Atxaga rechaza que lo encasillen como escritor "vasco y rural"
No le gustan a Bernardo Atxaga las etiquetas ni las visiones simplistas de la realidad. Lanzado a la fama y al ¨¦xito a partir de Obabakoak (Ediciones B) -que ha sido traducido a 20 idiomas-, premio Nacional de Narrativa en 1989, el autor ha tratado desde entonces de mantener su libertad literaria por el placer de crear cosas distintas y para evitar que lo encasillen como "escritor vasco y rural". "Estos esquemas de rural y urbano", comenta Atxaga, "describen poco y son reduccionistas. Aquellos que asumen esta divisi¨®n suelen estar cerca del naturalismo, que me parece una forma pobre de literatura".Mucho antes de triunfar con su emblem¨¢tica obra, Atxaga (Guip¨²zcoa, 1951) ya hab¨ªa decidido ser escritor y dejar el banco donde trabajaba como economista. Ligado desde finales de los sesenta a los movimientos de vanguardia en Euskadi, comenz¨® a escribir en esa ¨¦poca cuentos y literatura infantil en euskera, al tiempo que participaba en recitales o en proyectos culturales. Junto al acordeonista Javier Muguruza y al actor Jos¨¦ Mar¨ªa Goikoetxea, el escritor ofreci¨® ayer un original recital literario en Madrid que incluy¨® un tipo de lecciones sobre temas tan sugestivos como Groenlandia o el avestruz. Era la primera vez que Atxaga y su grupo representaban este recital en castellano, dentro de un ciclo organizado por la Residencia de Estudiantes.
Tiempo lento, tiempo r¨¢pido
A la vez que se divierte con estas escenificaciones, Atxaga acaba de publicar en Ediciones B un libro titulado Historias de Obaba, que engloba relatos publicados de modo disperso, en los ¨²ltimos a?os. Pero esta edici¨®n no significa un regreso al mundo de bosques y magia de Obabakoak, sino que, por el contrario, el escritor conflesa que ya ha dicho todo lo que ten¨ªa que decir sobre estas historias que califica de "tiempo lento". Bernardo Atxaga, cuyo verdadero nombre es Joseba Irazu, defiende una sugestiva teor¨ªa sobre las narraciones y la vida. M¨¢s que esa contraposici¨®n de rural y urbano, mantiene una divisi¨®n entre bosque, entendido como lugar de marginaci¨®n y aislamiento, y cultura, como aquello que est¨¢ cerca del poder.Pero m¨¢s all¨¢ descubri¨® las historias del camino, que van "desde Pulgarcito y los trovadores hasta Carmina Burana o las pel¨ªculas de carretera". En esa ¨®rbita est¨¢ escrita su ¨²ltima novela, Esos cielos, donde cuenta el viaje en autob¨²s entre Barcelona y Bilbao de una etarra arrepentida que acaba de ser puesta en libertad.
Seg¨²n la tesis de Atxaga, existen lugares de tiempo lento y de tiempo r¨¢pido. Ahora le interesan m¨¢s los segundos como materia prima de su literatura, pese a vivir desde hace unos, a?os en una peque?a aldea de Alava sin ver televisi¨®n y con la cadencia de disfrutar del presente. "La vida s¨®lo sucede en el presente", explica, "vivir en el pasado, escribir sobre tu infancia se puede hacer, pero s¨®lo una vez".
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