El Tribunal Militar se basa en razones de "orden p¨²blico" para juzgar a puerta cerrada a Perote
El Tribunal Militar Central cerr¨® ayer a cal y canto la sala donde comenz¨® el juicio contra el ex jefe de la Agrupaci¨®n Operativa del Cesid Juan Alberto Perote, acusado de un delito de revelaci¨®n de secretos por el que el fiscal pide 10 a?os de c¨¢rcel. Por tres votos, contra dos, el tribunal decidi¨® impedir el acceso de la prensa y del p¨²blico a la vista oral, bas¨¢ndose en razones de "orden p¨²blico" relacionadas con el "car¨¢cter sensible" del servicio secreto y la "protecci¨®n de los testigos".
Curiosamente, fueron los tres vocales jur¨ªdicos del tribunal -el presidente, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez-Villasante, y los generales togados Diego Ramos y Jos¨¦ Luis L¨¢zaro- quienes se pronunciaron por celebrar el juicio a puerta cerrada, mientras que los dos: vocales militares -los generales Luis Carvajal y Blas Oliver- votaron en favor de que tuviera car¨¢cter p¨²blico.El tribunal se ampar¨® en el art¨ªculo 295 de la Ley Procesal Militar, que permite decretar el secreto de la vista "cuando as¨ª lo exijan razones de moralidad o de orden p¨²blico". Para ello, hizo una interpretaci¨®n extensiva del concepto de "orden p¨²blico", ya que: el presidente del tribunal, en la explicaci¨®n verbal de la resoluci¨®n, que se incorpor¨® al acta del juicio, se remiti¨® al "car¨¢cter sensible" de la informaci¨®n manejada por el servicio secreto y a la necesidad de "proteger a los testigos", en su mayor¨ªa agentes o ex agentes del Cesid.
En realidad, la decisi¨®n era previsible, desde el momento en que el tribunal hab¨ªa decidido celebrar el juicio en su propia sede, cuya sala de vistas apenas puede albergar a una treintena de personas, renunciando a trasladarlo a otro lugar de mayor capacidad. El propio ministro de Defensa, Eduardo Serra, se desmarc¨® el viernes de esta medida mostr¨¢ndose partidario de una pol¨ªtica de "puertas abiertas", aunque tambi¨¦n respetuoso con la decisi¨®n que adoptase el tribunal.
Protesta de los periodistas
A media ma?ana, el centenar de periodistas congregados desde primera hora ante la sede del tribunal fueron informados por un funcionario de que no se les permitir¨ªa el acceso a la vista oral. Poco despu¨¦s presentaron en el registro un escrito dirigido al presidente del tribunal en el que ped¨ªan a ¨¦ste que reconsidere su decisi¨®n o que, "al menos, limite su alcance a aquellas fases del juicio en que la medida resulte absolutamente imprescindible".Los periodistas advirtieron tambi¨¦n en su escrito que la medida "supone una restricci¨®n del derecho [a la libertad de informaci¨®n] que garantiza el art¨ªculo 20 de la Constituci¨®n", abona 11 el riesgo de que la informaci¨®n que transcienda del desarrollo del juicio sea parcial" y "puede alimentar la desconfianza de los ciudadanos hacia el funcionamiento de las instituciones, en este caso la Justicia militar".
En medio de este hermetismo, las primeras y fragmentarias noticias sobre el desarrollo de la sesi¨®n procedieron del abogado defensor de Perote, Jes¨²s Santaella, quien se comunic¨® a trav¨¦s de un tel¨¦fono m¨®vil con dos hermanos de su cliente, los tambi¨¦n coroneles en la reserva Jos¨¦ Antonio y Francisco Javier, que aguardaban en la calle.
La sesi¨®n de la ma?ana, que se prolong¨® durante cinco horas, se dedic¨® en su mayor parte a la resoluci¨®n de las cuestiones previas; entre ellas, la petici¨®n de Santaella de que se suspendiera el juicio hasta que se resuelva su recurso ante el Tribunal Supremo, que fue desestimada.
Santaella argument¨® que si la Sala Tercera anula, como es su pretensi¨®n, el acuerdo del Consejo de Ministros de noviembre de 1986 que declar¨® secretas la estructura, organizaci¨®n y fuentes informativas del Cesid, debido a que no se public¨® en el BOE, quedar¨ªa sin base legal la acusaci¨®n contra su cliente.
El tribunal tambi¨¦n rechaz¨® la pretensi¨®n de Santaella de que asistiera como observador a la vista un representante del Colegio de Abogados, con el argumento de el sumario incluye un informe de car¨¢cter secreto remitido por el Cesid en septiembre de 1995, que trata sobre el contenido de las microfichas.
El juicio propiamente dicho se inici¨® poco antes del mediod¨ªa con el interrogatorio de Perote por parte del fiscal togado militar Jos¨¦ Carrillo Colmenero. El coronel insisti¨® en su versi¨®n de que se llev¨® "inadvertidamente" los papeles del Cesid, pero aport¨®, seg¨²n su abogado, "alguna novedad muy importante" que ¨¦ste no quiso revelar.
Perote lleg¨® a las 9,15 de la ma?ana a la sede del tribunal, ataviado con uniforme de coronel de infanter¨ªa y sin el mostacho que luc¨ªa cuando sali¨® en libertad provisional de la prisi¨®n militar de Alcal¨¢ de Henares (Madrid) el pasado 19 de marzo.
Tambi¨¦n acudieron antes de iniciarse la vista la mayor¨ªa de los 29 testigos, entre ellos los ex directores del Cesid, Emilio Alonso Manglano, que lleg¨® caminando y de paisano, y F¨¦lix Miranda, de uniforme y en coche oficial; as¨ª como el actual responsable del servicio secreto, Javier Calder¨®n, en veh¨ªculo oficial, pero de civil.
Todos ellos, sin embargo, deber¨¢n regresar en pr¨®ximas jornadas, ya que el interrogatorio de Perote consumi¨® toda la sesi¨®n de la tarde. Al final de la misma, Santaella se sum¨® a las protestas de los periodistas y expres¨® "la profunda verg¨¹enza que como letrado siento ante lo que considero una grav¨ªsima violaci¨®n por parte de la jurisdicci¨®n militar de una garant¨ªa constitucional b¨¢sica como es el derecho a un juicio p¨²blico".
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