"Me preocupa que la 'justicia espect¨¢culo' pueda hacer mella en el Tribunal Supremo"
"El derecho de defensa es sagrado". Ese principio, que Jos¨¦ Barrionuevo invoca, sirve para entender gran parte de sus movimientos. Uno de ellos ha sido escribir un libro, 2.001 d¨ªas en Interior, en el que apoyarse para afirmar que "en esto de los GAL hay una gran hipocres¨ªa".Pregunta. Hace un a?o, dijo que prevalec¨ªa en usted el sentimiento de lucha sobre el de huida. ?Escribir este libro ha sido tambi¨¦n una forma de sujetarse a s¨ª mismo?
Respuesta. En parte, s¨ª. Al principio, el plasmar por escrito las circunstancias, tan dif¨ªciles, que vivimos y tambi¨¦n mis reflexiones al hilo de los hechos me sirvi¨® de desahogo...
P. ?De terapia?
R. Tambi¨¦n. Luego, el libro se ha ido convirtiendo en la reivindicaci¨®n de una gesti¨®n limpia y honesta.
P. Usted recuerda en el libro que en 1982 dijo en el Parlamento, en respuesta a Bandr¨¦s: "No ser¨ªa un mal cambio que dejen de morir polic¨ªas aunque muera alg¨²n terrorista".
R. Es verdad. Y fue una contestaci¨®n que, para sorpresa de mis compa?eros, levant¨® aplausos generalizados en los bancos de Alianza Popular. Entre aquellos aplaudidores hab¨ªa dirigentes actuales del PP.
P. ?Quiere decir que estaba entre ellos Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar?
R. Entre ellos estaba el actual presidente del Gobierno.
P. En alguna ocasi¨®n ha dicho que "nadie tiene inter¨¦s en aclarar el GAL ni en llegar al fondo y descubrir la verdad". ?Lo dice porque usted s¨ª, o porque otros tampoco?
R. Decir "nadie" es un exceso. Lo que quiero decir es que si de verdad se tuviera amor a la verdad se realizar¨ªa una investigaci¨®n no s¨®lo cuando las acusaciones van en una direcci¨®n sino cuando, dichas por las mismas personas, van en otra.
P. ?Se refiere a las declaraciones de Amedo y Dom¨ªnguez sobre el comportamiento del juez Garz¨®n y del director de El Mundo?
R. Por ejemplo. Hay otras. Que no se investigue por parte de la justicia los datos aportados por esas y por otras personas prueba que lo que gu¨ªa todo este descomunal montaje judicial y medi¨¢tico no es el amor a la verdad, o la b¨²squeda de la verdad, sino el destruir a ciertas personas y da?ar al PSOE.
P. ?Su libro est¨¢ escrito con amor a la verdad, o con necesidad de contar su verdad?
R. Las dos cosas son compatibles. Los hechos que relato son verdad, y las reflexiones que les acompa?an son reflexiones m¨ªas. En las controversias pol¨ªticas y sociales no hay una ¨²nica verdad, irrebatible, sino que hay verdades complementarias.
P. Usted ha solido decir que los GAL no responden a una organizaci¨®n ni a una direcci¨®n ¨²nica. ?Puede explicarlo?
R. S¨ª. Yo creo que se trata de atentados, de acciones, que tienen una coincidencia en el tiempo pero que no responden a una ¨²nica organizaci¨®n, estructurada, con un designio claro. No hay una coordinaci¨®n o una direcci¨®n.
P. En su libro deja constancia del deseo que ten¨ªa de acabar con "la chuler¨ªa" e impunidad con que se mov¨ªan los etarras en el sur de Francia.
R. Es evidente que se produjeron acciones contraterroristas en Francia, como hab¨ªa ocurrido bajo el franquismo y bajo anteriores Gobiernos de la democracia, sin que esas acciones estuvieran dirigidas desde la Administraci¨®n del Estado. En tres ocasiones, la justicia ha establecido que no hab¨ªa vinculaci¨®n entre los autores de ese tipo de delitos y las autoridades espa?olas.
P. ?Es verdad que en 1984 el PNV se ofreci¨® a influir para frenar la extradiciones de etarras a cambio de que ETA dejase de cobrar el impuesto revolucionario a sus militantes?
R. ?sa es la informaci¨®n que nos lleg¨® a nosotros desde B¨¦lgica. Literalmente as¨ª.
P. Usted reproduce en el libro comentarios de medios de comunicaci¨®n en 1984 que establec¨ªan cierta relaci¨®n entre la incomodidad que cre¨® a Francia las acciones de los GAL y la decisi¨®n francesa de expulsar etarras de su territorio. ?Lo reproduce. porque coincide con esa apreciaci¨®n?
