La guerra del canciller Kohl con los pa¨ªses peque?os de la UE hizo fracasar la cumbre de Amsterdam
El canciller Helmut Kohl no fue en Amsterdam. el motor de la construcci¨®n europea. Relegado por sus problemas internos a jefe de Gobierno de Alemania, su obstinaci¨®n en mantener el derecho de veto le llev¨® a un duro enfrentamiento con los pa¨ªses peque?os. Su neutralismo en las discusiones sobre la reforma del voto dieron alas a ¨¦stos, encabezados por el primer ministro belga, Jean-Luc Dehaene, y llevaron la cumbre al definitivo fracaso. Habr¨¢ Tratado de Amsterdam. Pero la nueva constituci¨®n europea naci¨® muy disminuida. A las tres de la madrugada de ayer, el Consejo Europeo acab¨®, tras dos las de discusiones frustrantes, con la decisi¨®n de aplazar a mejores tiempos la reforma del voto. Era uno de los temas capitales y una de las claves para la ampliaci¨®n de la Uni¨®n Europea a las nuevas democracias del Este.
Los Quince aplazaron esa reforma hasta que se produzca el ingreso de un nuevo socio. Alcanzado ese pacto, los pa¨ªses perder¨¢n uno de sus comisarios. Espa?a arranc¨® de madrugada el compromiso de que "se encontrar¨¢ una soluci¨®n a su caso especial". Una referencia a su demanda de equipararse en votos a los cuatro pa¨ªses grandes porque en las negociaciones de adhesi¨®n renunci¨® a ello para tener dos comisarios. Y uno lo perder¨¢.No s¨®lo no hubo reforma del voto ni de la Comisi¨®n Europea. Los avances fueron muy modestos en pol¨ªtica exterior y, sobre todo, en la extensi¨®n del voto por mayor¨ªa cualificada en la puesta en pr¨¢ctica del nuevo mecanismo de flexibilidad.
El canciller Helmut Kohl ha centrado buena parte de las explicaciones por 1,a escasa ambici¨®n europe¨ªsta de la reforma. No tuvo esta vez el apoyo de viejos compa?eros de viaje, como Jacques Delors, Fran?ois Mitterrand o Felipe Gonz¨¢lez. Y el entendimiento con la nueva hornada de l¨ªderes, menos europe¨ªstas, puede ser lento. Kohl, acuciado por problemas internos y con la vista puesta en las elecciones generales de dentro de un a?o, actu¨® como lo hacen todos casi siempre: en clave nacional. Y cuando Alemania no tira de la m¨¢quina, el europe¨ªsmo se frena.
"Alemania estaba muy preocupada por los l?nder y no tengo que decirles qu¨¦ significa eso en t¨¦rminos pol¨ªticos y de partido", explic¨® el belga Dehaene. La obsesi¨®n por no contrariar a los gobiernos regionales, claves en unas elecciones, llev¨® a Kohl a imponer el rodillo de la unanimidad en todos los temas que les afectaban. En inmigraci¨®n, en cultura, en industria... Logr¨® incluir una menci¨®n a la protecci¨®n de la banca p¨²blica para ayudar a las cajas de ahorro -muy implantadas en los l?nder- con el ¨²nico argumento de que "es un tema que afecta especialmente a Alemania".
El canciller se obsesion¨® con acabar la reforma de: Maastrihit a¨²n a costa de reducir su alcance al m¨ªnimo. El final de la Conferencia Intergubernamental es el ¨²nico obst¨¢culo real para lanzar las negociaciones de ampliaci¨®n al Este, otra de sus obsesiones. "Las negociaciones de adhesi¨®n pueden ya empezar en enero", record¨® al t¨¦rmino del Consejo Europeo. Obvi¨® que el fracaso de Amsterdam obligar¨¢ a poner sobre la mesa otra vez las discusiones sobre la reforma del voto para dar v¨ªa libre a los pa¨ªses del Este, aunque ¨¦l cit¨® ya su lista de favoritos: la Rep¨²blica Checa, Polonia y Hungr¨ªa.
Tambi¨¦n. el brit¨¢nico Tony Blair coincidi¨® en que nada impide la ampliaci¨®n. "Los principios han quedado insertos con fuerza en lo que hemos hecho aqu¨ª. Para ampliar no hace falta reabrirlo todo ni convocar una nueva Conferencia Intergubernamental" (CIG). Para la primera oleada no, pero s¨ª para la segunda: el acuerdo incluye convocar una nueva CIG, un a?o antes de que la Uni¨®n vaya a tener su socio n¨²mero 21.
Sin optimisno en la Comisi¨®n
Menos optimista se mostr¨® en esto la Comisi¨®n Europea. En la reuni¨®n colegial de ayer, el presidente Jacques Santer intent¨® dibujar un panorama despejado. Pero el comisario Marcelino Oreja record¨® a sus colegas que Santer fue el ¨²nico que mencion¨® en alg¨²n momento de la cumbre el problema de la ampliaci¨®n.El presidente del Consejo, el holand¨¦s Wim. Kok, admiti¨® que el resultado de Amsterdam es "un mal signo para la ampliaci¨®n, aunque las decisiones sobre instituciones no van a afectar a la primera oleada". Kok, responsable de los trabajos de la Conferencia en los ¨²ltimos seis meses, intent¨® justificar el fracaso en la reforma del voto. "S¨®lo lo hemos discutido en profundidad en las ¨²ltimas tres semanas y media", explic¨®, olvidando que la Conferencia ha durado 15 meses.
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