Zapatero, a tus zapatos

A partir de ahora, mi ciudad se llama oficialmente Ourense. Esto es as¨ª porque as¨ª lo ha decidido el Congreso de los Diputados, ratificando una propuesta del Parlamento gallego.Los romanos le dieron un nombre: Auriense. La evoluci¨®n fon¨¦tica dio lugar a Ourense, en gallego, y a Orense, en espa?ol. ?Por qu¨¦ no ahorrar tan ta demagogia ociosa y conceder car¨¢cter oficial, a ambos top¨® nimos?

Resulta indignante, adem¨¢s de rid¨ªculo, que los representantes del pueblo, por el mero hecho de serlo, jueguen a ser ling¨¹istas o historiadores, al aventurarse a debatir cuestiones como el nombre de algunas localidades. o la autonom¨ªa del valenciano respecto al catal¨¢n.

Caminamos hacia unos Estados Unidos de Espa?a, y no por la voluntad de los espa?oles, sino por la cobard¨ªa de algunos pol¨ªticos cuya ¨²nica inquietud es perpetuar sus partidos, esas estructuras oxidadas que, incapaces de producir ideas, se escudan en la vacuidad de las ideolog¨ªas.

La cultura, la historia y la lengua de un pueblo deben estar por encima de rivalidades absurdas entre pol¨ªticos que, en lugar de buscar soluciones a los problemas que nos preocupan a todos, como el paro, la educaci¨®n o la sanidad, se afanan en inventar pol¨¦micas con el ¨²nico fin de ganar popularidad.

Luchemos porque la verdad se imponga sobre la manipulaci¨®n, o aceptemos que Orwell no estaba tan desencaminado con su 1984.-