R. Lo reproduzco porque trato de establecer con honradez cu¨¢l era el ambiente, cu¨¢les eran entonces las opiniones. En esto de los GAL hay una gran hipocres¨ªa. Se est¨¢ queriendo establecer una responsabilidad que nadie o casi nadie planteaba cuando estaban ocurriendo aquellas acciones. La guerra sucia no empez¨® con nosotros y termin¨® cuando gobern¨¢bamos nosotros.
P. Usted ha ironizado que "la justicia espect¨¢culo es a la justicia lo que la m¨²sica militar es a la m¨²sica". ?Esa iron¨ªa se mantiene en pie cuando el ¨®rgano que hace las imputaciones contra usted es el Tribunal Supremo?
R. S¨ª. Las acusaciones a las que tengo que hacer frente son falsas e injustas. Sin embargo, hasta el momento no ha existido el valor c¨ªvico o el sentimiento de, justicia suficiente como para declararlo as¨ª: los que han tenido que tomar decisiones, hasta este momento han cedido a una presi¨®n ambiental. A m¨ª me preocupa que la justicia espect¨¢culo pueda hacer mella en el Tribunal Supremo.
P. ?Qu¨¦ conclusi¨®n saca de que no haya sido aceptada ninguna de las acciones de queja que ha promovido contra la forma en que ha sido imputado?
R. Una conclusi¨®n de sorpresa, de perplejidad y de un cierto esc¨¢ndalo. Porque las palabras de Amedo y Dom¨ªnguez tuvieron virtualidad, sin que mediara ninguna prueba, para llevar a prisi¨®n a personas tan intachables como Rafael Vera. Y, sin embargo, cuando esas personas han acusado de graves delitos a un juez no ha sido suficiente para investigar por v¨ªa judicial. El que se tenga una vara de medir distinta cuando las imputaciones afectan a un juez me parece un grave problema para la justicia.
P. ?No cree que resulta excesivo identificar, como usted ha hecho, el esclarecimiento de la guerra sucia y el facilitar un bal¨®n de ox¨ªgeno a los terroristas?
R. Me remito a los hechos. Aquellas acciones contraterroristas merecen la oposici¨®n de quienes defendemos el ordenamiento jur¨ªdico, pero en su momento no favorecieron al terrorismo sino que le generaron algunos problemas. Lo que s¨ª es favorable para el terrorismo es la manipulaci¨®n que se ha realizado de esos hechos doce a?os despu¨¦s.
P. ?Por qu¨¦ Mario Conde le eligi¨® precisamente a usted como buz¨®n del chantaje que quer¨ªa hacer llegar a Felipe Gonz¨¢lez? ?Cree que confiaba en que al se?alarle a usted, Gonz¨¢lez se sentir¨ªa tocado?
R. No creo que eso fuera exactamente as¨ª. El se?uelo de Santaella fue que pod¨ªamos tener intereses comunes como abogados, ya que yo estaba ayudando a algunos ex altos cargos de Interior, como Juli¨¢n Sancrist¨®bal. Santaella me llamaba insistentemente por tel¨¦fono. Es verdad que ellos pudieron tener la idea de que yo era la v¨ªa para acudir a Felipe Gonz¨¢lez. Pero yo no facilit¨¦ que tuvieran certezas. Por eso usaron otras v¨ªas.
P. ?Usted fue uno de los que le escucharon a Conde o a su emisario que "ten¨ªan" con ellos a algunos jueces y fiscales?
R. As¨ª, tan contundente, no. Podr¨ªa entenderse por alguna expresi¨®n o alguna manifestaci¨®n.
P. Felipe Gonz¨¢lez ha escrito en el pr¨®logo de su libro que est¨¢ dispuesto a sentarse en el banquillo, junto a usted y a Vera, "en servicio a la amistad y a la justicia". ?Es un compromiso con el que se ha encontrado ahora o que le hab¨ªa adelantado Gonz¨¢lez hace tiempo?
R. No tengo ni he tenido queja del comportamiento de Felipe Gonz¨¢lez hacia m¨ª. El contenido del pr¨®logo que ha escrito a mi libro entra?a un compromiso. Es evidente.
P. Despu¨¦s de ese compromiso, ?su mujer se ha quedado m¨¢s tranquila respecto a que Felipe Gonz¨¢lez ha dejado de mantenerse en este asunto como si no fuera con ¨¦l?
R. Mi mujer piensa que los seres queridos siempre se merecen m¨¢s. En ese sentido ha sido cr¨ªtica con mis amistades, con mis compa?eros y hasta ha podido serlo con Felipe Gonz¨¢lez. Pero, obviamente, el pr¨®logo que Felipe ha escrito nos ha gustado a toda la familia, y se lo agradecemos.
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