Aznar sale reforzado

SI LA partidia se hubiera jugado ¨²nicamente entre Aznar y Gonz¨¢lez, es probable que el segundo -mejor orador y con mayor agudeza argumental- hubiera ganado el debate de estos d¨ªas sobre el estado de la naci¨®n. Pero la confrontaci¨®n entre ambos tuvo lugar en el marco de una partida m¨²ltiple, y en ella Aznar dispuso de ir¨¢s bazas, y supo jugarlas. El resultado fue que consigui¨® transmitir la idea de un reforzamiento de su alianza con los nacionalistas -lo que se identifica con estabilidad pol¨ªtica- y a la vez la imagen de una menor tensi¨®n con los socialistas -augurio de menor crispaci¨®n- Hay matices, pero ¨¦sa es la impresi¨®n que queda del conjunto del debate. La encuesta que hoy publica EL PA?S confirma esa impresi¨®n.Aznar no es Castelar, pero tiene la ventaja de saberlo. Para convencer necesita jugar sus cartas hasta el final. Contaba con la situaci¨®n econ¨®mica a favor, pero los s¨ªntomas de crispaci¨®n pol¨ªtica pesaban en contra. Y no ignoraba -sobre todo no lo olvida su principal aliado, Pujol- que una situaci¨®n pol¨ªtica inestable acaba afectando a la econom¨ªa, como se ha comprobado reiteradamente, -aqu¨ª y en otros pa¨ªses. Hace menos de un mes, Pujol lanzaba a Aznar una seria advertencia sobre el, car¨¢cter condicional (y perecedero) de su apoyo. Para justificar su ayuda, el socio catal¨¢n necesita presentar contrapartidas espec¨ªficas para su comunidad; especiaImente, si hay elementos de la pol¨ªtica general de dif¨ªcil defensa ante el electorado moderado que le vota. Los reproches de Pujol hac¨ªan referencia a cuestiones como la batalla digital, que afecta a TV-3, la actitud bronquista del portavoz del Gobierno y la acusaci¨®n contra La Caixa en relaci¨®n a la supuesta amnist¨ªa fiscal.

Algunas de esas quejas fueron reiteradas por Molins en el pleno: "No se pueden poner trabas al libre fluir del mercado por defender determinados intereses como ocurre en la televisi¨®n digital". Pero las contrapartidas llegaron justo a tiempo. Por una parte, el traspaso de las competencias del Inem y tr¨¢fico. Por otra, parece ser que exist¨ªa, aunque no se conozca su contenido exacto, un compromiso sobre la financiaci¨®n adicional de la sanidad. Se trata de un asunto de gran trascendencia que debi¨® haber sido objeto de discusi¨®n en el debate, de acuerdo con las invocaciones de Aznar a la transparencia de los acuerdos con los nacionalistas. Rato explic¨® ayer que el compromiso no estaba "totalmente cerrado" y que el martes se presentar¨ªa un proyecto ante la subcomisi¨®n de sanidad del Congreso.

Seguramente el pacto CiU-PP no es tan fr¨¢gil como parec¨ªa hace un mes ni tan s¨®lido como se dio a entender en el debate. Ayer mismo, en el Senado, CiU vot¨® en contra de la ley del f¨²tbol del Gobierno. Pero ni una ni otra formaci¨®n pol¨ªtica tienen alternativa inmediata: ambas han ido demasiado lejos -por ejemplo, en materia de financiaci¨®n auton¨®mica- como para plantearse una pol¨ªtica de alianzas diferente.

De la intervenci¨®n de Anasagasti se deduce que tambi¨¦n el PNV est¨¢ muy satisfecho con el pacto. Su ¨²nica divergencia se refiere a la pol¨ªtica penitenciaria del Gobierno, aspecto tambi¨¦n resaltado ayer por la portavoz de Eusko Alkartasuna. Las razones a favor del acercamiento de los presos est¨¢n claras, pero lo que no se entiende es el reproche a Mayor Oreja de mezclar el fin de la dispersi¨®n con el secuestro de Ortega Lara: son los nacionalistas quienes reiteradamente han relacionado ambas cosas, acusando al Gobierno de no hacer nada para salvar al secuestrado por negarse a aplicar el plan de acercamiento del Parlamento Vasco; plan, por otra parte, expresamente rechazado por ETA y HB.

En respuesta impl¨ªcita a Gonz¨¢lez, el portavoz del PNV rechaz¨® que exista un peligro para las libertades, argumentando que su partido ya lo habr¨ªa detectado porque "no somos sospechosos de connivencia con el abuso". Anguita critic¨® decenas de cosas que a su juicio van mal, pero lo hizo de tal manera que su discurso produjo la impresi¨®n de ir dirigido contra enemigos abstractos m¨¢s que contra un Gobierno concreto. El propio Aznar le respondi¨® que sus propuestas estaban "f¨²era del tiempo". El resultado fue que, entre la actitud complaciente de los nacionalistas y la cr¨ªtica estratosf¨¦rica de Anguita, las advertencias de Gonz¨¢lez sobre la ruptura de las reglas de juego democr¨¢tico y abuso de poder por parte de Aznar no encontraron sitio en el resto de la oposici¨®n. El presidente pudo as¨ª presentar a su rival como un cr¨ªtico aislado. Es este conjunto de circunstancias el que permite afirmar que Aznar sali¨® fortalecido del debate. Pero no es superflua la sensata advertencia del canario Jos¨¦ Carlos Mauricio: si quiere mantener sus apoyos, deber¨¢ renunciar a convertirse en basti¨®n de la derecha y gobernar desde el centro. Lo que implica abandonar sus frecuentes comportamientos sectarios, denunciados por el anterior presidente.