Un ¨ªdolo de excepci¨®n
Recordamos a Camar¨®n. En primer lugar por su arte de excepci¨®n, que hizo de ¨¦l una de las personalidades m¨¢s representativas del siglo en el flamenco. Tambi¨¦n por la dimensi¨®n social de lo que represent¨®, que le convirti¨® en un fen¨®meno sin precedentes ni consecuentes por ahora, pues nunca vimos nada que se pareciera a aquel movimiento de gente que se generaba en torno a los conciertos del gitanito de la Isla. Y tambi¨¦n porque su sitio sigue vacante, pues muchas veces se nos present¨® a j¨®venes cantaoras y cantaores como "los nuevos camarones", pero a la hora de la verdad ninguno demostr¨® llegar art¨ªsticamente -el ¨¦xito es otra cosa, que tiene s¨®lo relativamente que ver con el arte- ni al tobillo del genial Jos¨¦ Monje Cruz.Seguimos, pues, con la nostalgia de Camar¨®n. Me dec¨ªa su paisano el tambi¨¦n cantaor Chato de la Isla que Camar¨®n hab¨ªa sido un caso aparte, "que fue una cosa ah¨ª fuera de serie, una cosa que de mil a?os nace uno, no de cien, sino de mil a?os, y ese uno fue Camar¨®n". Es el sino de los artistas diferentes, los que no pueden ser medidos seg¨²n el canon habitual.
Yo creo que hoy, ausente Camar¨®n, se sigue cantando muy bien, y que hay unos cuantos maestros en plenitud que cantan como pueden haber cantado los mejores de la historia. Pero nos queda la nostalgia de un Camar¨®n cuyo eco doliente y desgarrado no ha encontrado a nadie capaz de hacerlo suyo de manera convincente, aunque s¨®lo fuera para damos la ilusi¨®n de que aquella forma de cantar no hab¨ªa desaparecido con ¨¦l. No desapareci¨®, por supuesto, porque la tenemos grabada en el disco y en el v¨ªdeo, pero nunca tendr¨¢ la emoci¨®n de lo que est¨¢ vivo y tiene el p¨¢lpito del momento irrepetible.
?Ser¨¢ verdad que un Camar¨®n s¨®lo nace cada mil a?os? No lo s¨¦. Ciertamente, a los cinco de su muerte nadie parece capaz de tomar con suficiencia la antorcha de ese relevo, y quienes lo intentaron no llegaron m¨¢s que a ser un p¨¢lido reflejo del cantaor que hoy es mito y leyenda precisamente por lo inasequible de un arte que no puede tener imitadores. En el nombre de Camar¨®n se han cometido desmanes, manipulaciones interesadas, intentos de sustituci¨®n. La excepcionalidad del ¨ªdolo hizo imposible que algo de eso prosperara.
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