¨ªo panorama que ha dado el siglo XX no rest¨® esperanza en el futuro. Jackson se declar¨® decididamente partidario de las entidades regionales en todo el mundo, tipo Uni¨®n Europea, que permitan a los pa¨ªses unas relaciones pol¨ªticas, econ¨®micas y social es a una escala mucho m¨¢s abordable. "?Ah! Tambi¨¦n s¨¦ disfrutar de las cosas de la vida", concluy¨® Jackson.