En lo alto del list¨®n

?ste es sin duda el mejor espect¨¢culo de los que han concebido el t¨¢ndem Berd?yes y Runde. Ellos son una pareja llena de complicidades y siguen ofertando un baile riguroso, pleno de riesgos y de una emotividad controlada. Diez y Diez es uno de los grupos m¨¢s en¨¦rgicamente creativos.Tanto monta monta tanto se abre con una rica atm¨®sfera del renacentismo temprano, con un primoroso concepto en el vestuario y la luz creando un juego sarc¨¢stico alrededor de la ambici¨®n por el poder. El espacio de la Cuarta Pared result¨® id¨®neo para esta ir¨®nica elegancia, ese ritual no exento de una sensualidad salmodeada por el espesor de unos imaginrios muros almenados.

Petrus es la acci¨®n paralela de dos parejas que se reparten el escenario en sentido neocl¨¢sico, es decir, trazando con la segmentaci¨®n planim¨¦trica una especie de volumen coral y sim¨¦trico que eleva el movimiento de lo simb¨®lico a lo solemne; Petrus es una pintura sobrecogedora y sombr¨ªa, de esos lazos donde no falta el tormento y la sal del dolor.

Jack y el ornitorrinco fue otro ritual m¨¢s duro por cercano, que nos descubre unas secretas miserias, unas heridas dentro de un tejido de constantes l¨ªricas llevadas con ¨¦xito a una lectura cor¨¦utica de saltos y de consonancia. El core¨®grafo tiene una clara voluntad de devolvernos la moneda, de golpeamos en el mismo punto, vulnerable donde para el artista se verifica ese milagro de aceptaci¨®n y ¨¦xtasis del que nace la obra art¨ªstica. Hay una m¨ªmica feroz en su angustia donde la sugerencia argumental se ofrece a trav¨¦s de un vuelo de ilusiones rotas capaz de conmover a las piedras.

Debe citarse la depuraci¨®n y madurez de Fernando Vera, la capacidad de ligar movimientos con suavidad de Tanguy Cochennec, el descubrimiento de tres nuevos valores: Gema D¨ªaz, Patricia Morales e Isabel V¨¢zquez.